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INVENTO QUE SU MARIDO MURIO EN LA AMIA Y COBRO
Más que revivido, avivado

Por R. K.

La versión oficial es la si- guiente: el inmigrante paraguayo Patricio Irala vivía en Gregorio de Laferrère con su esposa, Castorina Amarilla. Se pelearon y se separaron antes del atentado. Irala se volvió al Paraguay y su mujer aprovechó la oportunidad del atentado contra la AMIA para presentarse y señalar que su marido era chofer de la mutual judía y había muerto en el ataque. El Ministerio del Interior le pagó la indemnización, 55.000 pesos, sólo con el aval de dos testigos que la mujer consiguió en la cola de Migraciones. Ahora Irala fue descubierto en Paraguay, vivito y coleando, casualmente casado con la misma mujer. Si la historia es cierta, demostraría una cosa: que la investigación fue desastrosa porque tardaron seis años en descubrir que la AMIA no tenía choferes y que los muertos no fueron 86 sino 85. La otra alternativa es que Irala o su mujer hayan tenido alguna relación con el atentado, pero esa hipótesis no cierra ni hay evidencias de que pueda ser cierta. En todo caso, se trata de un misterio.
Según los investigadores, la clave de esta historia la dio el jefe de seguridad de la AMIA, Aarón Edry, cuando declaró en la causa hace un año, es decir seis años después del atentado. El hombre se había ido a vivir a Israel y recién volvió en el 2.000. Por entonces, se suponía que Irala había muerto prestando servicios como chofer de la AMIA, pero en su reaparición Edry lo desmintió, alegando que no había choferes. Parece un poco insólito que nadie haya afirmado en una causa que tiene 40 mil páginas que en la institución que fue víctima del atentado no sólo no trabajaba ningún Irala sino incluso que no trabajaba ningún chofer. Parece poco sólido el argumento de que en el atentado murieron todos los que podían dar datos sobre la cuestión de si existían o no choferes. 
El juez Juan José Galeano utilizó el testimonio de Edry como base para iniciar una causa por una estafa que también es llamativa: una persona de origen paraguayo y que vivía en una villa de emergencia se presentó �no está claro cuántos días después del atentado, pero se dice que en forma casi inmediata� para decir que su marido había muerto allí, pensando en una indemnización que recién fue resuelta un mes más tarde. 
Según parece, a Castorina le pidieron sólo dos testigos de que su marido trabajaba en la AMIA y murió allí. Ella los consiguió sollozando en la cola de Migraciones y así pudo cobrar los 55.000 pesos que el Estado argentino pagó como indemnización a los familiares de las víctimas, considerando el atentado como un �accidente de trabajo�. Cuando Galeano percibió que el matrimonio había armado una trampa, hizo la denuncia por estafa en el juzgado de Jorge Ballestero. En enero de este año, la Unidad Antiterrorista, a cargo del comisario Jorge Palacios, identificó a Irala en Paraguay, trabajando como panadero del Ejército. La pena a la que podría ser condenado el matrimonio va hasta los ocho años de prisión. 

La �Task Force� para Garré

La llamada Task Force creada el año pasado como grupo de investigación del Ministerio del Interior para profundizar la pesquisa sobre el atentado a la AMIA fue trasladada por decreto al Ministerio de Justicia. Estará a cargo del viceministro Melchor Cruchaga y tendrá como secretaria ejecutiva a la frepasista Nilda Garré, una designación que en algunos ministerios interpretan como indicio del retorno del Frepaso algo gobierno. La nueva Unidad Especial de Investigación tendrá, como la anterior, miembros de la Policía Federal, la SIDE, Prefectura y Gendarmería, entre otros. Esta composición es �al menos para los familiares de las víctimas� un arma de doble filo puesto que cierto recelo imperante entre las distintas fuerzas dificultaría la obtención de resultados. 

 

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