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LA COMISIÓN DEL CONGRESO RECOMENDÓ A DE LA RÚA QUE LO ECHE
Pou, afuera por “mala conducta”

En su dictamen, la bicameral aconsejó echar al presidente del Banco Central por graves fallas en el control del sistema financiero.

Juan José Canals (secretario), Alcidez López, Mario Losada, Víctor Peláez y Raúl Baglini.

Por Martín Granovsky y Felipe Yapur

Si quiere, el Presidente Fernando de la Rúa podrá disponer hoy mismo la cesantía de Pedro Pou como titular del Banco Central. Por cuatro votos radicales contra uno peronista, la comisión bicameral del Congreso le elevó ayer un dictamen aconsejando su relevo de acuerdo con un artículo de la carta orgánica del BCRA: el que permite decretar la remoción de cualquier miembro del directorio “cuando mediare mala conducta o incumplimiento de los deberes de funcionario público”.
Durante la reunión que mantuvieron los legisladores en Casa de Gobierno con el Presidente, De la Rúa leyó todos los títulos del informe de más de 400 páginas y los sorprendió con una medida: durante la lectura mandó llamar a Horacio Tomás Liendo, principal asesor del ministro de Economía Domingo Felipe Cavallo (ver aparte). Liendo debía encargarse de la redacción del decreto de destitución del hipermenemista que aconsejó a Carlos Menem la dolarización de la economía
Una vez que se conozca el decreto que remueve a Pou, el proceso para nombrar a su sucesor es relativamente sencillo. El Presidente elevará al Senado un pliego de designación del nuevo titular del Central, o sea Roque Maccarone, y la comisión de Acuerdos emitirá un dictamen favorable que deberá ser aprobado por mayoría simple en el recinto. Mientras esto ocurra, el puesto vacante será ocupado interinamente por el vicepresidente de la institución, Martín Lagos, un hombre muy cercano al devaluado Pou. Tan cercano que anoche circularon en el Senado fuertes versiones sobre la renuncia de Lagos ante la remoción de su superior.
De la Rúa anunció anoche que sobre Pou y Maccarone hablará hoy.
Pou se irá en medio de una fuerte crítica oficial. Fue incluido por Cavallo entre los responsables del cataclismo financiero de los últimos días. Un legislador de la comisión relató a Página/12 la fuerte impresión que produjo Pou cuando, a mediados de marzo, vaticinó remezones en los mercados para los días siguientes, o para un plazo de dos o tres semanas, y ante una pregunta de Raúl Baglini relacionó esos sacudones con el cuestionamiento a su permanencia en el Banco Central.
“Sonó a amenaza”, fue la conclusión de los congresistas, y ayer uno de ellos vinculó el episodio con el disparo del riesgo país a las nubes, por encima de los mil puntos.
Pero el reproche más duro a Pou no es ése sino el que apunta al control deficiente del sistema financiero por parte del Banco Central.
Según el documento, el presidente del BCRA combinó dos criterios de mando:
u Por un lado, impuso una estructrura piramidal estricta. Todo remataba en él, y todos reportaban a él.
u Por otro, estableció un sistema “insular” de control sobre las entidades financieras. Para la comisión, fue esa insularidad la que terminó creando organismos compartimentados y sin coordinación y, por eso, imposibilitados de cotejar su información para convertirla en un mecanismo eficiente de prevención.
El texto de los legisladores se preocupa por describir en detalle la caída de instituciones financieras de acuerdo con un patrón de conducta: a veces tenían tiempo suficiente para que no perdieran dinero los directivos o los socios, pero el Central no les daba un plazo capaz de evitar la bancarrota de los clientes.
La comisión consideró que hubo falta de control en operaciones de lavado de dinero, en el otorgamiento de redescuentos a entidades en situación financiera crítica e imprevisión ante la situación que condujo al cierre de los bancos Mayo, Integrado Departamental, Patricios y Basel.
Cuatro legisladores firmaron el dictamen de mayoría: los radicales Baglini, Víctor Peláez, Alcides López y Mario Losada, al mismo tiempo presidente provisional del Senado.
Uno firmó dictamen en minoría: el peronista Carlos Verna. La argumentación de Verna fue curiosa. En principio, no cuestionó la legitimidad ni la legalidad de la comisión bicameral, o sea que no sintonizó con el juego de Pou. Tampoco reclamó la separación de Pou, aunque al mismo tiempo no apoyó al presidente del Central. Lo que hizo fue pedir que la comisión fuera más lejos. Según trascendió, