Por
Luciano Monteagudo
No
figuraba en ninguna lista oficial, quizás para provocar el efecto
sorpresa, o simplemente para no generar expectativas sobre un visitante
que también estuvo a punto de venir el año pasado y finalmente
no vino. Pero desde ayer está en Buenos Aires Jim Jarmusch, uno
de los pilares del cine independiente norteamericano. El director de Stranger
than Paradise, Down By Law y Ghost Dog no tiene ningún film con
su firma en la programación del festival, pero los organizadores
de la muestra ya están evaluando la posibilidad de un encuentro
con la prensa y el público, que en principio sería mañana
a las 17, en la plaza seca del Abasto, el mismo lugar donde el sábado
se presentó el actor y director norteamericano Edward James Olmos,
para inaugurar la sección dedicada al cine chicano.
Con un presupuesto de casi un millón de pesos, que duplica el del
año anterior, a esta tercera edición del BAFICI invitados
no le faltan, precisamente. Además de críticos y programadores
de festivales de Europa y Estados Unidos, la lista de visitantes se engruesa
en estos días con un importante lote de cineastas, empezando por
el húngaro Béla Tarr, que ayer por la tarde presentó
personalmente la maratónica sesión de su monumental Satantangó,
junto con el ensayista norteamericano Jonathan Rosenbaum, integrante del
jurado oficial. A su vez, está previsto para hoy el aterrizaje
del alemán Volker Schlöndorff, el director de El tambor, quien
presentará pasado mañana y el jueves su largometraje más
reciente, La leyenda de Rita, al tiempo que su compatriota Werner Schroeter
introduce The Queen, su ensayo biográfico sobre el largo reinado
de una auténtica diva del cine alemán, Marianne Hoppe.
El hecho de que no tenga nadie en Buenos Aires que la represente no impide
recomendar fervientemente Tabú (Gohatto, en el original), la película
que marca la reaparición del japonés Nagisa Oshima después
de catorce años de inactividad y que tiene a Takeshi Kitano (o
Beat Takeshi, como firma sus trabajos de actor) en uno de los personajes
principales. El recordado director de El imperio de los sentidos y El
imperio de las pasiones dos films clave del cine japonés
de los años 70 se toma en su nueva película
todas las libertades que le parecen necesarias, sin resignar por ello
un esplendor visual muy riguroso, nunca decorativo. Ambientado a mediados
del siglo pasado, el film se ocupa de un grupo de samurais de una aristocrática
milicia de Kioto, conmovido por la aparición de un joven guerrero
de una belleza femenina, a la que ninguno de sus rudos miembros puede
resistirse. En Tabú no faltan los magníficos duelos de sables
y las luchas entre clanes rivales. Pero lo que llama la atención
del nuevo film de Oshima es la temeridad con que plantea un melodrama
romántico que no le hubiera disgustado al maestro del género,
Douglas Sirk, y al mismo tiempo la manera en que lo desarticula, con comentarios
de un humor casi brechtiano, con textos intercalados a la manera del viejo
cine mudo. (Hoy a las 13.45 en el Lorange y el miércoles a las
18.45 en el Hoyts 11; Tabú está comprada para su distribución
en Argentina.)
Para
ver hoy
11.00: Horas de terror (Austria), de Michael Haneke (Hoyts 7).
13.00: Nubes de mayo
(Turquía), de Nuri Bilge Ceylan (Hoyts 12).
13.30: El desencanto
(España), de Jaime Chávarri (Hoyts 7).
14.30: Le fond de
lair est rouge (Francia), de Chris Marker (Lugones).
16.15: Taxi, un encuentro
(Argentina), de Gabriela David (Hoyts 7).
16.45: I Am a SM
Writer (Japón), de Hiroki Ryuichi (Hoyts 9).
18.15: The Queen
(Alemania), de Werner Schroeter (Lorange).
19.15: The State
I Am In (Alemania), de Christian Petzold (Hoyts 12).
20.30: Werkmeister
Harmonies (Hungría), de Béla Tarr (Hoyts 8).
23.00: El descanso
(Argentina), de Rosell, Moreno y Tambornino (Hoyts 10).
23.15: Hermosa tarea
(Francia), Claire Denis (Lorca 1).
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