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OPINION
El mago no existe
Por Eduardo Aliverti

A un mes de asumido, y en contradicción con esa imagen de �máquina de trabajar� que en parte está instalada en el imaginario colectivo, en parte fue creada por los medios y en parte es cierta, Domingo Cavallo había tomado únicamente dos medidas concretas. El impuesto a las cuentas corrientes y el �paquetito� de disposiciones sobre algunos productos importados. Nada más. Con lo primero le va mejor de lo previsto (alrededor de 25 millones de dólares de recaudación diaria), pero toda va a parar al cierre del déficit acordado con el Fondo Monetario. No hay efecto concreto sobre las necesidades de las mayorías. Y con lo segundo llegó tarde para apagar el fuego que él mismo inició hace diez años. Tal lo demostrado por el suplemento Cash de este diario en su producción central del domingo 8 de este mes, la avalancha importada no se detendrá ni de lejos porque los productos entran subsidiados desde sus países de origen a precios ridículos. Y fue el propio Cavallo quien, en reunión con 200 representantes de los grupos empresarios más poderosos, antes de partir hacia Francia, les dijo �muchachos, llegamos tarde�. Respecto de sí mismo, le faltó agregar. De la destrucción del mercado interno que él continuó y renovó. Quizá lo haya pensado pero naturalmente que lo señaló acerca del impuestazo de Machinea y del recorte de los salarios públicos, revelados como inútiles para equilibrar las cuentas fiscales. El ajuste que se viene será otra vez sobre el Estado, por supuesto que después de las elecciones de octubre. Y, obvio, no cabe esperar nada que afecte los intereses de la crema del establishment.
¿Qué se imponía entonces? Un nuevo ilusionismo de �gestión activa�. Otro entretenimiento mientras el Titanic llega al témpano: el euro, la paridad cambiaria con una canasta que no es más que una bolsita, una lotería a largo plazo. Sin disposición de afectar a quienes, más que ser los que más tienen, tienen a lo bestia; sin mercado interno; con tasas de interés por las nubes e imposibilitado, por ahora, para corregir una moneda sobrevaluada, la última carta de este gobierno penoso antes de llamar a elecciones presidenciales anticipadas marcha, casi indefectiblemente, hacia su fracaso. Sólo lo puede salvar un hoy impensado cambio de tendencia en las finanzas mundiales. De todas maneras, la oposición política y los luchadores sociales carecen o de ideas alternativas o de liderazgo efectivo. Por lo tanto hay margen para seguir ajustando sobre los de siempre. Fracasará Cavallo, pero no la marcha global del modelo de exclusión. Y menos aún en una sociedad que antes que para alguna epopeya refundacional está para agarrárselas con los inmigrantes, por ejemplo. Así les fue, siempre, a los pueblos que mandan para abajo las patadas que le vienen de arriba.


 

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