Por Martin Kettle
Desde Washington
Estados Unidos adoptó
ayer una instancia marcadamente más agresiva hacia China sobre
las circunstancias del choque del avión espía y las futuras
relaciones sino-norteamericanas tras la impasse de 11 días de duración.
Con los 24 miembros de la tripulación ahora de regreso en Estados
Unidos y preparándose para llegar hoy al estado de Washington
para reunirse con sus familias, funcionarios estadounidenses empezaron
a dar una versión del incidente muy distinta de la que está
siendo expuesta por Pekín. El secretario de Defensa, Donald Rumsfeld,
dijo ayer que el avión espía estaba volando de manera estable
hasta que el piloto de un caza chino, maniobrando agresivamente
en los cielos sobre el mar del sur de China, impactó la aeronave
norteamericana desde abajo. Rumsfeld sostuvo que los pilotos chinos han
estado hostigando a los aviones norteamericanos durante meses.
Contradiciendo informes chinos, Rumsfeld dijo que la tripulación
intentó radiar entre 25 y 30 señales de SOS y tuvo que realizar
un aterrizaje accidentado. También dijo que la tripulación
fue recibida por tropas chinas armadas. Los pilotos chinos han estado
maniobrando agresivamente contra nuestros pilotos durante meses sostuvo
Rumsfeld, citando 44 casos recientes. El piloto del F-8 claramente
puso en peligro las vidas de 24 norteamericanos. Rumsfeld también
dijo que una parte importante del equipo y de la información a
bordo habían sido destruidos por la tripulación estadounidense,
como están adiestrados para hacerlo. Agregó que los oficiales
chinos estaban armados cuando invitaron a la tripulación
a abandonar la aeronave. Mostrando algo de diplomacia, Rumsfeld
dijo que no sé si los chinos habían desenvainado sus
armas.
La decisión estadounidense de contradecir la versión china
de los hechos tan rápidamente llegó un día después
de que el presidente George Bush, en declaraciones en la Casa Blanca,
empleara un tono irritativo que había sido mayormente rechazado
por Estados Unidos durante el tiempo que la tripulación permaneció
en China. La disputa no servía para hacer avanzar una relación
constructiva con los chinos, dijo Bush. La detención de la
tripulación era inconsistente con una relación
positiva entre Estados Unidos y China. Ahora, ambos países debían
tomar una decisión resuelta de tener una relación
productiva. Las dos partes tienen previsto reunirse el próximo
miércoles para discutir los detalles del incidente del 1º
de abril y sus implicancias.
Afirmando que hablaba sobre la base de los interrogatorios realizados
a la tripulación, un funcionario dijo al Washington Post que un
caza chino había causado el accidente al quebrar uno de los motores
del avión espía EP-3. El avión estadounidense casi
se estrelló en el mar del sur de China, dijo el funcionario. El
caza chino tuvo menos suerte.
Los funcionarios estadoundienses afirmaron que ahora estaban más
convencidos que antes de que el piloto chino causó el accidente.
El avión norteamericano estaba volando en piloto automático
en el momento del choque y mantenía una dirección estable,
con visibilidad clara. China afirma que el avión norteamericano
se inclinó a la izquierda, chocando con el caza chino F-8. No
hubo un giro súbito, dijo un funcionario del Pentágono.
En lugar de eso, el F-8 hizo dos pasadas muy próximas al ala izquierda
del avión espía. En la tercera pasada, el caza vino
demasiado rápido. El piloto trató de desacelerar alzando
la nariz del avión, lo que frenaría la velocidad. Pero cuando
eso ocurrió, el piloto perdió el control fino de la operación
y su cola apareció bajo el propulsor número 1 del
avión espía. El choque con el propulsor quebró al
F-8 en dos y fragmentos del avión se estrellaron contra la nariz
del EP-3, rompiéndole el cono y golpeando un segundo propulsor
en su ala derecha. Estos incidentes desequilibraron por un tiempo al EP-3
hasta que el piloto recuperó el control y aterrizó en la
isla Hainan.
