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EXPLOTARON LOS MERCADOS POR TEMORES
 A UNA REPROGRAMACION DE LA DEUDA
Bailando otra vez al ritmo del riesgo país

Otro viernes negro para la economía argentina. Los rumores de una reprogramación de la deuda desató una ola de pánico. El riesgo país trepó a 1046 puntos y se derrumbó la Bolsa. Carlos Menem echó más nafta al incendio: recomendó comprar dólares para cubrirse de una futura devaluación. 
La reacción de los mercados internacionales a los rumores le cambió la cara a los operadores. 
La desconfianza en Argentina provocó una venta masiva de títulos de la deuda pública. 

Por Claudio Zlotnik

El mismo día que el riesgo país se disparó hasta los 1046 puntos y en la Bolsa las acciones se derrumbaron 6,3 por ciento en promedio, Carlos Menem arrimó el fósforo para encender la mecha. �Hay que convertir los pesos en dólares lo más rápido posible�, recomendó a la población, justo en la jornada en que Domingo Cavallo cumplía el primer mes como ministro de la Alianza. La ola de pánico en los mercados se dio en medio de insistentes versiones de que la Argentina deberá reprogramar los vencimientos de su deuda. Producto del caos, que provocó una masiva ventas de activos argentinos, los títulos públicos registraron pérdidas de hasta el 7 por ciento, como en el caso del Global 2017. Y hubo préstamos interbancarios por el fin de semana que se pactaron al 30 por ciento anual. Anoche, desde Canadá, Fernando de la Rúa, salió al cruce del consejo de Menem. �No habrá devaluación ni dolarización�, sentenció el jefe de Estado.
Ante la agitación de los mercados, Cavallo volvió a enfrentarse a las operadores. �No entienden nada. Es gente que no tiene en qué ocuparse�, acusó desde Londres. El nuevo round del ministro con los corredores se dio en el marco de versiones sobre una inminente cesación de pagos por parte de la Argentina. Tanto en la city como en el Palacio de Hacienda identificaron a Wall Street y San Pablo como los epicentros de esas versiones. �Fue un viernes negro. Lo más parecido a las turbulencias que existían durante las jornadas previas a la devaluación brasileña�, rememoró el presidente de un banco líder en diálogo con este diario.
Según pudo establecer Página/12, consultando tanto a operadores de la city como de Wall Street, los inversores extranjeros están convencidos de que en algún momento cercano, la Argentina deberá sentarse a renegociar los vencimientos de la deuda. La depresión económica que impide incrementar la recaudación impositiva y las elevadas tasas de interés que le piden al Gobierno para refinanciar sus pasivos hacen pensar a los inversores que la Argentina se encamina, indefectiblemente, a la cesación de pagos. Este es el motivo principal que lleva a los inversores en títulos de deuda argentinos a desprenderse de ellos en manada, a precios de remate. Los recientes artículos de reconocidos economistas extranjeros, entre ellos Rudiger Dornbusch, aventurando el default potenció la actitud de los financistas.
El impacto inmediato de este fenómeno se verifica en el riesgo país, que ya llega a un nivel que implica una sobretasa de casi el 10,5 por ciento sobre el rendimiento de los bonos del Tesoro estadounidense. Si el Estado pidiera hoy prestado, nunca le darían dinero a una tasa inferior al 15 por ciento. En este marco, la posibilidad de ver a la economía reactivarse nunca estuvo tan alejada.
Los banqueros locales prefieren no mostrarse tan pesimistas. Aunque valga recordar que tienen buenos motivos para que así sea: en conjunto, los bancos poseen en sus carteras unos 15.000 millones de dólares en bonos. Y si el Gobierno incumpliera sus compromisos, serían los grandes perjudicados. Los financistas sacan cuentas y calculan que juntando los fondos que el FMI, el Banco Mundial y España deben del blindaje, sumados a la recaudación del impuesto a las transacciones bancarias y los recursos tomados de las reservas del Banco Central, Cavallo tendría varios meses de oxígeno. Siempre y cuando se cumpla al pie de la letra con las colocaciones programadas de títulos en el mercado interno (Letes y Bontes) que compran los bancos, por un total de 8500 millones. Pero respecto a esto último existen dudas. 
En las últimas semanas, los bancos vienen cediendo liquidez a favor del Gobierno a costa de contraer los préstamos al sector privado. Se sabe que esos recursos no son infinitos y su volumen depende de que Cavallo consiga modificar la Carta Orgánica del Central. Por otra parte, �¿qué sucedería si se produce una corrida bancaria? Antes que prestarle al Gobierno, los bancos tendrán que devolver los depósitos�, dijo un banquero a estediario. Al respecto, a nadie le pasa desapercibido que en el último mes y medio del sistema salieron unos 2262 millones (854 millones en pesos y 1408 millones en dólares).
Anoche, antes de dejar sus oficinas, la especulación de los financistas era que Cavallo estaba poco menos que obligado a formular anuncios a su regreso de Inglaterra para intentar apagar el incendio de los mercados. Las versiones daban cuenta de varios puntos.
Una reducción del gasto público, a manera de señal hacia los financistas ávidos de que Cavallo imprima un toque ortodoxo a su gestión.
Una rebaja impositiva sectorial, ya prometida al inicio de su administración. 
Asistencia financiera de parte de un grupo de países. Al respecto, trascendió que España estaría dispuesta a ampliar su ayuda original, de 1000 millones.
Sea como fuera, Cavallo tendrá su Día D el próximo martes. Ese día tiene pautado salir al mercado local a pedir 700 millones de dólares para refinanciar Letes y Bontes. Si hubiese buscado fondos ayer, hubiese pagado entre 16 y 17 por ciento anual, niveles record para este tipo de emisiones. De todas maneras, algunas versiones aseveraban que el ministro estaría dispuesto a suspender estas licitaciones antes que pagar �tasas ruinosas�, como él mismo definió.

