Por Andrea Ferrari
Historiador, especialista
en política latinoamericana, Michiel Baud era el hombre adecuado
para obtener la información que el gobierno holandés quería
conocer. En setiembre del año pasado, fue contactado por la oficina
del primer ministro con una misión secreta: una investigación
sobre el pasado político de Jorge Zorreguieta, el padre de la novia
del príncipe Guillermo Alejandro. El gobierno quería saber
hasta qué punto Zorreguieta secretario de Agricultura de
Videla había estado involucrado en la dictadura y las violaciones
a los derechos humanos. Baud viajó a la Argentina y elaboró
un minucioso informe de 200 páginas que fue dado a conocer en Holanda
el pasado 30 de marzo, cuando se anunció el compromiso real. En
esta entrevista, Baud director del Centro de Estudios y Documentación
Latinoamericana y profesor de la Universidad de Amsterdam cuenta
cómo realizó esa investigación y cuáles son
sus conclusiones. Conclusiones no muy favorables para Zorreguieta.
¿Cómo empezó la investigación sobre
Zorreguieta?
La investigación empezó en setiembre y la terminé
en enero de este año. Fue a pedido del Ministerio de Asuntos Generales,
es decir la oficina del primer ministro.
¿Cuál era el objetivo que se le planteó?
El más importante era describir el contexto del gobierno
militar en el período 76-83 y más específicamente
los cargos políticos del señor Zorreguieta. Lo que se quería
saber era cómo fue su relación con los derechos humanos.
Usted vino a Buenos Aires para su investigación.
Sí, efectivamente.
¿Con quién se entrevistó?
El encargo fue totalmente confidencial. De modo que lo que hice
fundamentalmente fue revisar documentos escritos, en la Secretaría
de Agricultura, periódicos de la época, las memorias de
la Sociedad Rural Argentina y además hablé con algunos académicos.
No podía hablar con gente del período, funcionarios, colegas
de Zorreguieta, por la confidencialidad que debía mantener.
¿Cómo se manejó entonces?
La gente no podía saber que yo estaba haciendo esta investigación.
En muchos archivos yo dije que estaba haciendo un trabajo sobre la política
agraria del Proceso. A algunos académicos con quienes había
una relación de confianza sí les conté sobre los
objetivos de mi investigación.
¿Por qué era tan importante mantener el secreto de
la investigación?
Fue uno de los requisitos planteados cuando me lo encargaron. La
causa puede parecer banal: es que se trata de un matrimonio real. Si en
Holanda la gente sabía que yo estaba haciendo este trabajo, hubiera
concluido que la boda ya se estaba anunciando. Y en ese momento aún
no se sabía si la relación iba a derivar o no en matrimonio.
Recién cuando se anunció el compromiso, el pasado 30 de
marzo, se pudieron conocer las conclusiones de mi trabajo.
¿Cómo está estructurado su informe?
Tiene tres partes. La primera es Civiles y militares:
son cuatro capítulos sobre el gobierno militar, la política
económica del Proceso, la posición del sector agrario y
la Sociedad Rural. Hay un capítulo sobre la posición política
del señor Zorreguieta como subsecretario y secretario de Estado.
La segunda parte se llama Represión y reacción:
trata de la violación de los derechos humanos usando en gran parte
el informe Nunca Más. Luego describo las reacciones o las críticas
contra la política represiva del gobierno militar. Un capítulo
trata de cómo la sociedad argentina después de 1983 ha procesado
su historia: los juicios militares, la inclusión de la Madres y
las Abuelas de Plaza de Mayo, el testimonio de Balza.. .La tercera parte
trata de la actitud holandesa en este período frente a la Argentina.
En Holanda había un movimiento fuerte que criticabala violación
de los derechos humanos, había un grupo de mujeres que se solidarizaban
con las Madres de Plaza de Mayo, había un intento de boicot al
Mundial de Fútbol y una discusión política sobre
la relación entre derechos humanos y relaciones económicas.
¿Cuáles son las conclusiones?
En las conclusiones, unas 20 páginas, analizo los conceptos
presentes en los juicios morales desarrollados en la sociedad holandesa,
usando más bien la manera de pensar la Segunda Guerra Mundial y
la ocupación alemana y cómo después de la guerra
enjuiciamos a los holandeses que habían colaborado con los alemanes.
Es un esquema bastante dual, una dualidad difícil de explicar a
un extranjero, pero que se basa en una distinción bueno/malo. Después
planteo cómo se puede usar esta distinción para juzgar lo
que pasó en Argentina. Trabajo con opiniones de argentinos y concluyo
lo siguiente: la posición política de Zorreguieta en esta
época fue importante porque el Departamento de Agricultura es importante
en la economía argentina, además se mantuvo cinco años
y durante ese período su posición en el gobierno mejoró.
Es muy improbable que tuviera un involucramiento en la violación
de derechos humanos, pero es inconcebible que no supiera de esas violaciones
durante el gobierno militar. Esa es la clave en mis conclusiones. En mi
trabajo digo que dentro del esquema holandés de lo bueno y malo,
desarrollado en los 50 años pasados tras la guerra mundial, tengo
que juzgar la actitud de Zorreguieta durante el gobierno militar como
mala. Aquí fue algo fuerte, esta maldad
tiene un contenido muy fuerte.
