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CAVALLO LOGRO EL DISCIPLINAMIENTO DE POU A SU POLITICA CAMBIARIA Y MONETARIA
Sigue mientras haga todo lo que dice Mingo

Para no quedar solo en el desierto ante la gran cantidad de juicios que tiene en su contra, el titular del Banco Central se allanó a aceptar la estrategia económica de Cavallo. El acuerdo se selló ayer con los dos protagonistas en el directorio del BC. Relativizan el dictamen de la Bicameral.

Por David Cufré

Al margen del dictamen de la Comisión Bicameral, aconsejando o no la remoción de Pedro Pou de la presidencia del Banco Central, Domingo Cavallo definió ayer su propia estrategia. Aceptará que Pou se quede, y así se lo recomendará a Fernando de la Rúa, siempre y cuando el titular del Central se allane a sus exigencias. La número uno es que convalide el cambio en la Ley de Convertibilidad, para pasar a una canasta de monedas con el dólar y el euro. La segunda es que siga flexibilizando la política monetaria. Pou no puso reparos en el segundo punto, y dijo que se cuadrará en el primero, aunque sus íntimos recalcan que no comparte para nada el proyecto de la cesta de monedas. Hasta que Cavallo y Pou llegaron a ese acuerdo ayer al mediodía, el presidente del Central había dejado trascender que no esperaría al dictamen parlamentario y presentaría su renuncia. No lo hizo, sino que cuando muchos esperaban conocer el texto de la carta de renuncia, entregó un comunicado ratificando que se quedará hasta el final de su mandato, en setiembre de 2004.
La última semana Pou estuvo pensando qué hacer. Por momentos les decía a sus colaboradores que no podía aceptar que Cavallo hiciera y deshiciera a su gusto en temas que le son propios. Y concluía que debía alejarse del cargo, con una declaración pública en la que denunciara la violación de la independencia del Banco Central. Pero Pou dudaba en tomar esa actitud porque desde el llano le resultaría más difícil defenderse en las causas judiciales en que está seriamente comprometido. “No es lo mismo ser el presidente del Central y tener a 1500 personas trabajando para él, con un equipo de abogados a su disposición, que enfrentar a los jueces solo”, reconoció ante Página/12 uno de sus hombres de confianza.
Después de tanto meditar, Pou amagó ayer con la renuncia. Y logró lo que estaba buscando: provocar una definición de Cavallo a su favor. El ministro se corrió hasta el Banco Central al mediodía, cuando se daba por seguro que Pou entregaría la renuncia en horas más, y mantuvieron una reunión por 45 minutos, de la que participó todo el directorio. El ministro pronunció las palabras que Pou esperaba: “Aceptaremos su remoción sólo en caso de que el informe del Congreso demuestre de manera fehaciente que usted ha cometido un ilícito o si lo dictamina la Justicia. De lo contrario, le voy a aconsejar a De la Rúa que lo mantenga en el cargo”, enfatizó Cavallo.
El ministro no le hubiera hecho esa promesa por nada. Y de inmediato se lo hizo saber. Le dijo que en este momento el Gobierno necesita el acompañamiento del Banco Central en temas clave, como la adopción de una canasta de monedas y la aplicación de una política monetaria flexible que apuntale los esfuerzos por lograr la reactivación. “Pou defendía la dolarización, pero ya no”, sostuvo Cavallo por la tarde, en conferencia de prensa, para dar un ejemplo contundente del viraje que ha realizado el titular del Central tras el acuerdo que sellaron ambos. “Queremos que implemente una política monetaria compatible con la convertibilidad y también con esta extensión de la convertibilidad (al euro) que estamos haciendo en este momento”, agregó.
–¿Qué gana Cavallo defendiendo a Pou? –preguntó Página/12 a un destacado miembro del equipo económico.
– “Si Cavallo puede ser heterodoxo con un ortodoxo al frente del Central, que ponga la cara ante los mercados, está en el mejor de los mundos. Es decir, tendrá un mayor respaldo para salir del tipo de cambio fijo y no tendrá problemas para manejar la política monetaria a su gusto. Es un negocio redondo” –explicó. “Además –agregó–, se evitará que Pou se vaya denunciando la violación a la independencia del Central por cuestiones políticas y lo complique ante los inversores”.
Aunque el acuerdo es claro y los dos salen ganando, un allegado a Pou comentó a este diario que éste manifestó cierta desconfianza. “Le preocupa que Cavallo haya hecho todo esto para lavar su propia imagen frente a los mercados, en caso de que la Comisión Bicameral salga con un informe muyfuerte contra Pou y finalmente se decida su remoción”, señaló. De todos modos, Pou empezó a cumplir su parte del acuerdo. En el comunicado donde manifestó que “mi propósito es cumplir con el mandato legal, es decir permanecer en el cargo hasta setiembre de 2004”, agregó que lo hará “aportando toda la colaboración posible a la gestión que se encuentra realizando el gobierno del presidente Fernando de la Rúa”.
Cavallo le transmitió claramente en qué consiste la colaboración que pretende. En primer lugar, evitar cualquier comentario crítico al proyecto de la canasta de monedas. “Este es el punto más difícil para Pou, porque es una iniciativa que no comparte en absoluto. Pero lo acepta porque será una ley de la Nación y él no puede hacer nada”, admitió un colaborador suyo. Y en segundo término, Cavallo le dijo que se modificará la Carta Orgánica del Central para flexibilizar la política monetaria. “Pou accedió. El sabe cuáles son los límites de la independencia del Central. No se cree Alan Greenspan (presidente de la Reserva Federal estadounidense), sino que comprende que si el Gobierno va en una dirección, él no se puede oponer tajantemente”.
Cavallo explicó que la modificación a la carta orgánica consistirá en remover el artículo 28, por el cual los bancos no obtienen ganancias financieras por los encajes en pesos. El efecto de la medida será que los bancos podrán integrar bonos en pesos como parte de los requisitos mínimos de liquidez. Es lo mismo que se hizo la semana pasada con un bono en dólares. El ministro anticipó que se seguirá utilizando ese mecanismo para obtener financiamiento. Los bancos podrán integrar hasta el 33 por ciento de los encajes con bonos. De ese límite, hasta ahora se ocuparon 8 puntos con la emisión de la semana pasada por 2 mil millones de dólares.


