Por Eduardo Tagliaferro
¿Quién es el
jefe de la asociación ilícita que favoreció la venta
ilegal de armas a Croacia y Ecuador?, es la pregunta que todos se hacen
después de la detención de Emir Yoma. Para el fiscal federal
Carlos Stornelli no hay dudas: el Jefe es Carlos Menem. Así
lo expresó en un dictamen de 33 carillas en el que le reclamó
al juez federal Jorge Urso la indagatoria del ex presidente. Para Stornelli,
el ex ministro de Defensa, Antonio Erman González, y el ex jefe
del Ejército, Martín Balza, también integraban la
banda, pero en calidad de organizadores. Los acusados enfrentan
penas que van de los cinco a los diez años de prisión y
que no son excarcelables. La posibilidad de que un ex presidente sea citado
judicialmente y eventualmente detenido conmovió a todo el arco
político.
Fuentes cercanas al magistrado reconocían la preocupación
de Usía porque la eventual citación implicaría
la detención de los involucrados(ver aparte). La premura
con la que Urso ordenó el apresamiento del empresario riojano no
deja dudas acerca de la importancia de los cargos judiciales. De aceptar
el dictamen del fiscal sería muy improbable que el juez no ordenara
la detención de Menem, González y Balza.
Uno de los argumentos centrales de Stornelli es la coincidencia de todos
los responsables estatales en no cumplir los controles mínimos
para impedir el desvío del material bélico. Así sostiene
que en los trámites previos a la firma de los decretos no
eran demasiados los esfuerzos que se destinaban a verificar qué
destino tendrían. Tal estado de situación no
puede sino sustentarse en la intervención de personas con el nivel
de influencia necesaria para generar en las instancias gubernamentales
un cumplimiento disciplinado de los pasos burocráticos con la clara
premisa de obviarse cualquier tipo de control que pusiera en peligro el
éxito de la operatoria, afirma Stornelli.
La disciplina a la que se refiere el fiscal es uno de los pilares en los
que se asentaría la asociación ilícita. Por eso no
duda en reconocer la existencia de un acuerdo de voluntades entre
los máximos responsables de la maniobra. Así también
explica la larga cadena de silencios mantenida por los involucrados
a lo largo de estos años. Claro que los silencios también
incluyeron suicidios más que sospechosos, como el del ex capitán
de la marina Horacio Estrada. Por considerarla conexa a la venta ilegal
de armas, Stornelli le pidió a Urso que reclame la instrucción
de esta causa, hoy en manos del juez Facundo Cubas.
En verdad los argumentos son concordantes con las propias afirmaciones
que vino realizando la defensa de Emir Yoma, que desde su detención
sostuvo que difícilmente el empresario riojano hubiera podido nuclear
la voluntad de todos los poderes del Estado. Por eso desde que el ex cuñado
fue detenido se afirmó que dentro del casillero de la asociación
ilícita faltaba un lugar: el de quien ofició de jefe y tuvo
la capacidad de utilizar todos los resortes públicos para que se
concrete el hecho.
Stornelli realiza una detallada cronología de los hechos. Así
recuerda que luego de firmados los primeros dos decretos, los cables diplomáticos
que advertían sobre la aparición de armas argentinas en
los Balcanes convirtieron la denuncia en un tema, que por lo menos para
los funcionarios, era vox populi. Según el dictamen este hecho
llevó no sólo a la suspensión de los embarques sino
también a que la organización se llamara a una calma
inactividad.
A la hora de explicar el affaire, investigadores cercanos al expediente
judicial suelen señalar que sin la utilización del
armamento del Ejército el ardid hubiera sido imposible de realizar.
Dato también reconocido por Sarlenga en su confesión. El
fiscal describe la magnitud que tuvo la venta ilegal de armamento, con
la intervención de casi todas las fábricas militares, y
ya para esa época, de numerosas unidades del Ejército, adunando
a los traslados de materiales hacia Buenos Aires en distintas empresas
de transporte, iba haciendo más dificultosa la tarea de manteneren
la oscuridad las maniobras desplegadas. Esta afirmación induce
a Stornelli a concluir que el ex jefe del Ejército, Martín
Balza, que durante casi nueve años estuvo al frente de la fuerza,
fue uno de los organizadores de la asociación ilícita
que pergeñó la movida. Incluso recuerda cuando Sarlenga
testimonió que Balza lo habría reconvenido por haber conversado
con Menem algo que podía hablar con él. Todo el material
que necesites está disponible siempre que sea beneficioso para
la fuerza, habría sido según Sarlenga el comentario
de Balza. Este tramo de la confesión no sólo complica al
general sino también al propio Menem. Aunque Sarlenga negó
haber hablado con el ex presidente, la fiscalía concluye que hubo
un interlocutor válido que ofició de gestor.