¿Ese es el término textual que usted utiliza, maldad?
Bueno, aquí se habla de malo... yo lo traduje,
pero con la traducción se pierda la intensidad del concepto en
holandés. Yo termino diciendo que aunque podemos juzgar por encima
de las fronteras tenemos que respetar también las maneras en que
la sociedad argentina ha procesado su historia en los últimos 20
o 30 años.
¿Usted estudió casos concretos de violación
de derechos humanos en el área que manejaba Zorreguieta?
Hubo casos que surgieron después del informe, como los del
INTA. Yo saco conclusiones en base a lo que sé sobre su posición
política, lo que dicen las fuentes argentinas sobre el período...
Es una conclusión en base a fuentes, se podría decir circunstanciales.
Pero hasta ahora la prensa holandesa y también la argentina han
buscado mucho y no han encontrado nada que contradiga lo que yo afirmé
en mi informe.
Usted conversó con Zorreguieta durante su investigación.
No durante, sino después. Por la confidencialidad no pude
hablar con él. Cuando le entregué el informe al primer ministro,
me pidió que se lo explicara al señor Zorreguieta. Yo fui
con un ex ministro de Relaciones Exteriores a Nueva York en febrero. Pero
eso no cambió el informe. El escribió después una
carta, que en Argentina ya conocen y esa carta se añadió
al informe como un apéndice.
¿Cómo fue la actitud de Zorreguieta cuando usted le
explicó el informe?
No fue una discusión. Yo le expliqué algunas cosas
y estuvimos hablando más bien sobre los detalles del informe, las
distintas organizaciones agrarias que había, las diferencias...
fue una discusión bastante técnica. Claro, me dijo que no
había sabido sobre la violación a los derechos humanos.
Dijo que lo supo sólo en el 84, con el Nunca Más.
Yo no pretendía contradecirlo, fue simplemente un intercambio de
opiniones.
¿Cómo reaccionó? ¿Estaba a la defensiva,
enojado...?
No, enojado, no. Pero no quiero decir demasiado sobre esta discusión...
El dijo lo que quería decir en esta carta, de donde yo creo que
se puede deducir muy bien su actitud.
¿Estaba Máxima presente?
No.
Hay un acuerdo político con Zorreguieta para que no participe
de la boda de Máxima. ¿Usted estuvo presente en ese acuerdo,
participó de alguna manera?
No, yo no quería estar presente. Yo había dicho antes
de tomar el encargo que me parecía cortés y hasta necesario
mostrar mi informe hecho en secreto al señor Zorreguieta antes
de divulgarlo y por eso me entrevisté con él, pero no tuve
parte en las negociaciones.
Tras su informe, ¿usted piensa que el Parlamento va a aprobar
el matrimonio del príncipe con Máxima?
Bueno, pareciera que sí. El debate que tuvo lugar en el Parlamento
no fue definitivo, pero esa primera discusión el ambiente fue bastante
calmo, no hubo muchas críticas salvo de algunos partidos de izquierda.
En general había una fiebre de color naranja, como decimos nosotros,
porque el naranja es el color de la monarquía. El primer ministro
fue aplaudido por mucha gente por su manera de manejar la situación.
No creo que en la discusión a fin de año haya problemas.
También es favorable la opinión de la gente.
Sí, porque acá la gente dice que lo que hace el padre
no puede reflejarse en la muchacha. Ha sido un poco un choque la declaración
de su madre en La Nación en 1989 (se refiere a su inclusión
en una solicitada a favor del régimen militar), pero la gente ha
tomado bien las palabras de Máxima sobre el pasado de su papá.
En general hay un sentimiento favorable.
Lo que dijo y lo que
calló
Zorreguieta venía de un entorno ultraconservador
de grupos de presión agrícolas. En ese entorno se
compartían totalmente las ideas morales y nacionalistas de
los militares. Se consideraba a Argentina como un bastión
cristiano y occidental contra el comunismo y se creía que
prácticamente todas las medidas estaban justificadas para
reprimir la subversión marxista y peronista. Puesto que Zorreguieta
se abstuvo consecuentemente de hacer declaraciones político-ideológicas,
no es posible constatar hasta qué punto apoyaba estas ideas.
En comparación con otros representantes de organizaciones
de intereses agrícolas como la SRA, Zorreguieta era bastante
moderado en sus declaraciones públicas y por lo visto quería
evitar la retórica autoritaria que era habitual en los círculos
agrícolas y militares. Si perdía el apoyo de los militares
o del establishment agrícola, su posición social también
se vería amenazada. Esta puede ser una explicación
de su postura flexible y tan poco definida desde un punto de vista
político. Sin embargo esta actitud reservada tenía
también otro lado, porque cuando se parte de que se debe
juzgar a Zorreguieta no sólo por lo que dijo e hizo, sino
también por lo que no manifestó en público,
este juicio también debe abarcar su silencio sobre la violencia
militar y sobre la represión. No hay ningún indicio
de que se hubiera resistido de una u otra manera al régimen
militar o a ciertos elementos de la represión militar o de
que se hubiera distanciado del mismo.
Este párrafo fue extraído de las conclusiones finales
del informe elaborado por Baud.
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