Independiente sacó en Avellaneda un empate sin goles ante Chacarita que le supo a escaso fruto, luego de haber dominado todo el partido y dispuesto de las mejores situaciones. Con este resultado, el equipo de San Martín suma 21 unidades, a siete del líder River, mientras que el local quedó con 15 puntos.
Mientras transcurría el primer tiempo, los hinchas de Independiente no podían evitar pensar que eso que veían era parte de otro partido que ya habían visto hace poco tiempo, precisamente contra Talleres en Córdoba: comandados por Prieto como autor intelectual del ataque por la izquierda, Independiente iba e iba, creaba una situación de gol atrás de otra, pero no concretaba. Y Jorge Vivaldo, el arquero de Chacarita, se transformaba lentamente en la figura del encuentro, tal como había pasado cuatro fechas atrás con Mario Cuenca, el golero de Talleres.
A los hinchas se les erizaban los pelos de la nuca: porque asistían impávidos a una falla tras otra de sus jugadores ante el arco rival y recordaban cómo, en aquella ocasión, terminaron perdiendo un partido que debieron haber ganado.
El recuento de las situaciones en ese período le daban la derecha a los incipientes temores: primero se lo perdió Vuoso pateando sobre el travesaño, al rato Vitali pateó de lejos un fuerte remate que contuvo el arquero. Después, vino un cabezazo abajo de Vuoso, y cerca de la media hora una interesante jugada individual de Vuoso por la izquierda �la puerta abierta que encontraba el local en el área de los de San Martín� que Prieto no pudo concluir rematando por arriba. El mismo volante se perdería un gol increíble a los 38�, cuando tras una habilitación de Cambiasso que lo dejaba solo con Vivaldo, la tiró inexplicablemente afuera.
El arquero se iba erigiendo en el baluarte, mientras sus centrales hacían agua. Se anticipó a un embate de Cambiasso saliendo a cortar como un zaguero, y sobre el final del período le sacó a Forlán un tiro libre al ángulo, la jugada más clara de gol de la que dispuso Independiente en la primera parte, en la que Chacarita sólo dispuso de un mano a mano de Lobo con Passet, que éste desvió con un pie.
El equipo de Sosa dominó los primeros minutos del complemento, mientras el local se acomodaba y retomaba el control del encuentro, y la impaciencia en la tribuna aumentaba. Vuoso pateó por arriba del travesaño, Vivaldo le sacó dos cabezazos increíbles a Forlán, el partido se consumía como la impotencia devoraba los arrestos de Independiente.
Los hinchas se fueron resignados. No habían ganado un partido que merecían, pero al menos no lo habían perdido como contra Talleres. Un consuelo que supo a poco.
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