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Y la bandera multicolor indígena llegó a La Paz

A pesar de las intercepciones policiales, las marchas de campesinos y cocaleros bolivianos están en la capital. Hoy se manifestarán, mientras el gobierno decide el estado de sitio.

Página/12
en Bolivia

Por Oscar Guisoni
Desde La Paz

A pesar de todas las aguerridas intervenciones que han sufrido por parte de militares y fuerzas policiales, las diferentes marchas de protesta que comenzaron en distintos lugares de Bolivia hace ya más de una semana terminarán de llegar hoy a la ciudad de La Paz. El gobierno del presidente Banzer ha insistido hasta el cansancio que no permitirá que los marchistas cocaleros y campesinos de las regiones del Chapare y Yungas entren a la sede de gobierno. Pero hasta ahora, la marcha sigue.
En la madrugada de ayer fuerzas militares trataron de hacer realidad la amenaza del gobierno. Intervinieron la manifestación de los cocaleros yungueños, en la localidad de Pongo, a sólo 40 km. de La Paz. Sin tener orden judicial alguna, los uniformados detuvieron a un centenar de personas y los cargaron en camiones requisados para tal efecto en la carretera. A la misma hora, en el altiplano, fue intervenida la columna que proviene que Cochabamba, liderada por el jefe de los cocaleros del Chapare, el diputado Evo Morales. Aún así, los manifestantes se dispersaron y en su mayor parte lograron burlar a los policías y militares. Lo que más teme el gobierno no es el reducido número de marchistas que integran las caravanas, sino la cantidad de campesinos que se les pueden sumar en la periferia de la capital.
Pero la administración Banzer no está sitiada sólo por las marchas que convergen sobre la capital. El principal partido opositor, el Movimiento Nacionalista Revolucionario (MNR) del ex presidente Gonzalo Sánchez de Lozada, pidió la renuncia anticipada del ex dictador el pasado viernes y llevará mañana esta solicitud al parlamento. El anuncio del MNR, sin embargo, no recibió mayor acogida de las otras agrupaciones políticas menores que conforman la oposición; fue rechazado, incluso, por la embajada de Estados Unidos, que se pronunció el sábado abiertamente a favor de la continuidad de Banzer en el poder.
Mientras tanto, el sábado había concluido el congreso de la Central Sindical Unica de Trabajadores Campesinos de Bolivia (CSUTCB), con la elección del líder aymara Felipe Quispe, alias “El Mallku”, como Secretario General por dos años más. Con este nombramiento, la principal central indígena boliviana aprobó también la denominada “tesis de Achacachi” –en honor a la localidad vecina al Lago Titicaca donde mayor influencia tiene el indigenismo radical–, que faculta a su directiva a emprender las acciones necesarias para la conformación, a mediano plazo, de un estado indígena que trascienda las fronteras bolivianas. Otra medida inquietante aprobada por el Congreso de la CSUTCB tiene que ver con el inicio de un bloqueo nacional de caminos el próximo 1º de mayo, si el gobierno no anula la actual ley de Reforma Agraria y no cumple con un pliego de demandas firmado al finalizar el conflicto de septiembre del año pasado.
Con este panorama desolador, y mientras se multiplican en todo el país pequeños conflictos de distintos sectores, que poco a poco van conformando un panorama de auténtica crisis social, el gobierno evaluaba seriamente este fin de semana dictar el estado de sitio, para poner fin a la convulsión social antes de que adquiera la magnitud de las crisis de abril y septiembre de 2000. La apuesta es arriesgada, ya que nadie en el gobierno niega que si esta medida extrema fracasa y no logra detener la convulsión, muy difícilmente pueda el general Banzer terminar su mandato el año próximo.

 

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