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ESTRATEGIAS DE LOS SUSHIS PARA 2003 O AUN 2001
La fórmula De la Rúa-Cavallo

El entorno del Presidente piensa en Cavallo como vice. Puede serlo en 2003, como apoyo a la reelección. O en los próximos meses en elecciones anticipadas para cubrir la vacante de Chacho.

De la Rúa recibió ayer, en
Villa Rosa, a los integrantes del gabinete que no salieron de viaje.

Por Santiago Rodríguez y
Fernando Cibeira

La característica principal del grupo Sushi es su delarruismo a prueba de balas. Por eso, a veces, algunas de sus ideas pueden parecer a contrapelo de la realidad. Por ejemplo, la que da sustento a la versión que circula por estos días: convocar a elecciones para vicepresidente en octubre y candidatear a Domingo Cavallo como forma de consolidar un objetivo de largo plazo, la fórmula “De la Rúa-Cavallo” para el 2003. La iniciativa habría tenido su punto de partida en una reunión mantenida la semana pasada por algunos miembros del grupo, que además hicieron vía telefónica las consultas de rigor a Antonio de la Rúa. La movida comenzaría a tomar forma durante el largo fin de semana de Pascuas en Chapadmalal, pero en las últimas horas el encuentro habría sido postergado –sólo por unos días– por problemas de agenda.
El encuentro de la semana pasada fue relatado a Página/12 por una fuente muy cercana al Presidente. Según esta versión, del cónclave –que habría ocurrido en Olivos– participaron el ministro de Educación, Andrés Delich, el número dos de la SIDE, Darío Richarte, el viceministro del Interior, Lautaro García Batallán, y el secretario de Turismo, Hernán Lombardi. Luego conversaron por teléfono con Antonio y con Patricia Bullrich, también en Estados Unidos. El vocero presidencial, Ricardo Ostuni, y el secretario privado, Leonardo Aiello, tampoco habrían estado ajenos al tenor de lo discutido.
La conversación tuvo dos ejes. Uno, la necesidad de fortalecer la figura del Presidente como el líder político del gobierno para levantar la magra popularidad que hoy registra en las encuestas, que apenas si movieron el amperímetro luego del último cambio de gabinete. El segundo tema, claramente el más novedoso, el ofrecimiento a Cavallo de un acuerdo electoral que tendría una ambición a largo plazo: la idea es que concluya con una fórmula conjunta para el 2003. Una propuesta que, de seguro, espantará a actuales aliados a los que los sushis no tienen estima, como el sector radical más cercano al ex presidente Raúl Alfonsín y el Frepaso, los dos grupos que quedaron fuera del nuevo gabinete.
Los sushis piensan que pueden convencer a Cavallo de que no cuenta con los votos suficientes para llegar a la presidencia, por lo que asegurarse desde ya ser el próximo vice no es algo menor. En la visión de los amigos del hijo del Presidente, De la Rúa es el principal político del país –un rol que suponen que ratificará en el próximo año cuando la economía levante cabeza– mientras que a Cavallo le reservan el rol secundario de ser el mejor técnico. “Perdió dos elecciones seguidas, ni siquiera le pudo ganar a Ibarra. Nosotros le aseguramos la estructura y los votos”, coincidieron en el encuentro. Además, le dejarían abierta la posibilidad de conversar sobre el 2007, donde, ahí sí, podría llegar el turno de Cavallo presidente.
Algunos, más ambiciosos, planean apurar la estrategia. La idea sería aprovechar las elecciones legislativas de octubre para convocar a comicios de vicepresidente. Una movida que no registra antecedentes en la historia argentina, sobre cuya legalidad no hay una opinión unánime y que, en realidad, ya fue sugerida a fin del año pasado por el mismísimo Cavallo. En esa oportunidad, el entonces diputado se autopropuso como candidato a llenar el vacío dejado por la renuncia de Carlos “Chacho” Alvarez.
El plan sería anunciar la iniciativa en junio o julio –cuando, suponen, los índices económicos mostrarán alguna recuperación– y sus objetivos son múltiples. En primer lugar, consolidar tempranamente la opción De la RúaCavallo de forma tal que dos años después aparezca como la alternativa natural. Al mismo tiempo, esto le impediría a Cavallo llegar a acuerdos con los peronismos provinciales para incluir a sus partidarios en las listas, algo que ya ha negociado con Eduardo Duhalde.
Por otro lado, con el economista cordobés ocupando la vicepresidencia, De la Rúa despejaría un fantasma que lo acosa desde hace tiempo: laposibilidad de que Raúl Alfonsín –quien seguro ingresará como senador, ya sea por mayoría o por minoría– asuma la jefatura provisional del Senado y se convierta de hecho en el vicepresidente. Aunque el caudillo radical ha dicho que no quiere aquel cargo, su presencia es una de las más temidas por el círculo íntimo de De la Rúa.
El plan apunta a evitar estos inconvenientes. Desde luego, antes tendrían que convencer a Cavallo de la conveniencia de abandonar el superministerio de Economía para pasar a un cargo de tinte formal como la vicepresidencia.
Sin embargo, más allá de la opinión del funcionario, lo cierto es que las ventajas de la operación son dudosas. Básicamente, podría leerse como la formalización de una división del poder de De la Rúa, justo lo que su entorno quiere evitar a toda costa. Hay además otros riesgos. “Supongamos que el peronismo presenta una buena candidatura y perdemos, o hacemos una mala elección: nos tenemos que ir inmediatamente”, decía ayer un secretario de Estado escéptico de la idea.
Con todo, la información, confirmada a Página/12 por una persona muy cercana al Presidente, fue negada por los supuestos participantes. “Hace un mes que no voy a Olivos. Además, ponerse a hablar ahora del 2003 es totalmente descabellado”, aseguró García Batallán a este diario. En cambio, sí reconocieron la existencia de una cumbre sushi planeada para el fin de semana en Chapadmalal. Allí irá de descanso el Presidente y, en una de sus cada vez más espaciadas visitas, también llegará Antonio desde Miami. La agenda incluiría un largo listado de temas, con la estrategia electoral con el cavallismo en primer término. Pero la reunión se habría postergado por los compromisos que varios de los posibles concurrentes no consiguieron diferir por lo que fue reemplazada por encuentros más reducidos –hubo uno el jueves en la Casa Rosada– pero igual de reservados.

