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NO DECLARO UNO DE LOS DETENIDOS POR LA EXPLOSION
Violentos y muy improvisados

Los responsables de la
bomba que estalló dentro de un auto pertenecerían a un minúsculo grupo sin �ninguna estructura�. Izquierda Unida deslindó responsabilidades ante el secretario de Seguridad.

Vilma Ripoll y Patricio Echegaray
de Izquierda Unida se entrevistaron ayer con Enrique Mathov.

Por Raúl Kollmann

“Sería un grupo muy chico, tal vez de cinco o seis jóvenes, militantes de ultraizquierda que han pasado por agrupaciones de derechos humanos o partidos de izquierda, que obviamente no tenían por ahora la pretensión de tomar el poder, pero sí hacerse notar con actos violentos, principalmente contra el plan económico. No tenemos en claro si pusieron los otros tres artefactos explosivos contra las fundaciones económicas de López Murphy y Cavallo y tampoco sabemos si estaban a punto de poner ese artefacto en alguna de las puertas del Ministerio de Economía. Está claro que casi no tenían estructura, ni siquiera llevaban un auto de apoyo, por lo que tuvieron que huir a pie. Además el artefacto era elemental.” Este es el diagnóstico que le hizo anoche a Página/12 un hombre allegado a la pesquisa por la explosión ocurrida el jueves en un auto ubicado en Sarmiento y Esmeralda.
Carlos Bértola, hijo de desaparecidos, resultó ileso de la explosión y ayer fue llevado a declarar ante el juez Adolfo Canicoba Corral. Se limitó a decir su nombre y número de documento y se negó a declarar. El magistrado resolvió que siga detenido y todo indica que le dictarán la prisión preventiva dentro de unos días. El otro detenido, Diego Quinteros, que perdió un brazo, seguía en terapia intensiva del Hospital Argerich. Quinteros no está en condiciones de declarar. De acuerdo con los testigos, había una o dos personas más en el automóvil Renault 11 que lograron escapar. Se dice que podría haber una mujer en el grupo, tal vez la esposa de Bértola, que se fugó del hogar de ambos, aunque por ahora no hay ninguna evidencia contra ella.
Según dijo la Policía, en los domicilios de Bértola y Quinteros se encontraron volantes de partidos de izquierda e incluso uno de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC), además de la colección de afiches del Che Guevara, el sacerdote Carlos Mugica, el Subcomandante Marcos y Fidel Castro. Por estos datos y sobre todo por el testimonio de militantes que los conocían, está claro que ambos eran de izquierda, ideológicamente más cercanos a Quebracho –organización que se hizo famosa por los disturbios en las marchas de protesta– que a los partidos más tradicionales de la izquierda. En el auto en el que se produjo la explosión había volantes del Movimiento Socialista de los Trabajadores (MST), cuya dirigente más conocida es la legisladora porteña Vilma Ripoll, pero los propios investigadores están seguros de que ni Bértola ni Quinteros tienen nada que ver con ese partido. Los dirigentes de Izquierda Unida Patricio Echegaray y Vilma Ripoll se entrevistaron con el secretario de Seguridad, Enrique Mathov, confirmaron que “nadie del MST” conoce a los detenidos y se quejaron de una campaña policial para involucrarlos.
En principio, se trataría de una célula que todavía no tenía nombre, pero que estaba dispuesta a recurrir a explosiones reducidas para llamar la atención y protestar contra el plan económico. Dado que Quebracho ha perdido presencia en La Plata y según parece vive una profunda crisis, aparecen algunos militantes que “quieren acción”. Este sería un caso. Quinteros, por ejemplo, tiene todo el cuerpo lleno de tatuajes, fundamentalmente estrellas rojas de cinco puntas, consignas y un rostro del Che Guevara. “Se ve que vivía obsesionado, en su mundo”, sostuvo uno de los investigadores.
De todas maneras, no se trata de una organización de envergadura. Hay algunos detalles que muestran su estructura elemental: el Renault 11 era propiedad de uno de ellos, iban tres o cuatro en el mismo auto, cuando la lógica es que se procuraran aunque sea una moto de apoyo, y terminaron huyendo a pie, con Quinteros gravemente herido.

