Por Carlos Noriega
Desde
Lima
La segunda vuelta la
ganará quien demuestre que pueda ser el presidente de la concertación,
señaló el ex presidente Alan García en diálogo
exclusivo con Página/12. Luego de una conferencia de prensa para
responder a las versiones de una baja en la Bolsa y de un temor en los
inversionistas por su segundo lugar en las elecciones, que lo pone en
posición de regresar al poder, en la que dijo que esas versiones
son parte de una guerra sucia y aseguró que respetará
las inversiones y las privatizaciones, García nos recibió
en un ambiente de su local de campaña, donde un grupo de sus asesores
lo esperaban para trazar la estrategia a seguir en los próximos
días. El ex presidente peruano se refirió a lo que espera
sea la campaña por la presidencia del Perú, su alta votación
que sorprendió a casi todos, a las virtudes y defectos de su rival,
el economista Alejandro Toledo, a las razones por las que confía
convertirse en presidente por segunda vez y otros temas.
¿Siente que el resultado de las elecciones que lo han colocado,
inesperadamente para muchos, en la segunda vuelta ha sido una resurrecciónpolítica?
Yo siempre he tenido confianza en lo que hicimos de bueno en el
gobierno, en que las cosas que la gente sintió como positivas iban
a ser de alguna manera recogidas en esta nueva presencia. En segundo lugar,
a pesar de todo lo dicho por la prensa basura que manejó Fujimori
y los jueces basura, la gente tenía que ir decantando y dándose
cuenta qué tanto era manipulatorio y qué tanto era real.
Sabía que iba a tener más de la cuarta parte de los votos.
¿Estaba convencido de pasar a la segunda vuelta?
Sí, porque el país se iba a decantar, iba a ir analizando
y excluyendo a otros sectores. Cuando uno ha sido presidente, puede preciarse
de conocer algo el alma nacional. Yo sí tenía confianza
y para mí no fue una sorpresa el resultado.
A muchos sí los sorprendió...
Sí, yo me pongo en la piel de otra persona para la cual sí
debe haber sido una sorpresa. Esa persona fue bombardeada por 10 años
con informaciones que me presentaban como un asesino, un ladrón,
un ineficiente que dejó en escombros la economía, pero si
la cuarta parte de un país, con tendencia creciente, no está
de acuerdo con esa descripción, quiere decir que había mucho
de publicidad y menos de verdad.
¿Se considera el gran triunfador de las elecciones a pesar
de haber quedado en segundo lugar?
El concepto gran triunfador no me gusta. Pienso que
hemos tenido un éxito. Yo he hecho nueve semanas de campaña
y he invertido 348.000 dólares. Toledo tiene dos años de
campaña y ha invertido millones de dólares. Ha habido siete
veces más comerciales de Toledo que de Alan García. Los
analistas más lúcidos y los encuestadores dicen que ya se
empezó a romper la barrera del rechazo, del miedo y la tendencia
es creciente.
¿Confía que esa tendencia ascendente continúe
para la segunda vuelta?
Tiene sus límites, no creo que siga indefinidamente. Yo he
dicho que soy candidato del APRA, pero que seré el presidente de
la concertación. Desde ahora comienzo a trabajar esa concertación,
sin excluir ni a Toledo, ni a Lourdes Flores. Creo que eso garantiza,
en un país que espera continuidad, estabilidad y serenidad, que
continúe esa tendencia ascendente. La tendencia será votar
por la experiencia. Cuando llegué enenero dije que lo hacía
para pasar a la segunda vuelta y muchos seguramente se rieron; ahora digo
que estoy en la segunda vuelta para ganarla.
¿Cuál va a ser el tema clave para ganar la segunda
vuelta?
El tema va a ser quién puede concertar mejor en el Perú;
ése es el quid de la segunda vuelta. La ganará quien demuestre
que puede ser el presidente de la concertación.
¿Y por qué usted está en mejores condiciones
de concertar que Toledo?
Porque yo tengo experiencia, porque en las encuestas los peruanos
me reconocen más serenidad, porque yo ya he sido presidente y las
ansias personales las tengo en mi maleta.
Que Toledo tenga en su equipo a personas cercanas al neoliberalismo,
junto a otras ligadas a la izquierda, ¿no es una muestra de capacidad
concertadora?