Stornelli considera que los hechos investigados toman otra importancia
luego del fallo de la Sala II de la Cámara Federal que sostenía
que las decisiones relativas a las maniobras habrían partido
desde niveles superiores del Estado hacia los distintos ámbitos
encargados de su ejecución. Además de apuntar hacia
los máximos responsables del poder político los camaristas
afirman que se está frente a una asociación ilícita.Los
caminos conducirían al entonces Presidente de la Nación
si se advierte la estrecha vinculación que existía entre
este último y su ex cuñado, afirma Stornelli, cuando
analiza quién estaba detrás del pedido telefónico
que Esteban Caselli, por aquel momento Subsecretario de la Presidencia,
le realizó al ministro de Defensa, Oscar Camilión para que
Luis Sarlenga continuara al frente de la Intervención en Fabricaciones
Militares. Cuando a Camilión se le preguntó en sede judicial
quién estaba detrás del respaldo de Sarlenga, el ex ministro
simplemente apuntó hacia la interna riojana. El fiscal
considera que, a la luz de la confesión de Sarlenga, los dichos
de Camilión cobran otra envergadura.
Quiero aclarar que nunca hablé con Menem de la venta de armas
había reconocido Sarlenga el pasado viernes 6 de abril. Claro que
luego de esto reafirmó que todos sabían que las armas
iban para Croacia. Todos sabían que el destino de las
armas era aquel país y no Panamá como figuraba en los dos
primeros decretos, sostiene Stornelli. El fiscal no lo afirma pero
es innegable que el ex Presidente no podía desconocer que al momento
de estampar su firma Panamá no contaba con fuerzas armadas.
El impacto de la acusación del fiscal fue inmediato. El peronismo
parlamentario se declaró en estado de alerta y el círculo
áulico que rodea al ex presidente Menem reconocía la preocupación
del Jefe. También el gobierno dio cuenta de la importancia de los
cargos realizados por Stornelli. Es grave y preocupa que se cite
a un ex presidente, admitió ayer Fernando de la Rúa
(ver recuadro aparte).
Citarían al
embajador González
El actual embajador en los Estados Unidos, Guillermo González,
tendrá que explicar su inocencia si es que el juez federal
Jorge Urso hace lugar a la acusación del fiscal Carlos Stornelli.
El fiscal pide indagarlo por los delitos de falsedad ideológica
y como miembro de la asociación ilícita que pergeñó
la venta ilegal de armas a Croacia y Ecuador. El viernes pasado
este diario publicó parte de la confesión de Luis
Sarlenga en la que el embajador le reconoció que sabía
para donde iban las armas y que no podía venderle
pescado podrido al Canciller. Días después de
ese diálogo Guido Di Tella firmaba el decreto 103/95. Sarlenga
declaró que González era la persona con la que tenía
que contactarse.
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URSO
NO ESPERABA ESE DICTAMEN Y DUDA QUE DECIDIR
Silencio de radio del juez
Por
Adriana Meyer
En la fiscalía
de Carlos Stornelli ayer a la tarde se escuchaban gritos de euforia, pero
un piso más abajo todo era silencio. En el juzgado de Jorge Urso
recibieron con cautela el pedido de indagatoria de Carlos Menem como jefe
de la banda que vendió armas a Croacia y Ecuador. El magistrado
leyó el dictamen y decidió estudiar con detenimiento los
fundamentos que llevarían al ex presidente a la cárcel porque
a su criterio, en principio, no serían lo suficientemente sólidos
como para tomar una decisión de tal relevancia. Así lo comentó
a Página/12 un alto funcionario judicial cercano al juez. Urso
abandonó el juzgado dejando el pedido de Stornelli sobre su escritorio
y postergó para hoy la histórica decisión sobre el
posible encarcelamiento de Menem, el ex ministro de Defensa Erman González
y el ex jefe del Ejército Martín Balza.
El juez estaba dispuesto a llamar a indagatoria a Menem pero no
a meterlo preso ahora, resumió la fuente. Los colaboradores
de Urso estaban sorprendidos porque en esta última etapa de la
causa a partir de la resolución de la Cámara Federal
en la que indicó la necesidad de ampliar las acusaciones por asociación
ilícita a los ministros menemistas imputados y de investigar la
ruta del dinero el juzgado y la fiscalía fueron dando cada
paso en forma conjunta. No alcanza con los dichos de Sarlenga,
se quejaban los funcionarios del juzgado federal 8 que tienen la pelota
en su cancha. Stornelli pidió la indagatoria de Menem, González
y Balza como jefe y organizadores, respectivamente, lo cual implica que
antes de interrogarlos tiene que detenerlos. Si bien esto se deduce
de la calificación penal que estableció, el fiscal no se
animó a ponerlo en blanco sobre negro, es decir, no escribió
ordénese su detención, criticaron en el
entorno de Urso. En el cuarto piso de Comodoro Py 2002 todo indicaba que
se había roto aquel pacto de no agresión que supieron sellar
el juez y el fiscal hace tres años, en otro momento ríspido
de la causa.
