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Nicolás Becerra (izq.), jefe de los fiscales, tiene ganas de irse.
Al camarista Martín Irurzun (der.) lo quieren tentar con ese cargo.
Por Sergio Moreno
 �El poder político podría accionar�, dijo a este diario un importante operador menemista sobre la Justicia. El concepto lleva implícita la preocupación que existe en esas huestes sobre el curso que cobró la causa por la venta ilegal de armas a Croacia y Ecuador. �Nadie puede estar tranquilo con este desbande�, dijo el consultado, al rememorar la guerra de declaraciones de ex funcionarios inculpados, para reforzar su sospecha. Ese poder político de marras tendría un difuso color bipartidista. El viernes fue comentado en Tribunales que habría un movimiento proveniente del oficialismo para modificar la composición de la Sala II de la Cámara Federal, que entiende en la investigación y ha sido infranqueable para los operadores del menemismo.
Según la especie, se le ofrecería al camarista Martín Irurzun un �ascenso�. Pero como cualquier nombramiento en la Justicia debe disponerlo el Concejo de la Magistratura, el �ascenso� sería la Procuración General de la Nación. Una fuente cercana al jefe de los fiscales dijo a
Página/12 que �(Nicolás) Becerra está amagando con renunciar�. �Solo ate cabos�, volvió a decir a este diario el influyente menemista mencionado al principio de esta nota.
En los alrededores del ex presidente nadie se esfuerza por guardar las formas; la preocupación ensombrece tanto al riojano como a sus más incondicionales escuderos. Tal como relató este diario el domingo pasado, la Sala II de la Cámara �formada por Irurzun, Horacio Cattani y Eduardo Luraschi� se erigió en una muralla que nunca pudo saltar el gobierno del último decenio, ni aun en su época de mayor esplendor y fortaleza. Dicho tribunal es quien guía los buenos pasos del juez federal de la causa, Jorge Urso, a quien apercibió en dos oportunidades duramente. A partir de allí, Urso �se ajustó a derecho�, según ironizó un conocedor de las conductas de los federales. �Está agarrado al código penal y hace todos los deberes�, ejemplificó la misma fuente.
Pero esta vez, desde el menemismo y el oficialismo comenzaron a rever su mirada sobre la Cámara. ¿Por qué? La respuesta en lo que respecta a las mesnadas del riojano es obvia: está en juego Emir Yoma �con todo su saber a cuestas�, varios ex ministros y ex funcionarios y el propio Carlos Menem. En lo referente al oficialismo �o a un grupo de poder dentro de la UCR� es más compleja y se relaciona al tormentoso pensamiento que une la crisis económica, el riesgo de default, la depresión producida por la recesión y el nitroglicerínico componente que aportaría lo que ellos entienden como una crisis institucional. Crisis institucional que se produciría si el largo brazo de la ley llegase hasta el ex presidente. Toda una particular visión sobre la sanidad del estado y la convivencia bipartidista.
El relato sigue así: nada pueden hacer los riojanos ni sus operadores sobre la Sala II, ergo, el trabajo lo harían los influyentes radicales. El hombre elegido �que, vale aclarar, aún no fue sondeado� es el camarista Irurzun. El �premio�, la jefatura de los fiscales.
Nicolás Becerra, peronista mendocino, es viejo conocido del menemismo, gracias a quien obtuvo el cargo de procurador general de la Nación. Ningún fiscal federal desconoce los renovados deseos de Becerra de abandonar su puesto para volver a la política en su tierra de sol y vino. �No se va a quedar mucho tiempo más�, confió uno de ellos a este diario.
Con el cargo a disposición, tentarían a Irurzun, desarmando así la Sala II, objeto de las preocupaciones de los inculpados y sus allegados. ¿El recambio de Irurzun? Se verá. �Primero lo primero�, dicen cerca de Menem.
La operación está en marcha. Su éxito o fracaso se comprobará en los próximos días.
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