Página/12
en Canadá
Por Eduardo Febbro
Desde Quebec
Palos, gases lacrimógenos y discursos sobre democracia se conjugaron ayer en Quebec durante la primera sesión plenaria de la tercera Cumbre de las Américas. Del norteamericano George Bush al argentino Fernando de la Rúa, pasando por Andrés Pastrana o la presidenta de Panamá, todos los mandatarios hablaron de democracia y de la estrecha relación que existe entre integración y crecimiento con estabilidad. Si fuese una momia, la democracia se habría despertado de su letargo al escuchar tantas y tantas veces su nombre. Los argentinos estuvieron en vilo: un día antes de la declaración final, todo indicaba que la próxima cumbre se organizará en Buenos Aires. Si no se produce ningún incidente imprevisto, concretamente si Estados Unidos no da marcha atrás y no reitera su ambición de organizar el cuarto encuentro de las Américas, la capital argentina será la sede de la próxima cumbre y el escenario de los próximos combates antiglobalización.
En todo caso, en nombre de esa democracia se presentó una cláusula que apunta a excluir del ALCA a los países que no respeten ciertas normas adoptadas por todos. A este respeto, el presidente argentino explicó que �la cláusula democrática la hemos propuesto nosotros y significa el fortalecimiento y el respeto de la democracia. La cláusula significa que para entrar en la cumbre de las Américas hay que representar la democracia, o excluir al menos a aquellos que hayan tomado el poder por la fuerza. Así que tiene un valor docente, paradigmático, que reafirma el compromiso con la democracia, que es la garantía de la libertad y los derechos humanos�. A esa cláusula se le agrega una llamada �Carta democrática� cuyo proyecto fue presentado por Perú y será discutido ampliamente en el próximo mes de junio en la reunión de la OEA.
El proyecto peruano abarca tiende de hecho a �sanear� el funcionamiento de los sistema democráticos ampliando la base de criterios de convergencia democrática. El primer ministro peruano Javier Pérez de Cuellar adelantó que la carta apunta a que �la democracia sea el denominador común de todos los países del hemisferio�. Según detalló el canciller argentino Adalberto Rodríguez Giavarini, se trata, por ejemplo, de mejorar la �calidad institucional de la democracia. Esa calidad implica justicia electoral independiente, prensa libre y que se admitan las comisiones internacionales que vienen a trabajar en un proceso electoral�.
La Carta peruana no es lo mismo que la cláusula que se discute en la cumbre. La primera es una declaración que deberá ser adoptada por la OEA para fijar las normas de los conceptos democráticos. Lo segundo es una cláusula propia a la Cumbre de las Américas que torna vinculante la existencia de un régimen democrático para pertenecer al ALCA y a la misma Cumbre. Como ésta tiene 23 iniciativas y una de ellas es el ALCA, no respetar sus condiciones equivale a la exclusión inmediata. De alguna manera, se hace aquí extensiva para el conjunto de las Américas la condición fijada en el Mercosur mediante el protocolo de Ushuauaia, el cual advierte que la vigencia de las instituciones democráticas �es condición esencial para el desarrollo de los procesos de integración de los Estados Parte�.
En resumen, la iniciativa recoge la intenciones de las palabras pronunciadas ayer por George Bush cuando anheló �una edad de prosperidad para un hemisferio en libertad�. Desde luego, ambos méritos deben conseguirse según las condiciones estrictas de Washington.
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