Eso no es concertación, es contradicción. La concertación
es entenderse con personalidades, no sólo con grupos políticos,
de modo de poner en marcha objetivos de reactivación y justicia
social de una manera civilizada y sensata en la cual el presidente tiene
que conceder parte de lo que dijo, tiene que ceder y las personalidades
también tienen que ceder. Juntar el agua y el aceite no es concertación.
Se dice que su alta votación se debe a su capacidad oratoria
antes que a cualquier otra razón. ¿Toma eso como un elogio
o como una crítica?
Eso no es ni critica ni elogio, es envidia.
¿Cree que en estas elecciones usted compite contra su pasado
antes que contra sus rivales?
Cada vez compito menos contra el recuerdo de mi gobierno.
¿El enemigo a vencer es ese mal recuerdo de su gobierno?
Ya está vencido, fundamentalmente.
¿Qué le parece más fácil, arrebatarle
a Toledo una porción de sus electores populares o ganar el voto
conservador de Lourdes Flores?
Hay la tendencia en un sector a votar por antagonismo a Toledo y
llegar a mi candidatura. A mí me gusta la aventura conceptual,
la aventura del convencimiento y la dialéctica de la discusión,
entonces posiblemente mi campaña se oriente más a ganar
votos en el electorado que votó en la primera vuelta por Toledo.
En una entrevista que le hice a Alejandro Toledo dos días
antes de las elecciones, él se quejó de que usted no había
cumplido con el ofrecimiento que le hizo de no presentarse a las elecciones
y apoyar su candidatura...
Cuando conversamos en Francia Fujimori todavía estaba en
el poder y era obvio que yo no iba a poder volver al Perú mientras
estuviera Fujimori y, en segundo lugar, lo natural era confrontar a Fujimori
con el mejor ranqueado en ese momento y el mejor era Toledo, pero el escenario
ha cambiado. Sería de una soberbia muy grande decirle a un partido
político como el APRA que se retire para dejarle el camino libre.
Es como si alguien le dijera a Alfonsín que desaparezca de la escena
junto al radicalismo para que pueda ganar unas elecciones.
¿Y el pedido de Toledo para que usted renuncie a la segunda
vuelta cómo lo ha tomado?
Estoy a ocho puntos de él, el 64 por ciento de los peruanos
no ha votado por el señor Toledo y él me pide que me retire.
¡Por favor! Eso lo tomo como una grave falta de respeto a mí,
que soy su contendor, y también al pueblo peruano y a la Constitución,
que establece el sistema de dos vueltas para elegir al presidente.
¿Cree que ese pedido expresa algún temor de Toledo?
Absolutamente, es la expresión del temor. Hay una serie de
indicios que me dicen que está atemorizado. Ese pedido es una especie
de moralfujimorista, de que no haya democracia, que no haya polémica,
que no haya elección, que sea yo y retírate tú. Entonces,
por qué no me manda a asaltar la casa como Fujimori para que me
vaya.
¿Cuáles son, en su opinión, las principales
virtudes y defectos de Toledo?
Toledo ha cumplido un bello papel. El momento estelar de Toledo
fue haber levantado la bandera de decir que el de Fujimori era un gobierno
espurio que tenía que irse, después de consumado el fraude
y cuando la gente ya comenzaba a resignarse a otros cinco años
de Fujimori. Es un gran agitador, pero agitar contra una dictadura es
una cosa, reconstruir un país democráticamente y con experiencia
es otra cosa. Una cosa es ser activista; otra cosa ser estadista.
¿Toledo no sería un buen estadista?
Yo le he reclamado a Toledo que defina si es continuador de la política
económica fujimorista, que diga qué plantea para la agricultura
ya que el libre mercado no lleva créditos. Me parece que Toledo
no ha sido claro en eso y no es claro porque en la suma de factores antidictatoriales
tiene como jefe de plan de gobierno a un hombre convencido del modelo
económico fujimorista e inclusive más al extremo, que es
el señor (Pedro Pablo) Kuzcinsky, pero tiene también a sectores
de ultraizquierda. Quienes han votado por mí lo han hecho por un
programa de doce puntos que hemos expuesto hasta el cansancio y que se
refieren a la promoción de la agricultura a través de la
creación de un Banco Agrario que dé créditos, la
ejecución de un plan de construcción de viviendas, la promoción
de la industria nacional, la baja de las tarifas públicas y de
los créditos, entre otras cosas. Y saben que el APRA es la socialdemocracia.