 


 

OCHO PIQUETEROS DETENIDOS Y NUEVE HERIDOS
La represión en Mar del Plata

La Semana Santa le trajo a Mar del Plata tres cosas: turistas, piquetes y represión policial. Esta combinación generó, por un lado, ocho piqueteros detenidos y nueve heridos, y por el otro, un embotellamiento en la Ruta 2. Pero si los automovilistas sufrieron el jueves demoras y fastidio, los manifestantes detenidos, que reclamaban por un seguro de empleo y contra la reducción en los sueldos de un plan laboral, llevaron la peor parte: están acusados de “lesiones leves y resistencia a las autoridades”, y uno de ellos, Luciano Luppi, recibió “20 balas de goma en el cuerpo”, según el abogado César Sivo.
El jueves al mediodía era un momento clave para la protesta; los turistas que habían salido por la mañana de Capital y alrededores estarían llegando por esas horas a Mar del Plata. Con ese cálculo, 250 miembros de la Corriente Clasista y Combativa cortaron el acceso a la ciudad desde la Ruta 2, mientras que 50 integrantes del Movimiento de Desocupados Teresa Rodríguez hicieron lo mismo en la Avenida Zabala, continuación de aquella vía, y la calle Beruti. Los manifestantes exigían la aprobación de un seguro de empleo de 360 pesos por familia y además protestaban por la rebaja en los sueldos del “Plan Barrios”, instrumentado por el gobierno bonaerense.
Pasadas las 13, los piqueteros levantaron pacíficamente los cortes de la ruta y se dirigieron hacia la Municipalidad, escoltados por 200 policías del Cuerpo de Infantería, de las comisarías marplatenses y del Comando de Patrullas. A cinco kilómetros de la rotonda de acceso comenzó la represión contra los manifestantes, según la versión policial ante un presunto “intento de saqueo” de un supermercado. Pero Sivo, el abogado de los detenidos, aseguró que “reprimieron a mansalva, cuando los manifestantes solamente se dispersaban frente a un supermercado Carrefour”.
En un escrito presentado ante el fiscal Marcos Pagella, el abogado de los piqueteros afirmó que los policías los “comenzaron a golpear sin motivo alguno y de manera inusitada”. Sivo precisó que “hay nueve personas que tienen lesiones de balas de goma en la parte posterior del cuerpo, lo que indica que no estaban resistiendo, sino que huían de la policía”. El letrado también señaló que “hay testigos que vieron cómo le disparaban a quemarropa a Luppi” y agregó que ese piquetero “no recibió atención médica cuando fue detenido, pese a los 20 balazos de goma”.
Por la represión, el abogado ya presentó una causa contra los policías que actuaron en el operativo y pidió que se identifique a todos los uniformados que participaron del hecho. “Ahora los policías dicen que estaban disparando al aire. Si estaban haciendo eso, que expliquen cómo puede ser que los heridos hayan recibido disparos en la espalda y en los glúteos”, se preguntó Sivo.
La cuestión es que Luppi, Oscar Martínez, Mario Leguizamón, Alejandra Cristeche, Juan Oviedo, Fernando Sánchez, Luis Verón y Hernán Luza pasaron el viernes en una fría celda de la comisaría séptima. Al mediodía de ayer los indagó el fiscal Pagella por los incidentes frente a Carrefour y luego declararon como testigos en la causa que investiga el operativo policial. Para esperar el sábado, los trasladaron a la Dirección de Narcocriminalidad de la Policía Bonaerense. Y Ahora, el juez Raúl Paolini resolverá la situación procesal de ellos, aunque tiene hasta cinco días de plazo para tomar una determinación.

 

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