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Para el viaje que emprendió anoche a Estados Unidos y Canadá, el presidente Fernando de la Rúa tomó algunas precauciones. Una fue la de armar una agenda tupida y casi sin espacios en blanco, cuestión de que no se repitan las críticas recibidas durante su relajada visita a Italia. La segunda fue que en la comitiva oficial el único familiar fuera su esposa, Inés Pertiné. El detalle que quedó fuera de tan cuidadosa organización fue quién ocuparía el lugar que habitualmente se destina al invitado representante de la oposición: en esta ocasión le tocó al ex ministro del Interior y actual senador Carlos Corach. La noticia provocó un considerable revuelo, teniendo en cuenta el álgido momento que vive el menemismo a partir del giro que tomó la causa por la venta de armas y que ayer mismo fue ratificada en la Justicia la denuncia contra la camarista Luisa Riva Aramayo por la visita que le hizo a Corach la semana pasada.
�En todos los viajes el Presidente invita a representantes de distintas fuerzas políticas�, dijo ayer a modo de explicación el vocero Ricardo Ostuni. Además, Ostuni �quien también integra la comitiva de 16 personas� aclaró que la presencia de Corach no tiene ninguna relación con la causa judicial por la que continúa detenido Emir Yoma, ex cuñado de Menem. �El acompañamiento de otras fuerzas políticas busca mostrar la cohesión que tiene la Argentina en sus grandes objetivos�, añadió el vocero.
Corach, divertido de antemano por las derivaciones que imaginó tendría su viaje, explicó a
Página/12 que la invitación presidencial había llegado al bloque de senadores peronistas y que había sido designado él para utilizarla. Sin embargo, en Cancillería aclararon que las invitaciones son una decisión exclusiva del Presidente. �Son invitados del Presidente y casi siempre se incluye a alguien de la oposición para dar una imagen de unidad política frente a los temas que se tocan�, explicaron.
Más que con la causa de las armas, en Gobierno preferían justificar la presencia de Corach en la comitiva en base a la efectiva tarea que había cumplido Corach para que el peronismo votara a favor de la Ley de Competitividad y los poderes especiales a Domingo Cavallo. �Corach se portó muy bien últimamente y De la Rúa es agradecido con los que lo ayudan�, aseguraba ayer un vocero de la Rosada. Como sea, no es menor la oportunidad en la que le tocó viajar a Corach. Hoy, en Washington, De la Rúa se encontrará por primera vez con el presidente de los Estados Unidos, George Bush, un día antes de la Cumbre de las Américas que se desarrollará a partir de mañana en Quebec. El propio De la Rúa aclaró que el breve encuentro que mantendrá con Bush tendrá como objetivo, más que nada, el conocimiento personal. Un indicio de eso es que no hay temario previsto.
Con todo, en la conferencia de prensa que dio anoche en la Casa Rosada antes de partir hacia Aeroparque, De la Rúa aclaró que tenía �muchas expectativas� ante su debut con el nuevo presidente norteamericano. �Es un aliado estratégico�, dijo sobre Estados Unidos. Y aclaró que aunque seguramente se conversará sobre la puesta en marcha del Area de Libre Comercio de las Américas (ALCA), Argentina participará del proceso �desde el Mercosur�, una cuestión que viene enturbiando la relación con Brasil.
De la Rúa llegará hoy a las 10 a la base aérea Andrews. Desde allí, irá a la embajada argentina en Washington, en donde quedará reunido con el canciller Adalberto Rodríguez Giavarini, el viceministro de Economía, Daniel Marx, y el embajador Guillermo González, para discutir lo que se conversará en la cumbre. Según las previsiones de protocolo, Bush recibirá a De la Rúa en el Salón Oval por espacio de media hora. Luego, juntos saldrán a los jardines de la Casa Blanca para la foto de rigor.
Al término de la reunión, el Presidente saldrá rumbo a Quebec, a donde está previsto que aterrice hoy a la noche. La primera actividad oficial la tendrá mañana a las 9, cuando compartirá un desayuno con el presidente brasileño, Fernando Henrique Cardoso, en el Hotel Chateu Fontenac. También se encontrará con el premier canadiense, Jean Chrétien, y los presidentes de México, Vicente Fox, y Chile, Ricardo Lagos.
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