Ingresó a los tribunales de Comodoro Py casi como un fantasma. Evitó con éxito la guardia periodística, concentrada más en la presencia de Emir Yoma en el juzgado de Jorge Urso, y ya frente al juez Gabriel Cavallo, Fernando de Santibañes presentó un extenso escrito en el marco de la causa por los sobornos en el Senado. El ex señor Cinco relató con pelos y señales su gestión en la SIDE que incluye un detallado informe, con copias de asientos contables incluidos, sobre el gasto de 138 millones de pesos que tenía de presupuesto anual y reiteró que le pidió y consiguió de su amigo, el presidente Fernando de la Rúa, 30 millones extras. Los fiscales Eduardo Freiler y Federico Delgado sospechan que en esa partida extra estaría el origen de las coimas.
De Santibañes sorprendió con su presencia a los integrantes del juzgado. Ya en el despacho, se limitó a entregar el escrito que lleva su firma y la de su abogado Hugo Pinto. En el texto, el ex funcionario criticó con dureza a los fiscales de la causa y aseguró que no hay ninguna imputación concreta en su contra. Según fuentes judiciales �Santibañes se equivoca�, y recordaron a
Página/12 que el amigo presidencial fue imputado por el entonces juez de la causa, Carlos Liporaci, quien había ordenado su indagatoria junto a la del ex ministro de Trabajo, Alberto Flamarique, y que Cavallo �congeló provisoriamente� cuando se hizo cargo de la causa.
En el escrito, el ex funcionario puso especial énfasis en describir el uso que se le habría dado al presupuesto que contaba la estratégica repartición. Presentó detalles de la utilización de los 138 millones que la SIDE tiene presupuestados, los 30 millones extras que consiguió e indicó cuál fue el destino de los 6,5 millones que se asentaron como gastos de personal pero que en la fiscalía se sospecha que tienen mucho que ver con los sobornos. Es que este dinero se cobró a través de dos cheques ante la ventanilla del Banco Nación en abril de 2000, poco después de que concluyeran las negociaciones por la polémica ley de Reforma Laboral.
Para la fiscalía, la extensa declaración no agrega nada nuevo a la causa y mucho menos despeja dudas entre los fiscales, quienes continúan sospechando de la responsabilidad del ex funcionario en el caso. En cuanto a las copias de los asientos contables, los fiscales tampoco le dieron gran importancia, sobre todo porque éstas fueron ya detalladas por el secretario de Finanzas de la SIDE, Juan Gallega, quien declaró en cinco oportunidades. Como dato anecdótico, es bueno recordar que Gallega llegó a la sede de los espías argentinos de la mano de De Santibañes y sobrevivió a los cambios en la cúpula de la repartición.
Sin duda, la causa de los sobornos cobró mayor actividad desde que el juez Cavallo se hizo cargo de la causa luego de que el cuestionado Liporaci renunciara poco después de que el Consejo de la Magistratura le iniciara juicio político. Todavía falta mucho para que la causa llegue a su fin, sobre todo después de que Cavallo secuestrara de la Sindicatura General de la Nación (Sigen) documentos secretos de la SIDE. Entre ellos figura un informe de la Sigen en el que se determinó la existencia de una diferencia millonaria entre los 51 millones de pesos que la SIDE dice que utilizó para pagar sueldos durante la primera mitad del 2000 y los registros que obran en ese organismo de espionaje. De allí, el juez también deberá determinar si de esa millonaria diferencia partió el dinero sucio para los sobornos.
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