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ENCONTRARON A UN ANDINISTA PERDIDO HACE 11 DIAS
Cuando ya nadie lo esperaba

Guillermo Peralta, de 21 años, apareció en una grieta del Cerro Blanco de las Cuevas. Estaba herido y hambriento.

Helicópteros y brigadistas lo buscaron por 11 días sin éxito.
Aunque lo encontraron, anoche
aún no lo habían podido rescatar.

Cuando ya nadie creía en un milagro, el milagro se produjo. Cansado, con hambre y con varias fracturas, ayer por la tarde fue encontrado con vida Guillermo Peralta, el andinista de 21 años que había desaparecido el 31 de marzo pasado en la precordillera sanjuanina. Con las esperanzas casi agotadas, los socorristas habían decidido declararlo desaparecido si al final del día no tenían noticias de él. Entonces apareció, en el fondo de una grieta del Cerro Blanco de las Cuevas, a 4500 metros sobre el nivel del mar. Al cierre de esta edición, las patrullas formadas por miembros de gendarmería y bomberos, y coordinadas por el Club Andino Mercedario, del que formaba parte el joven, estudiaban la mejor forma de sacarlo de la grieta y llevarlo hasta el puesto más cercano, a 20 kilómetros, donde lo esperan su padre y sus dos hermanas. Desde allí será trasladado a la ciudad de San Juan, donde podrá recibir atención médica.
“No teníamos fe de encontrarlo con vida”, reconoció el comandante mayor Roberto Villalba, de Gendarmería Nacional, quien coordinó a los gendarmes que participaron de las tareas de rastrillaje. “A eso de las 17 nos avisaron por radio que unos mineros, que estaban colaborando con nosotros en el rastreo a pie, habían escuchado unos gritos en el fondo de un cañadón”, explicó a Página/12. La búsqueda había empezado once días atrás, cuando Sebastián, un amigo de Guillermo que lo había acompañado en el ascenso por el cerro, denunció la desaparición.
Los dos chicos, estudiantes de geología de la Universidad Nacional de San Juan, acababan de hacer cumbre en el cerro Santa Rosa, y se preparaban para escalar el Blanco de las Cuevas. Guillermo calculaba que llegar hasta la cima le llevaría apenas una hora y media, aunque algunos escaladores de la patrulla de rescate indicaron que el trayecto demanda por lo menos seis horas. Sebastián estaba cansado, y decidió quedarse en Santa Rosa. “Vos esperame acá con las cosas, que yo en dos horas vuelvo”, le dijo Guillermo a su compañero. Cuando empezó a oscurecer y a hacer frío, Sebastián decidió bajar para pedir ayuda.
Con el correr de los días, el clima se hizo más frío en el lugar donde se encontraba atrapado Guillermo, conocido como la Quebrada de los Chacales. Según explicaron algunos miembros de las patrullas, hubo fuertes temporales y se acumuló nieve en algunas zonas, lo que provocó un descenso de la temperatura muy marcado. El joven no contaba con comida ni ropa adecuada, y todo el equipo de campaña lo había dejado con Sebastián; por eso los socorristas no tenían esperanzas de encontrarlo con vida.
Miguel Calderón, de la Federación Universitaria, no sale de su asombro: “hoy lo iban a declarar desaparecido”, cuenta, al otro lado del teléfono. Desde que se enteraron de lo que pasaba con su compañero, los chicos del Centro de Estudiantes organizaron varias actividades para recaudar fondos. “Cada uno colaboraba con lo que podía –explica Miguel– para ayudar a los rastrillajes, porque los equipos son caros, y para pagar el combustible de los helicópteros”. Junto al Centro de Estudiantes trabajaron los miembros del Club Andino Mercedario, del que forma parte Guillermo.
Los mineros que encontraron a Guillermo en el cañadón avisaron por radio que el joven tenía varias fracturas, pero que estaba consciente. La hora en que dieron con él y las fuertes turbulencias hicieron imposible que un helicóptero llegara hasta él para rescatarlo y trasladarlo a San Juan. Los socorristas decidieron entonces llevarle comida, medicamentos para aliviar el dolor de las fracturas y ropa para abrigarlo, y comenzaron a diseñar un plan alternativo para trasladar al joven. Al cierre de esta edición, una fuente de la gendarmería sanjuanina señaló a Página/12 que “la idea es sacarlo esta misma noche (por la noche de ayer), por tierra, para traerlo lo antes posible a la capital y brindarle atención médica”.

