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UN AUSPICIOSO ALUVION DE PELICULAS ARGENTINAS INEDITAS
Polaroids de la generación que se viene 

El Festival de Buenos Aires funciona como plataforma de lanzamiento para una nueva camada de cineastas. Por convicción o por las circunstancias, �Modelo 73�, �La libertad�, �Bolivia� y �El descanso�, entre otras, hacen honor, con matices, al apelativo de �independientes�.
�Taxi, un encuentro�, se estrena hoy en Hoyts Abasto.
Film de Gabriela David, hija de Mario, recientemente fallecido.

Por Horacio Bernades

Todo está dado para que el 2001 sea el año del despegue. Un verdadero aluvión de primeras y segundas películas, una nueva camada de jóvenes realizadores, muchos de ellos provenientes de escuelas de cine, coloca al cine argentino a las puertas de un drástico recambio generacional. Ese recambio se irá notando, a lo largo del año, tanto aquí como en el extranjero. Primera estación de ese recorrido, el Buenos Aires Festival de Cine Independiente. Cumpliendo con su cometido de ser la plataforma ideal para poner en circulación el joven cine argentino, la tercera edición del Bafici presenta tres óperas primas en competencia, siete primeras o segundas películas en la muestra Lo Nuevo de lo Nuevo y otras tantas esparcidas en secciones varias. Quien quiera atisbar a dónde apunta el cine argentino en los próximos años no podrá dejar de darse una o varias vueltas por el Abasto, de aquí a fin de mes.
Eso es lo que hacen directores, programadores y observadores de varios de los festivales más relevantes del mundo, que ya están en Buenos Aires, dispuestos a descubrir y capturar aquella perla rara. Con parecida intención, bajaron hasta aquí buena cantidad de críticos y enviados extranjeros, desde un redactor de la legendaria revista francesa Positif hasta la representante de Variety, periódico oficial de la industria del cine estadounidense. Se comprende, teniendo en cuenta la performance que las películas argentinas vienen teniendo en Estados Unidos y Europa. Recuérdese que, además del Oso de Plata que La ciénaga se llevó de Berlín, tanto el estreno comercial de Plata quemada en España y Francia como la presentación de Nueve reinas en un festival de Nueva York despertaron, en meses recientes, las más laudatorias reseñas que puedan imaginarse. 
El salto internacional continuará en los próximos meses. Acaba de confirmarse la presencia de dos representantes argentinas, el mes próximo, en el festival de Cannes. Se trata de La libertad, ópera prima de Lisandro Alonso, de 26 años, y Bolivia, primer largo a solas de Adrián Caetano, correalizador de Pizza, birra, faso y verdadero �hermano mayor� de la nueva corriente. Con producción de los realizadores Martín Rejtman (Silvia Prieto) y Pablo Trapero (Mundo grúa), La libertad narra, con máximo despojamiento, la jornada de trabajo de un hachero pampeano. Precediendo a su desembarco en la prestigiosa sección de Cannes �Un certain regarde�, el film de Alonso aparece, algo escondido, dentro del �Panorama de cine independiente�, que presenta el BAFICI (jueves 26 a las 23.15, sala 11 del Hoyts). Seleccionada para formar parte de la prestigiosa Semana de la Crítica de Cannes, Bolivia sigue los pasos de un inmigrante ilegal que intenta ganarse la vida en Buenos Aires, trabajando como parrillero. 
Pero lo de Caetano no termina allí. A poco de regresar del festival francés, se pondrá manos a la obra con su nuevo film, Un oso rojo, que cuenta con producción de Lita Stantic y tiene su guión terminado y a la espera. Cuatro meses después de Cannes es el turno de Venecia, y ya se sabe que hay una plaza reservada allí para un film argentino. Producto de un acuerdo celebrado entre las autoridades del BAFICI y una asociación de productores italianos, un jurado especialmente designado lo elegirá entre las películas que se presentan en el festival. Y es de suponer que a otros festivales internacionales seguirán llegando, en el curso del año, más películas argentinas. Sobre todo, a los dedicados al cine independiente, como el de Locarno, que se celebra en agosto, al sur de Suiza. 
Algunos obligados por las circunstancias, otros por convicción, los realizadores de la nueva camada hacen honor al apelativo de �independientes�, produciendo sus películas por propia cuenta y riesgo, sin contar con el concurso de productores privados y casi enteramente al margen de créditos oficiales. Dadas las circunstancias, lo hacen con presupuestos restringidos, filmando con frecuencia en 16 mm y a veces endigital, para ampliar luego a formato profesional. Siempre y cuando se consiga el aporte de productores independientes o de fundaciones privadas. Los primeros no abundan. Por el momento, el lote de productores consecuentes con el cine independiente parecería reducirse a dos. O tres. Por un lado, Lita Stantic, que, además de la próxima Un oso rojo, hizo lo propio con Mundo grúa y La ciénaga. Por otro, la dupla integrada por Martín Rejtman y Hernán Musaluppi, que solventaron No quiero volver a casa, de Albertina Carri, y repiten ahora con La libertad, mientras preparan el debut cinematográfico del dramaturgo Felipe León, autor de la obra Mil Quinientos metros sobre el nivel de Jack. 