Banqueros
Los representantes de los principales bancos que operan en la Argentina evaluaban anoche pedirle una reunión urgente durante este fin de semana al ministro de Economía, Domingo Cavallo, para analizar la debacle financiera ocurrida ayer. Según confirmaron fuentes del sector, el encuentro está siendo organizado por los principales referentes de la banca (Eduardo Escasany, Manuel Sacerdote, Enrique Ruete Aguirre y Antonio Martínez Jorquera, entre otros), los que quieren encontrarse con Cavallo para que éste les �clarifique sus planes hacia al futuro�. En realidad, los banqueros están muy preocupados porque en el activo de sus bancos tienen grandes sumas de títulos públicos, que en el viernes negro se desvalorizaron fuertemente. Pero que podrían llegar a evaporar su cotización si, como pronostican los gurúes de Wall Street, el Gobierno argentino va en camino a una reprogramación de la deuda. 

Una tímida prenda de paz
El Banco Central anunció que está considerando reducir los requisitos de liquidez sobre cuentas corrientes y cajas de ahorro, aumentando la exigencia sobre depósitos a plazo fijo. Según el comunicado emitido por el organismo, �esta medida tendría como objetivo contribuir a un mayor uso de las cuentas a la vista como medios de pagos, facilitando una mejora en el control de la recaudación impositiva�. Sin embargo, aclaró que �de instrumentarse estas medidas, la disminución y el aumento serían de magnitudes tales que tendrían un efecto neutro sobre la liquidez total del sistema�. Es decir, Pou aceptaría tomar una de las medidas pedidas por Cavallo, pero cuidando que ello no signifique una expansión del dinero prestable o en circulación, como quiere el ministro. 


Clima de cesación de pagos
Si bien el índice de acciones líderes MerVal cayó 6,3 por ciento, el derrape resultó más profundo si sólo se tomaran en cuenta a aquellos papeles representativos de empresas argentinas. En este caso, el ajuste hubiera alcanzado al 7 por ciento. En tanto, los títulos públicos cedieron entre 3 y 6 por ciento (este caso fue el del Global 2017). El temblor del mercado local se contagió a Brasil. La bolsa de San Pablo cayó 5,1 por ciento y el real se devaluó al record de 2,245 unidades por dólar, a pesar de que el Banco Central intervino vendiendo 890 millones de dólares en bonos que se ajustan por el tipo de cambio, con el objetivo de enfriar la plaza. La caída libre de los bonos dejó al descubierto algunos casos dramáticos. Como el caso del Bonte 2001, con vencimiento dentro de apenas un mes, que mostró un rendimiento del 60 por ciento en términos anuales, lo que da una idea del temor de los financistas a que Economía no pueda pagar la deuda. La tasa interbancaria, otro termómetro del pulso de la city, tuvo picos del 35 por ciento. En las mesas de dinero de los bancos apuntaron, además, que la desvalorización de los bonos se dio porque existen inversores fuertes de Estados Unidos y Brasil que �están vendidos a corto plazo�. Es decir, vendieron opciones de futuro a un determinado precio y especulan con que los valores caigan para que, al concretar la operación en una fecha próxima, puedan quedarse con la diferencia.

 

 

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