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Ocho americanos en Pekín luchan 
para liberar a un avión preso

 La delegación de EE.UU. buscará hoy la devolución del avión espía retenido en China. Para persuadir, lleva una serie de represalias en la manga. Y ayer EE.UU. liberó a un neobudista buscado por Pekín.  
Dos oficiales norteamericanos en la puerta de su embajada en Pekín.
Hoy tratará el tema del avión una misión encabezada por el subsecretario de Defensa Peter Verga.

�Harán preguntas duras.� Así definió ayer la Casa Blanca la misión de los ocho hombres de EE.UU. que visitan hoy el Ministerio chino de Exteriores en Pekín. Van a exigir la devolución inmediata del avión espía EP-3 (valuado en 80 millones de dólares y todavía retenido en la isla de Hainan) y van a insistir en que fue el piloto del caza chino F-8 el que el 1º de abril provocó el accidente al actuar de manera temeraria. Los 24 tripulantes del EP-3 ya están en EE.UU., �por razones humanitarias�, según Pekín. China va a usar el encuentro para conminar a EE.UU. a que suspenda o reduzca la frecuencia de los vuelos de reconocimiento frente a sus costas. Entre tanto, ayer un líder neobudista chino, retenido en Guam y buscado por Pekín por �cultos diabólicos�, fue liberado. El Pentágono reveló ayer que el F-8 chino estaba equipado con misiles aire-aire de fabricación israelí. 
Los ocho miembros de la delegación estadounidense (en su mayoría militares) viajaron a Pekín con un aviso formulado por el portavoz del Departamento de Estado: �Si el encuentro es polémico, sabremos cómo quieren que sean nuestras relaciones a partir de ahora�, dijo Richard Boucher en Washington. De alguna manera, EE.UU. hace recaer en el encuentro el futuro de las cuestiones bilaterales, marcado por tres cuestiones inmediatas: la venta de armas a Taiwan, la normalización de las relaciones comerciales y el apoyo a la candidatura de Pekín para los Juegos Olímpicos. Pero la lista de represalias eventuales sigue: el Congreso norteamericano puede imponer a Pekín límites en las transferencias de tecnología, retrasar la autorización para que China lance un satélite, pedir la suspensión temporal de China en la Organización Mundial de Comercio (OMC). Estas amenazas tienen su contrapartida, y el gobierno chino ya ha amenazado con cancelar el contrato que tiene con la estadounidense Loral para lanzar un satélite, por lo que esta compañía perdería unos 180 millones de dólares. 
La portavoz del Ministerio de Exteriores chino ha repetido que su país �tiene todo el derecho� a realizar una investigación, que es la manera empleada por su gobierno para reconocer que ha analizado los sistemas y equipos de espionaje instalados en el aparato. �Lo que China haga con el avión dependerá del resultado de la investigación�, dijo Zhang Qiyue.
Ari Fleischer, portavoz de la Casa Blanca, insistió en que seguirá habiendo vuelos de reconocimiento, aunque no precisó la fecha de su reinicio. El portavoz del Pentágono, el contraalmirante Craig Quigley, declaró ayer que Washington no fue notificado por Israel de la venta de misiles Python 3 a China, con los que el F-8 estaba equipado, sino hasta después de ese incidente. 
Ayer, el presidente de EE.UU., George W. Bush, celebró una reunión con los máximos responsables de la seguridad nacional (incluyendo los Secretarios de Estado y Defensa, Colin Powell y Donald Rumsfeld) para analizar la forma de proteger la seguridad de los aviones en los vuelos de reconocimiento en torno a las costas de China. Una de las opciones en consideración, adelantada el lunes por The Washington Post, es el envío del portaaviones Kitty Hawk a esa zona marítima. Los radares del portaaviones permitirían detectar con tiempo y precisión la presencia de cazas chinos; al mismo tiempo, los aviones de combate podrían �escoltar� en el aire a los aviones espía para intimidar al ejército chino. 
Otra de las guerras entre EE.UU. y China, que precedía a la crisis del avión espía, continúa y parece agravarse en vísperas del encuentro de hoy en Pekín. Es la que involucra las detenciones, en China y Estados Unidos, de científicos, académicos y disidentes, a los que una y otra nación acusan de espionaje y traiciones. Ayer, el golpe fue dado por Estados Unidos con la liberación en la isla pacífica de Guam del líder neobudista Zhang Hong Bao, cuya repatriación exigía Pekín para ser juzgado por rebelión contra el Partido Comunista Chino. El movimiento espiritual Zhong Gong� que afirma tener 38 millones de seguidores en China (y que junto con Falung Gong es una de las bestias negras de los comunistas), huyó a Guamen enero de 2000, cuando pidió asilo político. Desde entonces permanecía bajo custodia policial en Guam debido, al parecer, a las presiones del gobierno chino.

 

 

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