Por Laura Vales
Lourdes Di Natale volvió
a declarar, el jueves pasado, en la causa principal sobre el tráfico
ilegal de armas a Croacia y Ecuador. En su declaración, la ex secretaria
de Emir Yoma ratificó ante el juez Jorge Urso y el fiscal Carlos
Stornelli que su ex pareja, Mariano Cúneo Libarona, le contó
que Emir Yoma recibió una coima de 400 mil dólares por aquella
operación. También reconoció, en un listado que le
dieron los investigadores, los nombres de empleados de Fabricaciones Militares
que visitaban las oficinas de Emir.
¿Recuerda qué nombres identificó?
El de Miguel Scarinche, el de un contador público de apellido
Gómez y el de Jorge Alcalde. Los dos últimos son riojanos.
¿Iban a las oficinas de Emir acompañando al entonces
titular de Fabricaciones Militares, Luis Sarlenga?
Luis (Sarlenga) era el que pasaba más seguido, pero no iba
con ellos. Alcalde venía solo. En cambio Scarinche y el contador
Gómez llegaban juntos.
¿Esas reuniones eran frecuentes?
Hubo varios encuentros, antes y después que el tema del tráfico
de armas estallara en los diarios. Otras veces era Emir quien me pedía
que los llamara.
¿Sabe de qué se habló en esas reuniones?
No, porque solamente me encargaba de llamarlos y recibirlos, o los
atendía cuando ellos llamaban.
¿Qué documentación le dejó al juez?
Elementos que demuestran que viví con Mariano (Cúneo
Libarona). El le dijo a algunos medios que nosotros no convivimos y que
por lo tanto no me pudo haber contado que Emir recibió los 400
mil dólares por el tema de las armas. Pero tengo fotocopias autenticadas
ante escribano público y con la firma de Mariano que lo desmienten.
Es un dato importante, porque lo del dinero me lo contó él
y después me lo ratificó Aurelia (Hoffman), que trabajaba
conmigo en las oficinas de Emir. En realidad, cuando Mariano me lo contó
yo no le creía, pero después ella dijo exactamente lo mismo.
Empezó a hablar porque habían llevado a su marido preso
y estaba muy enojada: despotricaba contra Emir todo el día y escuchándola
confirmé que lo que me había dicho Mariano era cierto.
¿Usted ratificó que el traficante de armas Diego Palleros
visitó a Emir?
Sí. Dije que Sarlenga iba a las oficinas de Emir y que Palleros
fue una vez, al despacho que tenía sobre la calle Paraguay. Monzer
al Kassar también paso en una oportunidad por las oficinas de Florida.
¿Participó de alguno de esos encuentros?
Solamente los recibía. Me los presentaban y los saludaba.
Emir me avisaba con anterioridad quien iba a venir, para que los hiciera
pasar. Yo veía a toda esta gente pero no les daba importancia,
no sabía nada de nada. Recién me desayuné cuando
Mariano me contó y después Aurelia, por la situación
que estaba viviendo, empezó a hablar. Parte de mi trabajo era juntar
los recortes de prensa y fui como armando un rompecabezas. Pero no sé
de qué hablaban cuando quedaban a solas, nada más los hacía
pasar o tomaba sus mensaje. Sarlenga, por ejemplo, una vez dejó
dicho anoche estuvieron reunidos el flaco, Camilión y Nicolás.
Fue después que el tema de las armas salió en los diarios.
Supongo, aunque no lo sé, que el flaco puede ser el general Balza
y Nicolás el hermano de Granillo Ocampo.
¿Cambió la relación entre ellos cuando se empezó
a publicar sobre el caso?
Sarlenga llamaba a veces ocho o diez veces por día, desesperado.
Decía me están apretando, o me están
jodiendo. Emir me pedía antes de irse que le pasara todos
los mensajes. Creo que después de tantas llamadas lo recibió
una o dos veces.
¿Como era la relación entre Erman González
y Emir? Se llamaban mucho por teléfono. Yo hablaba permanentemente
con Liliana, la secretaria de Erman. No recuerdo haberlo visto en las
oficinas de Emir, pero sí en cambio que mi jefe tenía entrevistas
con él, en el ministerio.
¿El cambista Pedro Stier lo visitaba regularmente?
De todas esas cuestiones se encargaba Aurelia Hoffman. En algunas
oportunidades iba Pedro, yo veía que se reunía con Emir.
Era un hombre elegante y siempre bien vestido, que le llevaba postres
árabes y tenía relación con casas de cambio. Una
vez dejó un mensaje que necesitaba verlo cuanto antes: las
operaciones no cierran, decía. pero en general de todos los
temas económicos se ocupaba Aurelia.
¿Y el coronel González de la Vega?
Lo vi en algunas oportunidades. Antes del tema de las armas y después
que el caso se conoció, porque llevó dos veces fotocopias
de un expediente para Emir. No sé sobre qué tema, porque
para no tener problemas le pedí que dejara todo dentro de un sobre
de papel madera con una cinta adhesiva y lo firmara encima. Una vez fue
solo y otra con el hijo. ¿Se sabe qué presiones está
sufriendo Sarlenga para cambiar su testimonio?
¿Por qué la preocupa?
Porque ya me inventaron una causa por extorsión contra Emir
y presentaron pruebas falsas. Declaró Amira Yoma, su esposo, Aurelia
Hoffmann... todos falsos testimonios. Son capaces de cualquier cosa y
yo no tengo recursos. Me manejo con un defensor oficial mientras que ellos
hasta pusieron un perito de parte. Si ahora en esta causa Sarlenga se
rectifica la única que va quedar pegada soy yo. Me llama la atención
el traslado de Emir a Campo de Mayo y pienso si Sarlenga no va a aparecer
dentro de unos días arrepintiéndose de lo que dijo. Por
eso cuando tuve que declarar pregunté qué podía pasar.
No sé si por dejarme tranquila o porque es verdad, me dijeron que
existen otras pruebas contra Emir además de lo de Sarlenga.
¿Es cierto que quiere dejar el país?
No, pero tengo custodia.
¿Por qué cambió su número de teléfono?
Porque me lo había puesto Yabrán y me traía
malos recuerdos. A mí empezaron a amenazarme cuando trabajaba con
el señor Emir. Llamaban y cuando levantaba el teléfono del
otro lado sólo respiraban o soplaban. Yo todavía no tenía
a mi hija ni vivía con Mariano. Le conté al señor
Emir y él me dijo que me quedara tranquila: el amigo te lo
va a cambiar y te va a mandar el nuevo número en un papelito.
Mi teléfono era el contacto de Emir con todos. A mi casa me llamaban
(Alfredo) Yabrán, (Hugo) Anzorreguy, los empresarios. Si Menem
lo necesitaba a Emir llamaba a mi casa o a mi celular.
¿Qué recuerda de la relación entre Emir y Carlos
Menem?
El señor Emir entraba al dormitorio de Menem sin golpear
y almorzaba a solas con él. Por eso dentro del menemismo algunos
le tenían celos. Mi jefe solamente me decía voy a
estar en Gobierno o me voy a Olivos, o con Corach, llamame al celular.
Siempre fue así.
|