Zafaron
de la Justicia en la década del ochenta, cuando la democracia argentina
apenas caminaba; ahora, comienzan a pagar sus crímenes. Se trata
del ex médico policial Jorge Bergés y del ex comisario Miguel
Etchecolatz, quienes ayer fueron procesados con prisión preventiva,
en una causa que investiga el robo de la hija de dos desaparecidos. Por
si cabía alguna duda, este procesamiento indica que la Policía
Bonaerense, a la que pertenecían Bergés y Etchecolatz, no
debutó como maldita en la década del noventa,
cuando parte de esa fuerza se dedicaba al robo de autos, al gatillo
fácil y a la protección de narcotraficantes. En los
70 integraron los grupos de tareas de la represión ilegal.
Carmen Sanz nació en noviembre de 1977 en el campo de concentración
conocido como El pozo de Banfield, en donde estaban detenidos
ilegalmente sus padres Eduardo Gallo y Aída Sanz Fernández,
actualmente desaparecidos. Ese centro clandestino estaba bajo la responsabilidad
de Etchecolatz, en ese entonces Director de Investigaciones de la Bonaerense,
y allí también trabajaba Bergés, que
se había especializado en obstetricia y atendía a las detenidas
embarazadas cuando daban a luz.
Precisamente, la situación del ex médico y de Etchecolatz
se complicó el último viernes, cuando la Asamblea Permanente
por los Derechos Humanos (APDH) de La Plata aportó como prueba
el certificado de nacimiento de Carmen Sanz firmado por el propio Bergés,
y que le asignaba otro nombre a la menor. En ese sentido, la abogada Marta
Vedio, de la APDH platense, destacó que el hallazgo del documento
fue central en el avance de la causa. De todos modos, los
dos procesados ya estaban detenidos aún antes de que se conociera
la resolución de Corazza.
Por su parte, los testimonios de los dos procesados reforzaron las sospechas;
Bergés admitió que él se encargaba de revisar
a las detenidas embarazadas, mientras que Etchecolatz confirmó
lo mismo, dijo Vedio. El ex comisario fue procesado por ser el superior
de Bergés, por lo que sería autor mediato del
delito de sustracción de identidad. Seguramente las defensas
apelarán, señaló Vedio, pero consideró
que los fundamentos de las prisiones preventivas son muy sólidos.
Etchecolatz ya había sido condenado en 1987 a 23 años de
prisión por los crímenes que cometió durante la última
dictadura, pero gracias a la Ley de Obediencia Debida pudo salir de la
cárcel. Por su parte, Bergés también se había
beneficiado con esa ley, pese a que muchos sobrevivientes de los centros
de detención lo identificaron como responsable de la falsificación
de certificados de nacimiento y hasta de supervisar sesiones de tortura.
Actualmente, Carmen Sanz vive con sus padres adoptivos, pero
con su verdadera identidad ya recuperada, y mantiene contacto con su familia
biológica. El matrimonio que la adoptó no estaría
vinculado a las fuerzas de seguridad, y según estiman fuentes judiciales
no habrían actuado de mala fe. Inclusive, el juez Corazza
los indagó en la causa, pero les dictó la falta de mérito.
Por otro lado, los organismos de derechos humanos, entusiasmados por el
fallo del juez Gabriel Cavallo que declaró nulas las leyes de Obediencia
Debida y Punto Final, evalúan si pedirán el inicio de una
causa por el secuestro del matrimonio Gallo-Sanz. Además,
en el Juicio por la Verdad que lleva adelante la Cámara platense
surgieron varios casos por los que podríamos pensar en solicitar
la apertura de otras causas penales, anticipó Vedio, aunque
recalcó que no hay nada definido.
Informe: Alejandro Cánepa
Represor
fiel a sí mismo
Etchecolatz
no sólo tiene que preocuparse por su procesamiento y prisión
preventiva por el delito de sustracción de identidad; ayer,
dos testigos ratificaron que lo vieron exhibiendo un arma ante dos
jóvenes que lo repudiaban en Córdoba y Anchorena, el
9 de enero de 1999. La causa, que lleva adelante el juez Omar Facciutto
y por la que Etchecolatz está acusado del delito de amenazas,
tendrá una nueva jornada este jueves.
Si bien no hubo incidentes cuando se retiraba el ex comisario de Tribunales,
una mujer identificada como María Esther Barrionuevo, que dijo
tener un hermano desaparecido, le gritó al ex comisario: ¡Quiero
saber dónde está mi hermano. Lo secuestraron delante
de mí! |
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