Página/12
en Canada
Por
Eduardo Febbro
Desde Quebec
Hay
frases cortas que valen la tranquilidad de millones de personas. El presidente
norteamericano George Bush pronunció una de esas frases cuando
manifestó su público respaldo a la Argentina. Con esa manera
suya mansa y pausada de expresarse, Bush sacó de la manga un apoyo
que sorprendió al mismo Fernando de la Rúa. En la conferencia
de prensa que cerró la Tercera Cumbre de las Américas en
Quebec, Canadá, Bush respondió a una pregunta sobre la posibilidad
de que el Tesoro norteamericano ayudara de manera directa a la Argentina
en la fase crítica que atraviesa, igual que como hizo con México
en su momento. Bush se acercó levemente hacia el micrófono
y, sin mover un solo músculo de la cara, dejó bien claro
que Estados Unidos no descartaba una nueva asistencia económica
a la Argentina, tanto bilateral como multilateral. Si bien dijo que esas
decisiones las tomaba el Tesoro, Bush agregó que estamos
en contacto con el gobierno y tomaremos las decisiones debidas respecto
a una asistencia bilateral o una asistencia adicional a través
de las instituciones financieras internacionales según corresponda
al caso. Luego aseguró que su gobierno seguía muy
de cerca la situación en la Argentina y aclaró que
era del interés de Estados Unidos que la economía
argentina se recupere y también, obviamente, del interés
de los vecinos de Argentina que así suceda.
Después de tantas malas noticias, Fernando de la Rúa no
salía de su asombro. Recibir un espaldarazo público de la
primera potencia mundial en el seno de una cumbre hemisférica no
es un sueño que se alcanza todos los días. Me sorprendió
con un apoyo tan amplio y generoso a la Argentina, reconoció
De la Rúa, antes de tomarse el avión de vuelta a Buenos
Aires. Pero en el momento de la conferencia de prensa, el argentino mostró
una calma similar a la de Bush y apenas estimó que lo dicho por
su colega norteamericano tenía un gran valor. Sin cambiar
en nada su guión, pese a la agradable bomba que le habían
arrojado, el Jefe de Estado recalcó ante Bush que la Argentina
honrará sus deudas internacionales, cumplirá las metas
acordadas con el FMI y está trabajando decididamente para reducir
el déficit fiscal y asegurar la solvencia fiscal en todos sus aspectos.
Respondiendo indirectamente al presidente norteamericano, el mandatario
argentino explicó que la asistencia a nuestro país
ya ha venido a través de organismos multilaterales de crédito
y algunos países creando una garantía internacional, lo
cual está asegurando la solvencia fiscal de mi país.
Después manifestó que no había ningún
riesgo ni tampoco veo que los problemas de esta transición en la
Argentina se hayan extendido a los países vecinos. En esto no hay
riesgo ni tampoco deben haber temores ni preocupaciones.
Más tarde, De la Rúa contó que había tenido
unas charlas aparte con el presidente norteamericano y que
ambos se habían felicitado mutuamente por los discursos.
Mucho más locuaz y distendido que en días anteriores, De
la Rúa insistió en que la Argentina no necesitaría
la intervención del Tesoro estadounidense porque tenemos
recursos suficientes. Con todo, no ocultó el impacto que
causó la breve declaración de Bush, sobre todo cuando éste
evocó una posible ayuda directa: Saber que lo ha dicho así
tiene un gran valor, es una tranquilidad adicional de todos y despeja
la escena de los que tiran pálidas.
De la Rúa hizo extensiva a los mercados las expectativas favorables
que podría generar la declaración de Bush. Según
dijo, la valoración que hay sobre nosotros mismos es que
vamos a ir adelante y es seguro que al ver que afuera hay
está opinión y este respaldo ayudará a que haya más
tranquilidad y confianza.
No hay duda de que la frase de Bush le dio alas a la delegación
argentina, que venía acumulando malas noticias e índices
negativos. A tal punto que el primer mandatario habló por teléfono
con el Ministro deEconomía, Domingo Cavallo, y con el canciller
Adalberto Rodríguez Giavarini para brindar por la frase de Bush,
como quien festeja una victoria que pertenece al rango de lo imposible.
Al pie del avión, el Jefe del Estado acotó que en
economía hay que mandar señales de tranquilidad, no de conflicto.
Mientras yo me reunía con Bush alguien largó al mercado
que renunciaba el ministro de economía. Esto era mas falso que
romper de un puñetazo una pared de cemento. Empujado por
eso optimismo, el presidente adelantó que a su vuelta se ocupará
del tema de terminar de cerrar el gabinete, que está funcionando
perfectamente. Digan donde hay una falencia y les contestaré. Quiero
que se incorpore alguien del Frepaso. Eso lo hablaré a mi regreso.
Con respecto a las elecciones, descartó toda manipulación
acotando que si se eligió la fecha del 14 de octubre no es
por un problema político sino por un problema de fechas.
El presidente del Banco Mundial, James D. Wolfensohn, y el presidente
del BID, Enrique Iglesias, también se refirieron a la situación
crediticia de la Argentina. A propósito de la posibilidad de adelantar
el desembolso del Banco Mundial, Wolfensohn sostuvo que no he hablado
con el presidente De la Rúa sobre el anticipo del desembolso de
1000 millones de dólares correspondiente al crédito acordado.
Lo hubiera discutido si me lo hubiera pedido, pero no lo hizo. Según
Wolfensohn, en su encuentro con el Presidente hablamos sobre la
clase de asistencia que podrían considerar necesaria. Pero, como
escuchamos, De la Rúa estima que la situación está
bajo control. A su vez, el presidente del BID ratificó que
no había recibido ningún pedido especial. Iglesias
dijo que se iba a mantener el cronograma acordado con la Argentina
en diciembre pasado. En diálogo con Página/12, Iglesias
salió en defensa de Cavallo. El dirigente del BID consideró
que el país tiene todas las condiciones para superar la crisis.
Tiene el liderazgo de un buen ministro muy prestigioso y con mucha autoridad
y al mismo tiempo cuenta con un gran apoyo internacional que va a seguir
poniendo en marcha el paquete aprobado hace tres meses, que está
totalmente vigente.
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