Por Suzanne Goldenberg
*
Desde
Jan Yunes, Cisjordania
El ejército la llamó
Operación canción agradable. No hubo advertencias.
Sucedió de golpe, en medio de la noche, cuando todos estábamos
durmiendo, dijo Soraya Abu Loz. Su familia vivió en el campo
de refugiados de Jan Yunes desde que en 1948 llegaron como refugiados
de la ciudad Beer Sheva en Israel. Ayer ella estaba sentada, rodeada por
sus ocho hijos, sobre las tristes pertenencias que había logrado
salvar de los escombros de su casa: una bolsa de harina, una de arroz,
una máquina de coser manual, un ramo de flores de plástico
y un libro para colorear. Su hogar fue uno de los 30 sistemáticamente
arrasados por tanques y topadoras israelíes en la primera invasión
al territorio palestino desde el comienzo de la intifada hace siete meses.
Dos personas resultaron muertas en la operación, que comenzó
poco después de medianoche cuando cuatro tanques entraron al campamento,
densamente poblado, campo en el sur de la Franja de Gaza. Mientras helicópteros
artillados sobrevolaban y los tanques bombardeaban dos bloques de departamentos
en la cercanía, las topadoras se dedicaron a la destrucción
de una hilera de hogares civiles.
El ataque fue lanzado horas después de que el primer ministro,
el derechista Ariel Sharon conocido como topadora por
su personal predilección por destrozar hogares palestinos cuando
era comandante militar en la Franja de Gaza a comienzos de la década
de 1970, anunció que tenía un plan para tratar la
revuelta contra la ocupación de Israel. Aún por los patrones
de los últimos siete meses, que han visto cómo el ejército
israelí sacaba de raíz miles de árboles de olivo
y arrasaba con vastos trechos de tierra laborable en Gaza, el asalto a
la madrugada eneste campamento de refugiados significó una vuelta
de tuerca, dijo Peter Hansen, el comisionado de la agencia de la ONU para
los refugiados. Dijo que la demolición de más de 32 refugios,
habitados al menos por unas 400 personas según las cifras más
conservadoras, representaba el peor acto de destrucción a los palestinos
desde que comenzaron su intifada contra la ocupación de Israel
en septiembre pasado.
También marca la primera invasión de Israel a territorio
palestino desde 1994, cuando Jan Yunes, como el 60 por ciento de la Franja
de Gaza, quedaron bajo el gobierno de la administración de Yasser
Arafat como parte de los acuerdos de Oslo. Todos los residentes del campamento
son refugiados, o descendientes de aquellos refugiados que huyeron de
sus hogares cuando en 1948 se creó el estado judío. Y, de
la noche a la mañana, 56 familias se quedaron nuevamente sin techo.
El ataque de siete horas del ejército israelí sobre Jan
Yunes, cuyas casas bajas con techo de cemento albergan a unos 60.000 refugiados,
fue lanzado después de la visita de Sharon a las bases del ejército
en Gaza. Se informó que Sharon recriminó a sus comandantes
por incluir contenidos políticos en sus informes. En mi época
hablábamos menos y nos enfocábamos en la acción,
dijo. Pero también hizo una alusión a lo que sucedería
en la Franja de Gaza, donde el ejército israelí ha estado
confrontando una nueva amenaza de las milicias palestinas que disparan
morteros sobre asentamientos ilegales judíos dentro de su territorio,
y sobre un kibutz cercano que está en la frontera del estado judío.
El ejército israelí dice que los guerrilleros palestinos
han disparado más de 70 morteros sobre los asentamientos judíos
y sobre las bases del ejército desde el 24 de febrero y 40 de estos
fueron disparados en los últimos seis días. los palestinos
parecen estar utilizando lanzadores caseros. Pero según la inteligencia
israelí, el uso de armamentos de más alto calibre es una
nueva y peligrosa escalada en la intifada. Pocos de los ataques con morteros
han causado heridas o han dañado las propiedades, pero los oficiales
militares israelíes temen que sea sólo cuestión de
tiempo antes que los palestinos causen grandes bajas.
Entre la creciente preocupación internacional por la guerra de
morteros en Gaza, y la invasión de Jan Yunes de ayer, provoquen
una mayor escalada de violencia, los funcionarios de seguridad palestinos
e israelíes se reunieron anoche en la residencia de Tel Aviv del
embajador norteamericano en Israel. Es la primera reunión de seguridad
programada desde la semana pasada, cuando soldados israelíes dispararon
en el cruce de la frontera Erez, sobre la delegación palestina
que regresaba a la Franja de Gaza. Pero ayer, entre las ruinas de Jan
Yunes, donde decenas de personas caminaban sobre los restos de sus casas
buscando sus pertenencias perdidas, no había ánimo para
la conciliación. Ahora estoy seguro de que una agresión
sólo puede responderse con agresión, dijo Mohammed
Ayash, un ingeniero padre de siete hijos. Estaba parado sobre una pila
de cemento, señalando los restos de su casa: un pedazo de azulejo
del baño, un colchón unos metros más lejos, y una
computadora, un aparato de televisión y una heladera enterrados
en algún lugar de la pila de escombros.
La Agencia de la ONU está armando nuevos refugios en una escuela
cercana. Hansen dijo que la ONU tendría que decidir si sería
seguro reconstruir los hogares donde estuvieron alguna vez o mudarlos
a otro lado. Si Sharon... quiere aumentar el enojo y el odio, y
profundizar el circulo vicioso en el que estamos, entonces probablemente
ésta sea la forma de hacerlo, dijo Hansen.
* De The Guardian de Gran Bretaña. Especial para Página/12
Traducción: Celita Doyhambéhère
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