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Almagro, domicilio clave de un insólito Clausura

�Todo es igual, nada es mejor�, como diría Discepolín. Los equipos de Almagro, San Lorenzo y el humilde tricolor, marcan la pauta de un campeonato en que el arriba y el abajo ya no son lo que eran.

Almagro, por este San Lorenzo nuevo puntero del torneo Clausura, y por el equipo que tomó el nombre del barrio y desde su humildad huye del descenso hacia adelante y ya se instaló en el cuarto lugar de las posiciones, se convirtió en el nombre recurrente, emblema de la última fecha del Clausura. Sintomático de un estado de cosas, además, en el que se mezclan sin pudor, discepoleanamente, punteros y colistas.
En este devaluado fútbol argentino de principios de siglo en lo que todo se empareja para abajo, los que pelean arriba como Almagro apenas ayer lograron salir de la zona de los descensos directos, aunque difícilmente puedan escaparle a la promoción. Algo similar les cabe a Argentinos y a Chacarita, que merodean en las inmediaciones de la punta, tan cerca como para salir del anonimato, pero lo suficientemente lejos como para no incomodar a los líderes River y San Lorenzo. Pero en el mano a mano de un partido, “todo es igual, nada es mejor”, como demostraron River y Gimnasia. Atemorizado por el efectivo juego aéreo de los de Griguol, Gallego terminó sucumbiendo en su propio juego. Es que por ese miedo, el River puntero fue igual al Gimnasia último, y no solamente en el 3-3 sino en el juego mismo.
Y para completar esta paradójica actualidad del fútbol autóctono valen destacar los objetivos que se plantea Gimnasia, en función de su presente privilegiado respecto del resto: “Nosotros tenemos que sumar para seguir clasificando para la Copa Libertadores y la Mercosur”, afirmó Griguol apenas terminado el partido ante River. Es que lo de “privilegiado” no es un eufemismo sino la más contundente evidencia. Gimnasia, último en el campeonato, hoy por hoy está clasificando para las dos copas y tiene el sueño inédito de llegar a la Libertadores al alcance de su mano.
Pero también está Chacarita, que recién está zafando del lote de los candidatos a descender, pero los empareja en la tabla de aspirantes a ambas copas, y por el momento solamente queda debajo de los platenses por diferencia de gol. Por todo esto, el sorprendente Almagro pegó dos gritos y no solamente salió de la ciénaga sino que hasta apareció bien arriba en la lista.
Y por todo esto es que también a los escasos muy buenos jugadores que van quedando en el plano local les sobra con un par de pinceladas de talento para destacarse, tal como ocurriera en Rosario con Riquelme, quien fue capaz de anotar un golazo prácticamente sin moverse, con la sutil derecha maltratada.
El fútbol es impredecible y eso es lo que lo vuelve más atractivo, pero ese criterio se debe sustentar siempre en el buen juego para tener bases sólidas. Y cuando no es así, como en este momento está ocurriendo en la Argentina, cualquiera puede atrapar logros que no se merece. Entonces, como la ropa de mala calidad que se pone de moda, las ilusiones de los hinchas rápidamente quedan colgadas en el perchero de las cosas fatuas.

 

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