Por M.G.
El chiste más festejado de Fernando de la Rúa recordó tiempos de Carlos Menem. En el contacto de prensa que compartió con el presidente norteamericano George W. Bush en la Casa Blanca, el presidente argentino dijo que no le gustaría �que alguien pensara que vine aquí para pedirle plata al señor Bush�. Bush rió. Un momento antes había planteado su apoyo a la Argentina con el enfoque Alcalino de esta época: �Es en nuestro interés que un socio comercial de los Estados Unidos se fortalezca económicamente�.
De la Rúa consiguió de este modo su primera reunión con George W., aunque no se trató de la visita de Estado con la pompa de los rifleros desfilando por los jardines de la Casa Blanca mientras suenan 21 cañonazos y se escuchan los flautines. Fue una visita privada camino a Quebec, donde comenzará la cumbre para discutir la formación del Area de Libre Comercio de las Américas. Tanto en público como en privado, el presidente argentino fue un disciplinado transmisor de la táctica de Domingo Cavallo, quien insiste en que la Argentina no necesita ayuda financiera para cumplir con sus pagos.
�Tenemos relaciones con las instituciones internacionales de crédito y nuestro financiamiento ya está asegurado�, dijo De la Rúa para alejar el fantasma del default. �Lo que queremos es más libertad de comercio�, dijo, aunque al menos ante los periodistas no precisó si pedía mayor facilidad de acceso al mercado norteamericano. �Y valoro mucho el apoyo expresado por el presidente Bush a la Argentina, donde hay tantas inversiones norteamericanas que nos gustaría ver incrementadas.�
Fue dentro de esa argumentación que De la Rúa dijo su chiste, o no tanto, sobre que no había ido a Washington a pedir plata, una afirmación que lo puso en sintonía con la forma de acercamiento elegida en su momento por Menem, Cavallo y el entonces canciller Guido Di Tella: diferenciarse del gobierno de Raúl Alfonsín mediante el recurso de reemplazar las quejas y los pedidos abiertos por manifestaciones de compromiso con el libre mercado y la desregulación.
�Queremos que a nuestros amigos les vaya bien�, fue la fórmula de Bush. �Estamos trabajando estrechamente con el nuevo ministro de Finanzas (léase Cavallo), estamos escuchando qué hace y creemos que el país está progresando. Sé que lo que el país y su dirigencia quieren hacer con el FMI, y creemos que la Argentina avanza hacia un plan de estabilización.�
Sin embargo, ésa sería una solución de corto plazo, porque el largo aliento es la promoción del libre comercio. �Voy a ser muy agresivo en el esfuerzo por instalar una agenda de libre comercio para el hemisferio, y me alegra escuchar del presidente las mismas palabras�, dijo Bush.
Después de la reunión, De la Rúa dijo que el encuentro, claro, fue �excelente�, y que �el presidente Bush fue amable, risueño, le gustan las bromas y trató de hablar en español�.
�Bush es muy criticado en los Estados Unidos �le comentaron.
�A mí me ha tocado tomar medidas difíciles para sacar al país adelante y también he recibido críticas �respondió en otra frase de reminiscencias menemianas: su antecesor solía decir que George, el papá de George W., y él, eran del mismo palo.
De la Rúa dijo que la votación sobre Cuba no figuró en la reunión, aunque sí hablaron de �la no intervención y la no indiferencia�, y que explicó a Bush la importancia �histórica y estratégica del Mercosur�. Algo que deberá repetir hoy ante Fernando Henrique Cardoso, quien seguramente deba habituarse a la combinación entre la retórica mercosurista del Presidente y la realidad alcalina del ministro de Economía.
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