Producción: Silvina Seijas.

 


 

EL OPERARIO BALEADO POR CORTAR LA LUZ SIGUE GRAVE
“Si no conectábamos, nos mataban”

“La gente salió como loca y si no le rehabilitábamos el servicio, nos mataban”. Alberto Barrios, empleado de la empresa Celta Tel, subsidiaria de Edesur, relató el dramático episodio que le tocó vivir en Dock Sud y donde su compañero de trabajo, Juan Domingo Miguez, de 27 años, fue herido de un balazo en la espalda. Los presuntos autores estuvieron demorados en la comisaría 3ª de Avellaneda. Son dos hermanastros, propietarios de un departamento en el cual habían cortado la luz por falta de pago, aunque luego tuvieron que reinstalarla ante las amenazas recibidas. Miguez sigue internado en el Hospital Fiorito y aunque “su evolución general es buena, su estado sigue siendo crítico”, dijeron los médicos que lo asisten.
“Uno de ellos bajó con el arma y nos dijo que si no conectábamos la luz nos iban a matar”, contó ayer Alberto Barrios a los periodistas, en la puerta del Fiorito, donde fue a visitar a su compañero. Según Barrios, uno de los agresores le puso a Miguez “el arma en el cuello”, pero en ese momento no hubo disparo alguno. El balazo se escuchó cuando Miguez y Barrios se alejaban del edificio de departamentos ubicado en Manuel Estévez y Mazzani, en el corazón de Dock Sud.
Ayer, dos hombres apodados “El Rengo” y “Conni”, estuvieron demorados unas pocas horas en la seccional 3ª de Avellaneda y luego de ser notificados de la apertura de una causa en su contra, fueron puestos en libertad por orden del fiscal Juan José González. Los dos hombres viven en el departamento de la Torre 10 del barrio de Dock Sud donde ocurrió el incidente y responden a las características físicas de los dos involucrados. Incluso, uno de ellos tiene dificultades para caminar y se moviliza apoyado en una muleta, como dijeron los testigos.
Los dos sospechosos fueron detenidos durante un procedimiento ordenado por el fiscal González. En el departamento en el que viven fueron encontradas varias municiones, algunas de una pistola calibre 22 similar a la utilizada para atacar a Miguez. Los dos hombres, cuyos nombres no fueron suministrados por la policía, fueron dejados en libertad, pero están siendo investigados en la causa, caratulada “tentativa de homicidio”. Según la policía, existen “fuertes indicios” de que ellos son los responsables del ataque sufrido por el trabajador de Celta Tel.
Miguez continuaba internado en grave estado “en terapia intensiva y con respirador artificial”, a raíz del balazo que recibió en la espalda y que le provocó una lesión pulmonar.

 


 

CAYO UNA PARED DE UNA ESCUELA
Un derrumbe anunciado

Dicen que fue de golpe, y por suerte y milagro no había un solo niño en el pasillo que da a varias aulas, porque si no la catástrofe tendría otras dimensiones. Sucede que así, de la nada, una pared de la escuela 2 de Villa Lugano se derrumbó el sábado a la madrugada. Aunque no haya sido tan de la nada: un informe de Infraestructura Escolar presentado por la Auditoría General de la Ciudad de Buenos Aires había denunciado ya el 4 de diciembre de 2000 y ante el jefe de Gobierno, Aníbal Ibarra, y la Legislatura porteña “las graves irregularidades detectadas, entre otras escuelas, en la número 2”, según ayer aseguró la propia auditora, Noemí Fernández Cotonat.
Por ahora, en el establecimiento, como en el secundario nuevo que se levanta a su lado, las clases están suspendidas mientras obreros apuntalan el edificio ante el temor de otros derrumbes.
El informe, que contiene duras denuncias, indicaba la existencia de “una serie de irregularidades detectadas en las obras de la escuela número 2, como el pago de obras certificadas y no realizadas por el monto de 210.665 pesos; la utilización de materiales de menor calidad a los solicitados en el pliego de licitación y la sobrefacturación de precios”.
La escuela fue inaugurada el 31 de marzo de 2000, a un costo cercano a los cinco millones de pesos, y este año cuenta con una matrícula de 665 alumnos, la mayoría provenientes del complejo habitacional Lugano I y II y también del vecino barrio Illia, de Villa Soldati.

 

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