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festival de CINE independiente

�NUBES DE MAYO�, DEL TURCO NURI BILGE CEYLAN
Al modo del mejor Kiarostami


�Modelo 73�, que cierra la muestra, es una historia de chicos indecisos y chicas muy decididas.
La película está dirigida por Rodrigo Moscoso, egresado de la Universidad del Cine. 

�Nubes de mayo� fue la sorpresa de la Berlinale 2000.

Por Luciano Monteagudo

Fue la gran sorpresa de la competencia de la Berlinale 2000 y será, sin duda, una de las revelaciones de esta tercera edición del Festival de Buenos Aires. Se trata de Nubes de mayo, el film con el que el concurso oficial vuelve hoy a dar un salto hacia arriba. Este segundo largo del realizador turco Nuri Bilge Ceylan revela un director de una gran sensibilidad, preocupado por cuestiones esenciales del cine, que en los últimos tiempos sólo el iraní Abbas Kiarostami parecía plantearse: ¿cómo atrapar lo real?; ¿cómo filmar un paisaje?; ¿cómo transmitir al espectador ese sentimiento de movimiento en el espacio, inscripto en el tiempo presente? 
Estas preocupaciones se hacen incluso más tangibles por el hecho de que la excusa argumental que tiene Nubes de mayo es la de un cineasta que vuelve a su pueblo natal, para hacer un film protagonizado por sus propios padres, campesinos que le han dedicado toda su vida a la tierra en la que viven. Si bien es cierto que la enorme sombra del cine de Kiarostami se hace evidente en el film, la delicadeza extrema de Nubes de mayo permite acceder a una experiencia muy particular, de una extraña comunión entre la cámara, los personajes y el paisaje que los contiene.
La anécdota es mínima. Un realizador llamado Muzzafar vuelve a la pequeña aldea de Anatolia donde creció y se propone capturar el austero encanto del lugar y sus habitantes, para un film que irá construyendo sobre la marcha. Sus padres (interpretados por los verdaderos padres de Bilge Ceylan) no tienen, sin embargo, demasiado tiempo para esos pequeños juegos con una cámara. Están preocupados por salvar una franja de tierra amenazada y consideran que el mundo tiene ya demasiados problemas como para que ellos tengan que �actuar� otros diferentes. El realizador, sin embargo, no cede y de a poco irá reclutando para el film a otros miembros de la familia, entre ellos un primo que sueño con estudiar cine en Estambul y un pequeño sobrino que debe cumplir con una prueba muy especial y que aporta una sutil dosis de suspenso a la película. 
Se diría que en la superficie Nubes de mayo �ganadora del premio de la crítica internacional (Fipresci) a la mejor película europea del 2000� hay una simplicidad luminosa, cristalina, pero a medida que el film avanza se van descubriendo distintos niveles de complejidad, que tienen que ver con el problema de la representación del mundo, con la construcción de un relato y con la eterna disyuntiva del arte entre la verdad y el artificio. En el espíritu contemplativo de Nubes de mayo �en su registro de la rústica música del viento, del movimiento crepuscular de unas hojas o del cambiante color del cielo� también hay una belleza muy rigurosa, severa, aquella que sólo es capaz de captar un cineasta de una sensibilidad muy especial. (Nubes de mayo se exhibe hoy a las 19.45 en el Hoyts 10 y mañana lunes a las 13 en el Hoyts 12.)

 

 

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