Por Hilda Cabrera
Quienes conocen a la directora,
autora y actriz Ana Katz opinan que hay teatro en sus películas
y cine en su opera prima teatral, El juego de la silla, estrenada en la
sala pequeña del Teatro del Pueblo (Diagonal Norte 943) luego de
un fogueo de seis funciones durante la temporada 2000 en el hoy desaparecido
Complejo Cultural Babilonia. En El juego... interpreta a Laura, una hija
sensible a los afectos, como el resto de la familia Lujine, protagonista
de una historia que tuvo en sus comienzos formato de cuento. La obra comenzó
a gestarse dos años atrás, entre improvisaciones del elenco
y aportes de lecturas y recuerdos más o menos humorísticos,
como apunta la autora en diálogo con Página/12. Katz se
inició en la actuación a los diez años, y fue alumna
de Helena Tritek, Ricardo Bartís y Julio Chávez, a quien
considera su maestro. Realizó la carrera de dirección en
la Universidad del Cine que dirige Manuel Antín, donde hoy dicta
clases a alumnos de primer año, a chicos que vienen con los
sueños en bruto, y de los que yo también aprendo,
dice. Participó en elencos del teatro independiente y concretó
algunos cortometrajes. Uno de ellos le permitió viajar por el mundo.
La sorprende todavía haber llegado hasta Ucrania (al Molodist Film
Festival) con su corto Ojalá corriera viento, sobre los carnavales
jujeños, y haber podido mostrar su versión fílmica
de El juego... en una de las secciones destinadas a películas en
proceso de producción, en el último festival de cine de
Toulouse.
En la obra, Katz revela un raro humor. Ninguno de los personajes (interpretados
por Ana María Castel, Diego de Paula, la misma Katz, Luciana Lifschiftz,
Verónica Moreno y Nicolás Tacconi) saca partido del grotesco,
por ejemplo. Katz prefiere hablar de extrañeza. La
idea es que, ante un personaje, el espectador pueda decir ¡Mirá,
se parece a mi tío! y a continuación se pregunte: ¿Pero
acaso mi tío está loco?. Me gusta que el público
no pueda sacar ninguna conclusión a priori de la obra ni de los
personajes confía la directora. ¿Acaso nosotros
no nos vemos, como los Lujine, envueltos en situaciones absurdas que se
vuelven verosímiles por ser reales?
Otra singularidad de El juego... es que está trabajada desde
dentro de la ficción. Casi no hay aquí lugar para el distanciamiento
irónico...
Ese estar adentro es para mí fundamental, y lo refleja, creo,
el hecho de que yo misma participe como actriz. Necesitaba que ese amor
familiar -el de Nélida y sus hijos, incluido Víctor, que
vive en Canadá y regresa por un día se entendiera
en profundidad, con toda esa carga pasada, presente y futura de los encuentros
(o desencuentros) familiares.
¿Esa es la razón por la que actúa aquí?
Sí, porque no pienso en mi trabajo como una proeza (la de
escribir, actuar y dirigir). Si me atreví a exponerme así,
de modo tan completo, fue por mi compromiso con los afectos, y porque
encontré mucha contención de parte de mi asistente de dirección,
Maruja Bustamante. Ella grababa cada uno de los ensayos para después
poder corregir lo que no nos gustaba. Conozco a los actores del grupo
desde hace mucho tiempo. Ahora tengo 25 años, pero desde los 10
que estoy en esto.
¿Qué representa Laura, su personaje, dentro de la
familia Lujine?
Laura lleva en sí el peso de los crédulos, de los
que soportan la ansiedad y sostienen su ilusión y su amor hasta
el final, y todo eso sin entender qué está pasando realmente.
En la obra, todos tienen alguna representación: Víctor,
el que se fue; Silvia, la amiga enamorada; Lucía, la más
chica de las hijas, que es como el aire, porque todavía está
volando, y Andrés, el hermano menor, que personifica la rebelión,
pero desde dentro.
¿La obra y la versión fílmica surgieron de
una misma escritura?
Sí, de un cuento. Me resulta difícil separarme totalmente
del teatro o del cine. Tienen códigos distintos, pero los dos me
gustan, y mientrasescribo dibujo imágenes que me sirven
para uno o para otro. La obra sufrió muchos cambios y reescrituras
durante los dos años de investigación con el grupo. Cuando
terminamos, pensé que podía seguir escarbando a través
del cine. Estaba muy entusiasmada. Había tenido además la
suerte de participar de Mundo grúa, la película de Pablo
Trapero, donde hice la asistencia de dirección.
¿En qué fase de producción está El juego...?
Ahora, en la de sonido. Pero aún sin terminar fue invitada
a una sección del último festival de cine de Toulouse (entre
el 11 y el 21 de marzo), donde la mostramos ante profesores, productores
y distribuidores de todo el mundo. Estoy contenta, porque el público
y los especialistas reaccionaron bien. Los intérpretes son los
mismos de la obra, salvo Ana María Castel, la actriz que hace de
madre. En cine es Raquel Bank. Son madres diferentes, como son diferentes
la obra y la película, que deja, creo, una sensación más
melancólica, más intimista, con menos show que en el teatro
y un humor que hace de los Lujine una familia muy vulnerable.
HOY
ESTRENA AQUI OBS, SU NUEVO ESPECTACULO
La Fura en tres dimensiones
La Fura dels Baus vuelve a Buenos
Aires. El grupo catalán de teatro de vanguardia debutará
esta noche, en el Centro Costa Salguero, con un nuevo espectáculo
el séptimo de su rica historia titulado OBS. Esta nueva
obra está basada en el concepto genérico de teatro
digital, un tipo de lenguaje teatral que combina la tracción
a sangre de protagonistas humanos con el soporte tecnológico de
música, video y efectos especiales. Las presentaciones de OBS se
extenderán desde hoy y hasta el domingo 29.
El movimiento virtual absoluto es el eje motor de este espectáculo,
obtenido por la simultaneidad del movimiento real de actores y espectadores
en el espacio de las imágenes virtuales y del movimiento, a su
vez, de las mismas fuentes de imágenes virtuales (una serie de
gigantescas pantallas de televisión móviles). Así
la obra puede ser percibida en 3 dimensiones, creándose alteraciones
perceptivas, ilusiones ópticas y síntesis visuales. Cada
espectador recibirá, al ingresar, gafas polarizadas que le permitirán
una visión estereoscópica y una serie de proyecciones en
3D de imágenes registradas en directo, durante la realización
del espectáculo. De esta manera, hay dos relatos corriendo paralelos:
el que sucede en el ámbito mismo y el que se reproduce en las pantallas,
una nueva realidad perceptiva.
Según los integrantes del grupo catalán, el teatro
digital, que además se puede seguir en directo por internet,
reúne todo aquello que se pueda digitalizar. Por ello grabaron
un banco de música y sonidos, y luego uno de imágenes. OBS
transcurre en una más o menos perceptible edad medieval, en un
tiempo de guerras entre reyes y auge de la magia, pero con continuos saltos
hacia el presente, en concreto a las guerras transmitidas por la televisión
y la dictadura de la publicidad. Los personajes son creados en el instante
y siguiendo el ritmo vertiginoso de los medios se pueden seguir
sus sentimientos, dudas, ambiciones y problemas, que luego son inmediatamente
solucionados con esa misma lógica del efecto instantáneo.
Un aire de tragicomedia surca la obra y esto también se convierte
en una novedad en el estilo de La Fura: un género en el que recién
incursionan en esta oportunidad.
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