En cambio votar por Toledo es un enigma.
¿Eso significa que la elección de Toledo sería
un salto al vacío como lo fue la de Fujimori en 1990?
Yo no uso ese término para que no sea un titular, pero la
democracia necesita partidos políticos sólidos, con idearios
por los que la gente pueda decidirse. Cuando se elige, como ocurrió
en el caso de Fujimori, una persona porque en un momento pareció
simpática, se corre un riesgo. Entre los partidos y las personas,
yo prefiero a los partidos.
Pero los votos que usted ha tenido ¿no son más personales
que partidarios?
A mí me hizo el APRA y yo represento al APRA. Es posible
que crean en mí más, pero yo tengo un partido; ésa
es la diferencia. Yo mañana no llegaría al poder para convertirme
en un Fujimori cualquiera, yo no puedo hacer eso, yo me debo no sólo
a un partido, me debo a una hermandad internacional socialdemócrata.
Soy presidente honorario de la Internacional Socialista, cómo podría
traicionar eso. Otro que no tiene partido, que no tiene vinculaciones
que lo limiten, que lo orienten, puede hacer cualquier cosa.
Si usted es un socialdemócrata de centroizquierda, ¿cómo
calificaría a Toledo?
No tengo muy bien definido lo que es Toledo. Para mí sigue
siendo un enigma.
En su campaña, ¿buscará sacar provecho de esa
falta de definición que le adjudica a Toledo?
Al contrario, los que más se definen y más precisan
su programa son los más combatidos. Pero prefiero ser discutido
y no ser un enigma.
¿No teme ser un presidente amarrado por una mayoría
parlamentaria adversa?
No, porque yo tengo espíritu de concertador.
Claves
Después de una
década de exilio y sistemática campaña fujimorista
contra él, Alan García, ex presidente y líder
del centroizquierdista APRA, logró conquistar el segundo
puesto en las elecciones presidenciales peruanas del domingo pasado,
y se enfrentará en mayo con el economista Alejandro Toledo,
quien hasta hace pocos días parecía imparable tras
su cruzada antidictatorial de dos años de duración.
El resultado constituyó
un indudable triunfo para Alan García, quien con sólo
nueve semanas de campaña y un presupuesto mínimo logró
revertir el recuerdo de la hiperinflación en que concluyó
su mandato para convertirse en el polo convocante de la centroizquierda
de su país.
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EL
NO DEL ECONOMISTA DE SOTO
Alan a pie y sin Cavallo
En las encuestas, el único
que crece es Alan García. Pero ese mismo crecimiento es el que
aterra a mercados e inversores, quienes lo asocian con el presidente (1985-90)
de la inflación y de la moratoria en el pago de la deuda externa.
García necesita su Domingo Cavallo, y creía haberlo encontrado
en el economista peruano de (buena) fama hemisférica Hernando de
Soto. Sin embargo, el autor de Misterio del Capital y favorito de la revista
Forbes denegó ayer rotundamente cualquier cargo político
en un eventual triunfo de APRA en la segunda vuelta presidencial de mayo.
Estaría dispuesto, en cambio, a trabajar como contratista privado
en la ejecución de proyectos de lucha contra la pobreza. Lo
haríamos igual con un gobierno de Alan García o un gobierno
de Alejandro Toledo, con el ánimo de realizar en nuestra patria
nuestras propuestas para capitalizar al país y salir de la pobreza,
precisó. Tras reiterar que, en cualquier caso, de ninguna
manera aceptaría un cargo público en el próximo
gobierno peruano, De Soto señaló que tampoco está
dispuesto a ser portavoz de García ante instituciones internacionales,
como también apuntó el candidato. No puedo pasar un
mensaje a nombre de Alan García. Lo que sí puedo hacer es
hablar de las esperanzas del Perú, o de los consensos que existen
sobre la economía de mercado, que el debate electoral no nos deja
ver. De Soto recordó que durante el primer gabinete del ex
presidente Alberto Fujimori tampoco ocupó un cargo político
y sin embargo logramos reincorporar al Perú en el sistema
financiero internacional y realizar proyectos importantes.
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