Nuestra estimación es que éste no fue un acto deliberado
tratando de embestir al EP-3 sino que fue un encuentro que no fue muy
bien manejado, dijo ayer un diplomático en Pekín.
China ha dicho repetidamente que el avión averiado había
violado su espacio aéreo al aterrizar en Hainan sin permiso. Pero
el diplomático dijo que el piloto había enviado SOS en frecuencias
usadas por todas las aeronaves. Las aeronaves y torres de control
deben monitorear las señales de pedidos de ayuda todo el tiempo,
afirmó.
HOY
HABRIA NUEVOS CHOQUES RACIALES EN EE.UU.
La intifada negra de Cincinnati
Por M.K. *
Desde
Washington
Cincinnati se prepara hoy para
un nuevo estallido de violencia cuando se celebre el funeral del joven
negro de 19 años, cuya muerte anteayer gatilló la ola de
disturbios que paralizó la ciudad y forzó al alcalde a declarar
el estado de emergencia. El entierro de Timothy Thomas en el barrio céntrico
de Over the Rhine será una prueba clave de la capacidad de las
autoridades de restaurar el orden en esta ciudad de Ohio. Hasta ahora
se registraron 82 heridos y más de 200 arrestos. Ayer se impuso
un segundo toque de queda desde las ocho de la noche hasta las 6 de la
mañana.
El primer toque de queda tuvo cierto éxito en contener la violencia
luego de tres noches consecutivas de violencia y saqueos tras la muerte
de Thomas por balas policiales. Más de 150 personas fueron arrestadas
esa noche por violar el toque de queda y hubo 63 más por otras
infracciones. Esto logró mantener algo parecido a la calma en las
calles. Pero las autoridades municipales admitieron que las medidas seguirían
en pie por al menos un día más.
El jefe de la policía de Cincinnati, Thomas Streicher, cuya fuerza
fue el foco de las protestas de la comunidad negra, aseguró que
la ciudad estaba volviendo a la normalidad. Al cargarse a Thomas, la policía
se anotaba un total de 15 afroamericanos muertos desde 1995, en una ciudad
donde el 40 por ciento de la población pertenece a esa raza.
Ningún funcionario municipal intentó argumentar que la crisis
estaba cerca de su fin. Las medidas parecen estar funcionando, pero
es una situación muy delicada, afirmó cautelosamente
el alcalde blanco Charles Luken, quien el jueves tuvo que declarar el
estado de emergencia en su ciudad. Una tentativa de los ciudadanos negros
de desafiar este toque de queda fue abortada cuando el presidente de la
Asociación Nacional Para el Progreso de las Personas de Color (NAACP),
Kweisi Mfume, usó un megáfono para convencer a la multitud
de que dispersara.
El incidente que detonó esta semana de crisis ocurrió en
la madrugada del sábado 7 de abril, cuando dos policías
de licencia avistaron a Thomas, quien estaba buscado por 12 denuncias
de conducir sin licencia. Thomas intentó escapar, lo que derivó
en una persecución que involucró a 12 agentes más
y que culminó cuando uno de ellos mató de un tiro al fugitivo,
que no estaba armado. Thomas había sido detenido en 11 ocasiones
anteriores desde marzo del 2000, casi todas bajo sospechas de violar normas
de tránsito. Los críticos afirman que esto confirma que
la policía se ensaña con jóvenes como él simplemente
por el color de su piel.
Casi todos coinciden en que la reforma policial es esencial para que no
se repita lo sucedido esta semana. Si no se resuelve aquí,
no se resolverá en ningún lado, enfatizó Mfume:
Cuando la policía queda mancillada por aquellos que toman
la ley en sus propias manos, debe ser la que rompa la pared azul de impunidad.
Sin embargo, el director del sindicato policial, Keith Fangman, ya salió
a decir que la ciudad de Cincinnati no debe claudicar ante las protestas.
* De The Guardian de Gran Bretaña, especial para Página/12.
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