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PRESION RADICAL PARA DESCENTRALIZAR LA CIUDAD
Una interna por las comunas

Los diputados porteños del radicalismo presentaron un proyecto para que la Cámara baja le exija a la ciudad que llame a elecciones para las comunas. La apuesta es que haya internas y ganarle espacios al Frepaso.

Cálculo: Los radicales saben del poderío de su estructura. Hay cálculos de que en caso de ir a una interna se alzarían al menos con 12 de las 16 comunas.

Por S.R.

La presión del radicalismo para que el gobierno porteño apure la sanción de la ley de Descentralización y convoque a la elección por comunas transcendió las fronteras de la ciudad: los diputados nacionales del radicalismo de la Capital Federal presentaron un proyecto para que la Cámara baja le solicitara formalmente a Aníbal Ibarra el cumplimiento de los plazos electorales establecidos en la Constitución local. Confiados en su poderío territorial, a los hombres del partido radical los seduce la idea de una interna para sacarle ventaja al Frepaso. Pero Ibarra y su vice, Cecilia Felgueras, no están dispuestos a someter a la Alianza a ese trance y sólo alentarán la elección comunal si los candidatos se designan por consenso y en partes iguales para cada uno de los socios de la coalición.
“Los radicales somos democráticos y respetuosos de la Constitución y, si en octubre no se votan los alcaldes de las comunas, se la estará violando”, explicó la diputada delarruista Graciela Inda, quien motorizó la presentación del proyecto en la Cámara baja. Señaló también que Ibarra debe impulsar la sanción de la ley de Descentralización y convocar a elecciones comunales en octubre para agilizar “la implementación de políticas activas que beneficien a los vecinos, como prometió la Alianza, y no apoyarse en argumentos de una mezquindad política que perjudican a los porteños”.
Detrás de esos fundamentos de Inda se encolumnaron todos los diputados radicales, salvo Rafael Pascual, por ser el titular de la Cámara baja. Así, suscribieron la iniciativa los también delarruistas Fernando Cantero, Beatriz Nofal y Pedro Calvo, el terragnista Juan Carlos Farizano, los nosiglistas Cristina Guevara y Marcelo Stubrin y el líder del Ateneo del Centenario, Jesús Rodríguez.
Según establece la Constitución porteña, a más tardar en 2001 debía darse cumplimiento a la descentralización política y administrativa del distrito en comunas, a cargo de un alcalde y una junta de gobierno elegidas por el voto popular. La convocatoria a esas elecciones requiere la previa aprobación de la ley de Descentralización que fije la cantidad de comunas, su área de influencia y sus atribuciones. Su sanción requiere los dos tercios de la Legislatura, donde existen desde hace años varios proyectos –la mayoría propone la división de la ciudad en 16 zonas– que nunca terminan de consensuarse.
El reclamo del partido radical no es ingenuo: los radicales saben del poderío de su estructura y quieren aprovecharla en desmedro de los frepasistas. Incluso hay cálculos que hablan de que en caso de ir a una interna se alzarían al menos con 12 de las 16 comunas.
Los frepasistas también saben de la intención de sus socios y por eso no se desviven por fogonear el tema en la Legislatura. Su estrategia es simple: no trabajar en pos del consenso necesario para juntar los dos tercios para aprobar la ley. Así, además, licuan su responsabilidad frente al incumplimiento de la Constitución.
El andar del Frepaso puede cambiar si los radicales acceden a que los candidatos en cada comuna se designen en partes iguales y mediante acuerdos entre ambos socios de la Alianza. Ibarra cuenta en ese punto con el apoyo de Felgueras. La cuestión es que así la elección de alcaldes deja de ser atractiva para la dirigencia radical.

 

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