 

De sport en Villa Rosa

Decidido a mostrarse dinámico y trabajador luego de su criticado paseo por Roma, Fernando de la Rúa dedicó la jornada de ayer a una serie de reuniones en su quinta de Pilar. Allí se encontró con Domingo Cavallo, con quien habló sobre algunas medidas reactivadoras que se lanzarán en breve, el futuro de Pedro Pou en el Banco Central y la obsesión cavallista de la canasta de monedas. Luego de la reunión, el ministro de Economía quiso calmar los ánimos: dijo que “los argentinos no tienen que esperar ninguna sorpresa” en materia monetaria y que “nadie debe preocuparse” por una posible salida de la Convertibilidad. Pero Cavallo no fue el único funcionario que se reunió con el Presidente. También pasaron por la quinta de De la Rúa el ministro de Salud, Héctor Lombardo. Y dos funcionarios -el titular de Infraestructura, Carlos Bastos, y el secretario general de la Presidencia, Nicolás Gallo– con los que el Presidente conversó sobre los avances del Plan de Infraestructura. Por último estuvo el canciller, Adalberto Rodríguez Giavarini, con quien De la Rúa analizó el viaje que emprenderá esta semana a Estados Unidos y Canadá. Finalizada la larga ronda de reuniones, De la Rúa tenía previsto volar a Chapadmalal, donde lo esperan algunos de sus familiares, para pasar las Pascuas.

 

EL VOTO EN LA ONU SOBRE CUBA
“No hay decisión tomada”

”Todavía no hay una decisión tomada”, aseguró ayer el canciller Adalberto Rodríguez Giavarini cuando lo consultaron sobre el voto que la Argentina adoptará en la ONU respecto de los derechos humanos en Cuba. Dos semanas atrás, el funcionario había insinuado que –al igual que el año pasado– la posición sería de condena al régimen de Fidel Castro.
El año pasado, en una decisión personal y sorpresiva, De la Rúa rompió la política abstencionista que se había mantenido hasta ese momento y dio instrucciones para que la Argentina votara contra Cuba. La decisión fue criticada por Carlos “Chacho” Alvarez y Raúl Alfonsín. Y a principios de este año, la voluntad presidencial de repetir el voto negativo motivó el fracaso de la primera reunión del “grupo de trabajo” de la Alianza, una frustrada idea por construir un ámbito de conducción de la coalición que no pasó de aquel encuentro.
Ayer, en diálogo con Radio Mitre, Rodríguez Giavarini dijo que aún no hay una definición sobre la postura que se adoptará en abril, cuando el Gobierno deba decidir si condena o no a Cuba. Sin embargo, el canciller sostuvo que la decisión se tomará priorizando “el respeto de los derechos humanos”, sobre lo cual, dijo, la Argentina “tiene una política de Estado”. Finalmente, el funcionario dejó en claro que la decisión final será del Presidente. “Se hará en la línea que más le convenga a la Argentina y la que me indique el Presidente”, explicó.

 

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