Se supone que uno de los tantos objetivos del traslado de Emir Yoma a una celda en el cuartel de Campo de Mayo era evitar que todo el mundo supiera quiénes lo van a ver. Sin embargo, Zulemita Menem, que se ha convertido en su más asidua visitante, no se preocupó demasiado por disimular su presencia. Ayer se sentó en un sector al aire libre, con sillas y mesas de jardín, a conversar con su tío preferido. Lo va a saludar para darle aliento y escuchar su versión del caso de la venta ilegal de armas a Ecuador y Croacia. Aunque hay quienes empiezan a especular que se ha convertido en una emisaria de Zulema Yoma, distanciada del empresario riojano desde la muerte de Menem Junior.
La cuestión de las visitas que recibe Emir Yoma dio que hablar. Carlos Menem intentó negar hasta el cansancio el primer encuentro con su ex cuñado entre rejas, en el Escuadrón Buenos Aires de Gendarmería, que no fue precisamente cordial. “¡Sacame de acá!”, le rogó Emir en un tono que no pasó inadvertido para quienes estaban en las cercanías. La segunda vez que el ex presidente fue al escuadrón de Retiro, el miércoles, lo hizo en compañía de su hija y del abogado Mariano Cúneo Libarona. Esa vez la reunión fue bastante más amena. Ayer Zulemita fue con Cúneo.
La realidad es que Menem está preocupado por su propio futuro en la causa de las armas. No sólo su estrecho colaborador Yoma está preso, sino que pronto podría estarlo otro de sus viejos aliados, el ex ministro Antonio Erman González, quien anteayer dijo sin rodeos que creía que el ex mandatario debía ser citado por la Justicia como “todos los que fuimos partícipes de la firma del decreto”.
Las frecuentes apariciones de Zulemita en la cárcel donde está su tío podrían obedecer a algunas razones diferentes de las que motivan a su padre. Existen versiones de que quiere escucharlo atentamente para transmitir el relato a su madre, que está distanciada de Emir. “Si necesita comida yo le mando, o un abogado también, pero no voy a ir a verlo”, comenta Zulema Yoma entre sus familiares. El jueves volvió a decir, a través de su abogada Ana Herren, que está “totalmente convencida” de que la muerte de su hijo no fue accidental sino que estuvo relacionada con la cuestión del contrabando de armas. Contó que nueve días antes de su muerte Carlitos Menem se enteró de la venta ilegal de armamento y que además se lo dijo a ella adelantándole que creía que a él lo podían matar. La teoría de la ex primera dama es que el contrabando de armas fue tapado para que Menem pudiera retener el poder y, en el caso de Emir, para cuidar sus negocios.
El traslado de cárcel del ex secretario presidencial obedeció a que el juez Jorge Urso no quería que estuviera en el mismo lugar que el ex interventor de fabricaciones militares, Luis Sarlenga, cuyo testimonio dio el puntapié final para que fuera preso. El magistrado temía que se agredieran mutuamente, o que hicieran un pacto para dar marcha atrás con pruebas o declaraciones.
Ahora Emir está en un lugar más tranquilo, y ya no tiene de compañeros al ex juez Hernán Bernasconi y al ex titular del PAMI, Víctor Alderete. Ese elenco ha cambiado por otro integrado por el genocida Emilio Massera y otro represor de la ESMA, Jorge “el Tigre” Acosta. Si quiere ver televisión, Yoma tiene que compartirla con ellos y con los gendarmes en el salón comedor. Igualmente, sus defensores están haciendo gestiones para conseguirle una exclusiva.

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