Aquí es donde aparece la Universidad del Cine. Desde comienzos de los 90, la institución que dirige Manuel Antin ha venido convirtiéndose, de modo creciente, en pivot clave para el desarrollo del fenómeno. Por un lado, allí se formaron la mayor parte de los nuevos realizadores, que comenzaron a asomar la cabeza a mediados de los 90, con aquellas recordadas Historias breves. Un caso notorio de graduado de la FUC es Pablo Trapero, autor de Mundo grúa, quien prepara en estos momentos su segundo film, El bonaerense, para comenzar a rodar en setiembre. Pero Trapero es apenas la punta más visible del iceberg: siete de los directores que presentan por estos días sus películas en el festival son ex FUC. Empezando por dos de las tres de competencia. El descanso, que debuta mañana, es un extraño caso de dirección a seis manos, a cargo de Ulises Rosell, Andrés Tambornino y Rodrigo Moreno. Los dos primeros son los realizadores de Dónde y cómo Oliveira perdió a Achala, uno de los cortos más sorprendentes de aquellas Historias breves, que tenía guión de Moreno. Según se adelanta, se trata de una nueva y desconcertante odisea, con dos porteños extraviándose ahora en las sierras de Córdoba. 
El otro ex FUC en competencia es Rodrigo Moscoso, que cierra la muestra con Modelo 73, en la que varios chicos indecisos, y chicas sumamente decididas, dan vueltas por la ciudad de Salta. Siguiendo con la camada FUC, el propio Rosell, uno de los realizadores de El descanso, presenta un extraño documental, en la sección Lo Nuevo de lo Nuevo. Se trata de Bonanza, donde se revela que aquellos dos gordos chatarreros de Oliveira y Achala eran en verdad ... dos gordos chatarreros, que se dedican aquí a la clase de vida semisalvaje que más les gusta (martes 24 a las 21, Hoyts 11). En la misma sección aparece otro ex FUC, Juan Villegas, que presenta Sábado (jueves 26 a las 21, Hoyts 11), un film sobre (casi) todas las combinaciones entre tres parejas y tres autos, todo a lo largo de 24 horas. Villegas es, además, guionista de Modelo 73 y asistente de dirección de Sólo por hoy, el film de Ariel Rotter que, tras presentarse en Rotterdam y Berlín, tuvo la responsabilidad de inaugurar el BAFICI. Alonso y Rotter son, faltaba más, ex alumnos de la FUC. Además de formar nuevos realizadores, la FUC solventa, total o parcialmente, varios de estos films. De hecho, Sólo por hoy es la tercera producción de la casa, luego de Moebius y Mala época. 
Entrando ya en cuestiones de estilo y estética, un paneo a través de las películas presentes en el festival permite entrever rupturas y continuidades. Precedidas a toda orquesta por La ciénaga, aparecen tres películas dirigidas por mujeres, todas ellas incluidas en Lo Nuevo de lo Nuevo. Se trata de Taxi, un encuentro, de Gabriela David (hoy a las 21, Hoyts 11), Vagón fumador, de Verónica Chen (miércoles 25 a las 21, Hoyts 11) y La fe del volcán, segunda película de Ana Poliak luego de Que vivan los crotos (mañana a las 21, Lorca 1). Luego de la ola ascendente marcada por Pizza, birra, faso y Mundo grúa, la apuesta por el realismo social parece en repliegue, cediendo protagonismo frente a películas más volcadas sobre el ámbito de lo privado, que presentan protagonistas jóvenes, ambiente urbano, relaciones inestables y una mayor liviandad. Es el caso de Modelo 73, Sábado y Sólo por hoy, todas ellas funcionando como polaroids generacionales. A este repliegue sobre lo íntimo bien podrían sumarse Taxi, un encuentro, con un ladrón de autos levantando a una bella pasajera en problemas, y Vagón fumador, en la que una adolescente se enamora de un taxi boy. No es esta, sin embargo, la love story más atípica del festival, si se considera que en Animalada, debut del escritor Sergio Bizzio y tercera argentina en competencia, un estanciero pierde la cabeza por una oveja (hoy, 13.15, Cosmos). En tren de anomalías, a Animalada se le suma Clon, de Alejandro Hartmann (viernes 27 a las 21, Hoyts 11). Proveniente del videoclip, Hartmann incursiona en un género tan poco explorado aquí como es el thriller de ciencia ficción, con dos hermanos intentando clonar a su papá. Todas las películas del BAFICI confirman que, para tener un futuro, el cine argentino deberá seguir investigando lo nuevo de lo nuevo.

 

 

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