En 1996 Menem declaró como testigo por escrito pero sólo
respondió sobre una reunión de gabinete del 18 de marzo
de 1995, en la que le habría ordenado al Procurador de la Nación
averiguar sobre los cables que alertaron de la presunta venta de armas
a Ecuador. En setiembre de 2000 hizo lo mismo ante el juez Julio Speroni.
El juez sólo admitió que estudia con preocupación
el dictamen por sus implicancias institucionales. Los investigadores del
caso sostienen que hace falta algo más para detener a Menem
que la deducción de que él era el jefe de la banda por ser
el presidente de la República. Habían especulado con
que las próximas ampliaciones de las indagatorias de los ministros
González, Guido Di Tella y Oscar Camilión arrojaran algún
elemento más fuerte contra Menem o Domingo Cavallo que sus firmas
en los decretos. Pero el dictamen de Stornelli les cambió y aceleró
los planes. En una entrevista concedida en 1998 a trespuntos, Urso había
dicho que no le temblaría el pulso para investigar
a Menem, pero en esa misma nota había aclarado que su límite
eran las pruebas. Las mismas que ahora vuelven a parecer insuficientes.
Los
legisladores del PJ en clima de guerra civil
Dicen que el clima
fue de guerra civil. Calificaron el hecho como una tocada
de culo monumental. Llamaron a una asamblea en defensa del
peronismo. Juraban que el estado de alerta se extendía más
allá de los límites del menemismo. Los mensajes emanados
ayer del bloque de senadores nacionales del PJ donde los leales
a Carlos Menem conservan su mayoría tenían un contenido
tan dramático como la trama conspirativa que creyeron encontrar
en el dictamen del fiscal Carlos Stornelli, que ayer citó a indagatoria
al ex presidente en condición de jefe de la asociación ilícita
(ver página 3). Tal conspiración los llevó tras
un día de crispadas reuniones a convocar a una jornada de
defensa del peronismo y contra la persecución para
mañana, amenazando paralizar al Senado. El euro está
muerto, dijo un legislador a Página/12, en referencia a la
ley de ampliación de la convertibilidad a la moneda europea. ¿Cómo
pueden explicar (en el Gobierno) que no hayan citado a (Domingo) Cavallo?,
fue el curioso argumento esgrimido por un senador a este diario para justificar
la conspiración.
La determinación del fiscal fue leída como una declaración
de guerra por la mayoría de los senadores justicialistas.
Algo similar ocurrió entre varios diputados de ese partido que,
rápidamente, se reunieron con el jefe de la bancada, Humberto Roggero,
para tratar la situación. Roggero conversó con los menemistas
y con algunos duhaldistas puros, como José María Díaz
Bancalari y Eduardo Camaño, y con su visto bueno según
aseguraron voceros de la Cámara baja se sumó a un
nervioso encuentro el despacho José Luis Gioja, titular del bloque
de senadores peronistas.
Allí estaban apoltronados los senadores Eduardo Menem, Eduardo
Bauzá, Carlos Corach, Carlos de la Rosa y Beatriz Raijer. Con Roggero
llegaron, también, los menemistas puros de Diputados Miguel Angel
Pichetto, Marta Alarcia, Claudio Sebastiani, Laila Chaya y Javier Mouriño.
Los legisladores se dieron a la faena de analizar el escrito de Stornelli.
La lectura recayó en los abogados del bloque especializados en
derecho penal. La endeblez de los argumentos es increíble,
dijo uno de los presentes a este diario, reflexión que abonó
su convencimiento de la existencia de un complot. Conjura que pudo definir
sólo por la ausencia del ministro Cavallo en la nómina de
citados por el fiscal federal.
Al promediar la tarde, en una conferencia de prensa, los legisladores
denunciaron una campaña sucia que llevan adelante aquellos
que no son capaces de gobernar. ¿Operación?
¿De qué operación me hablan? ¿Si este gobierno
no puede operar ni a Inés Pertiné? Esto es una locura,
se indignó otro senador del PJ que no participó del encuentro.
Nosotros sabíamos que lo querían encanar al Turco,
pero pensamos que no se iban a animar, confesó otro legislador
a Página/12. Lanzados a defender al ex presidente, los legisladores
comenzaron a sondear a los hombres fuertes de su partido. Dos de ellos
dijeron a este diario que hablamos con la mayoría de los
gobernadores, empezando por (José Manuel) De la Sota y (Carlos)
Reutemann. También hablamos con (Eduardo) Duhalde, que a pesar
que lo odie a Menem sabe el daño que esto significa para el peronismo.