EL GOBIERNO YA TIENE PREPARADO SU ARGUMENTO
“Dictamen que no es vinculante”

Por Fernando Cibeira

Si, como todo hace suponer, la comisión parlamentaria recomendará hoy o mañana la remoción del presidente del Banco Central, Pedro Pou, el Gobierno tendrá un problema en puerta. Luego de tanto bregar por una salida elegante de Pou, al parecer ahora el ministro Domingo Cavallo sería de la idea de mantenerlo en el puesto, en contra de todo lo que el mismo Gobierno dijo hasta ayer. Cavallo sabe que Pou es confiable para los mercados financieros y que sería la persona ideal para llevar adelante la reconversión de la convertibilidad a un promedio entre el dólar y el euro, su nuevo proyecto. Ambos mantuvieron ayer una reunión fuera de agenda y, a su término, Pou confirmó que tiene en mente cumplir su mandato que finaliza recién en el 2004. Por las dudas, en el Gobierno recordaban que el dictamen de la comisión “no es vinculante” para el presidente Fernando de la Rúa. De confirmarse, sería una vuelta de tuerca más del Gobierno en un tema en el que siempre dio mensajes contradictorios.
Un vocero de la Rosada aseguraba que Cavallo fue malinterpretado cuando la semana pasada la emprendió contra Pou y lo acusó de ayudar a mantener la recesión con su política monetaria. “Cavallo se está peleando todo el tiempo con todo el mundo. En ese momento, lo que quería era que Pou baje los encajes bancarios, pero eso no quiere decir que esta buscando que se vaya”, agregó el vocero. Se sabe que el ministro habló del tema con el Presidente el fin de semana en la quinta de Pilar. El sábado mismo, Cavallo adelantó que pensaba encontrarse con los cinco legisladores que integran la comisión para discutir los vericuetos legales del dictamen, como si eso le incumbiera. Ayer, sin embargo, cerca de los legisladores sostenían que nadie de la Rosada se había comunicado con ellos.
A cambio, el jefe de Hacienda resolvió encontrarse ayer con Pou y el directorio del Central. Y cuando las radios pronosticaban una segura salida de Pou, sucedió lo contrario. En la rueda de prensa que dio por la tarde, el ministro dijo que la reunión fue “muy buena” y que había comprobado que las autoridades del Central estaban dispuestas a llevar adelante “una política monetaria más expansiva”.
“Es que la propuesta de Cavallo de incluir el euro no fue muy bien recibida en los sectores financieros”, analizaba ayer un funcionario político del gobierno. “Tal vez ahora piense que sea mejor poner en práctica su propuesta con Pou al frente del Central, a sabiendas que su presencia puede mantener a los mercados tranquilos”, agregaba.
Si Cavallo ahora considera eso, habrá que ver qué resuelve De la Rúa entonces. Hasta ayer, el Presidente siempre consideró esencial la recomendación que le daría la comisión. En rigor, desde el vamos, en Gobierno evaluaron el trabajo de los cinco legisladores como una mera formalidad legal subordinada a la decisión que había tomado el Ejecutivo en el mismo momento en que Pou apareció involucrado en el lavado de dinero: sacarlo. Pero en aquel entonces el ministro todavía era José Luis Machinea y en el medio corrió mucha agua. Con todo, en Gobierno siguieron insistiendo en que los días del presidente del Banco Central estaban contados, al tiempo que De la Rúa cada vez que podía remarcaba la autonomía que constitucionalmente ampara a las autoridades monetarias. “No hay ninguna obligación para el Presidente”, insistían ayer en la Rosada sobre el dictamen de la comisión. “Tampoco tiene plazos”, agregaban.

 

 

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