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LIA JELIN HABLA SOBRE SU NUEVA PUESTA, “LOS LOCOS DE LA REINA”
“El humor hace que nos salvemos”

La directora afirma que la obra, una metáfora del poder en tono de farsa, se sostiene en el plano humorístico porque ésa �es la vía más rápida y eficiente para decir las cosas más terribles�. La pieza escrita por el francés Jacques Rampal se estrenará el viernes próximo en el Teatro Del Nudo.

Lía Jelín fue responsable anteriormente de �Confesiones de mujeres de 30� y también dirigirá la controvertida �Monólogos de la vagina�.

Por Silvina Friera

El personaje Ubu Rey de la obra homónima escrita en 1896 por Alfred Jarry se ubicaba en el límite de lo absurdo. Un siglo después se transformó en verosímil gracias a una dramática profundización de la grosería del poder, la violencia social que genera y la miseria moral de quienes lo ejercen. Las coincidencias se reencarnaron en una reina, un personaje contemporáneo con un excesivo apetito de dominación, creado hace cinco años por el joven dramaturgo francés Jacques Rampal, en la pieza Los locos de la reina, que la directora Lía Jelín estrenará el próximo 20 de abril en el Teatro Del Nudo (Corrientes 1551). “Cualquier realidad política supera a la ficción, por eso es muy complejo hacer un teatro que sea una crítica feroz sobre el poder y que haga reír cuando la situación argentina es tan dolorosa”, explica Jelín en la entrevista con Página/12.
Subtitulada Fantasía heroica en tres actos, la obra es una metáfora del poder en tono de farsa. Cuando la era menemista comenzaba a eclipsar, Pablo Rey, el traductor de Los Locos..., le recomendó a la directora que leyera el texto de Rampal, autor de la comedia La dama y el cardenal y confeso admirador de Molière. “Era fantástico que un francés hubiera creado algo tan latinoamericano y universal al mismo tiempo. Los Fujimori, los Menem y los Pinochet fueron siniestros gobernantes, que bajo una dictadura, democracia o aparente coalición se entronizaron en una torre de marfil y cometieron los peores delitos, sin importarles el sufrimiento de la gente”, dice Jelín.
Entusiasmada con este montaje que tenía en mente desde hacía tres años, Jelín admite que le costó mucho juntar el dinero, hasta que se sumaron las productoras Noemí Slutzky y Cipe Fridman y formaron una cooperativa. “Supongo que el establishment no quería una obra tan crítica e ideológica”, sugiere. Con las actuaciones de Lidia Catalano (la reina), Roly Serrano (el bufón), Marcelo Mazzarello (el primer ministro) y Celeste García Satur (la princesa), Los locos... ahonda en la bajeza de instintos de personajes patéticos que manipulan el poder a su antojo. La reina cocainómana y loca cree hacer feliz al pueblo porque el equipo ganó la Copa Mundial de Fútbol y el primer ministro, a mitad de camino entre un López Rega y un Rasputín, está obsesionado con usurpar el trono y apelarará a todo tipo de estrategias, como utilizar al ejército o pagar sobornos, para alcanzar su meta. La directora imita al legendario Pepe Arias y pronuncia una frase que popularizó el artista y que para Jelín resume el sentido de la obra: “Qué clase de basura es esta mierda de gobernante que no tenemos donde caernos muertos”.
“Los capaces no quieren el poder; la gente inteligente se abre porque sabe que el poder corrompe”, plantea Jelín, que prefiere un teatro visceral, capaz de contar historias, como el de El gran soñador, Svetch, Confesiones de mujeres de 30, entre otras puestas. A fines de abril, en el Complejo La Plaza, Jelín estrenará la paradigmática Monólogos de la vagina, de Eve Ensler, que se representó en más de 32 ciudades.
–¿Cómo definiría usted la mirada de Rampal sobre el poder?
–El texto resalta que el poder es un monstruo que desubica a la gente y la deshumaniza. La omnipotencia del lugar que ocupan los poderosos hace que el resto del mundo no exista, no importa que la gente se muera de hambre. La historia demuestra que siempre hay un poder que utiliza la energía y la vida de los pueblos. Hay una frase que dice la reina y que provoca escozor: “No tienen de qué quejarse, reemplacé bibliotecas, teatros y museos por estadios, bailantas y casinos. Mi pueblo, te creía tan diferente a los otros, pero hoy debo rendirme ante la evidencia de que todos los pueblos son ingobernables. Mientras este planeta esté poblado de pueblos nada podrá esperarse del género humano”. La coincidencia con laactualidad es obvia: cualquier dictador, déspota o líder político democrático está presente en esa reina hipócrita y corrupta.
–¿Plantea alguna alternativa, una esperanza?
–No, porque el poder está en manos de gente inescrupulosa. El que es ético, al que sigue los diez mandamientos no le interesa el poder. Incluso el bufón, que es un personaje que ve toda la verdad, no tiene la fuerza ni la capacidad para modificar la situación.
–¿Qué aspectos resalta en la puesta?
–Hago hincapié en un reino posible y atemporal, con un fondo de color fucsia y un trono dorado, que se convierte en cama porque el primer ministro es el amante de la princesa. La puesta acentúa la farsa, pero está hecha como si fuese un sainete, con un lenguaje cortesano que paulatinamente se va convirtiendo en muy vulgar y soez.
–En sus trabajos hay una constante que es reforzar el humor en situaciones dramáticas. ¿Por qué?
–Es la vía más rápida y eficiente para decir las cosas más terribles. No es que se digieran más fácilmente sino que llegan con más fuerza. El humor es corrosivo, destruye gobiernos, hace que nos salvemos. La solemnidad aburre y mientras sigamos tomándonos las cosas tan seriamente nunca vamos a llegar a nada. El teatro es la única cosa viva, la única relación carnal que queda. Porque tanto el cine como la televisión son situaciones industriales y mecánicas. El teatro es como una relación de amor y en eso reside su fuerza.

 

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