Federico Azzarini, vocero del ex presidente, dijo que De la Sota, Rubén
Marín, Angel Mazza y Carlos Ruckauf fueron los gobernadores que
le hicieron llegar su solidaridad a Menem. Pero voceros del gobernador
bonaerense tomaron distancia de esa supuesta solidaridad. Ruckauf
no se solidariza ni se deja de solidarizar. El gobernador quiere diferenciar
los asuntos: uno es el enfrentamiento político que mantiene con
Menem, donde todo está claro; el otro es el plano judicial, sobre
lo que (Ruckauf) no opina, sino que deja que actúe la Justicia.
Ahora bien continuó el funcionario, debido a la inquietud
manifestada por varios legisladores peronistas, Ruckauf va a participar
de la reunión del jueves. La reunión a la que hizo
referencia es la del Consejo Nacional del PJ, convocada para mañana,
cuyo titular es el ex Presidente citado por el fiscal.
Hoy el Senado no sesionará. Esa Cámara es el bastión
institucional con que cuenta el menemismo para ejercer más presión
sobre el Gobierno, aquien considera parte de una conjura para encarcelar
al riojano. No es poco, si se tienen en cuenta las leyes que imperiosamente
necesita el oficialismo para enfrentar la crisis económica y, por
si fuera poco, el acuerdo para nombrar al sucesor de Pedro Pou, en cuanto
termine de ser destituido.
Para De la Rúa,
es grave
El presidente Fernando de la Rúa calificó anoche
como grave que se cite a indagatoria a un ex jefe de
Estado, al tiempo que aclaró que de ninguna manera
el gobierno nacional tuvo intervención en la decisión
judicial que involucró a su antecesor, Carlos Menem. Es
grave y preocupa que se cite a indagatoria a un ex presidente de
la Nación, advirtió De la Rúa al retirarse
de la Casa de Gobierno. A la vez tomó distancia de la decisión
del fiscal Carlos Stornelli, que pidió al juez federal Jorge
Urso la citación de Menem en la causa por la venta de armas.
De la Rúa remarcó la independencia de la Justicia,
y señaló que frente a declaraciones de los bloques
justicialistas, debe quedar en claro que el gobierno de ninguna
manera ha tenido intervención en esto.
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OPINION
Por Luis Bruschtein
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Las reglas del juego
Estuvo diez años en la Rosada, hace menos de dos que se
fue y está a un paso de ir a prisión. Un paso nada
más y el ex presidente Carlos Menem, el Jefe, el líder
carismático que reescribió la historia plebeya del
peronismo como si hubiera sido La cabaña del Tío Tom
una historia de negros y esclavos, pero buenos, puede
terminar en la cárcel.
Lo mejor sería que no fuera así. Lo mejor sería
que un ex presidente no tuviera nunca la más mínima
relación con delitos cometidos en la función pública.
Pero aun en esta situación Menem no es cualquier persona,
lo que hace o deje de hacer es emblemático. Como antes sus
patillas lo fueron de aquel peronismo de los cabecitas, ahora sus
cirugías y palos de golf son un referente del modelo. Es
un producto de la cultura política de la sociedad que ayudó
a modelar.
El Jefe argentino no es el único al que le pasan estas cosas.
Muchos de sus ex colegas latinoamericanos, a los que tocó
en suerte presidir sus países cuando la globalización
financiera tocó a sus puertas, tuvieron problemas con la
ley. Carlos Salinas de Gortari en México, Carlos Andrés
Pérez en Venezuela, Fernando Collor de Mello en Brasil y
Alberto Fujimori en Perú, quedaron prófugos o fueron
encarcelados por acusaciones de corrupción.
Todos ellos fueron protagonistas de un fenómeno económico
que destruyó muchos de los códigos de la cultura política
anterior sin que estuvieran instalados los de reemplazo. Nadie sabe
bien todavía cómo se escribe esta parte de la historia.
Menem tuvo todo el poder durante diez años y resulta insólito
que en menos de dos, todo eso parezca convertirse en humo. Es un
hombre de fortuna, se está por casar a una edad en que la
mayoría sólo recurre a la memoria, y con una rubia
famosa. Cualquiera diría que es la idea de éxito con
que se construyó este modelo. Una clase de éxito que
siempre roza peligrosamente el calabozo.
Menem asegura que se trata de una maniobra política. Tenga
razón el fiscal o el ex presidente, esta voltereta del destino
también forma parte de la Argentina que él construyó.
Si tiene razón Menem, nadie negará que la manipulación
de la Justicia se convirtió en arte durante sus presidencias.
Y si no, la idea de hacer negocios de cualquier manera también
fue parte de su magisterio presidencial. Si Menem va a la cárcel
devorado por el monstruo que alimentó, quedaría demostrado
también que los políticos como el riojano, no son
ni por lejos los principales hacedores-dueños del modelo
y que su poder fue tan sólo un reflejo del verdadero.
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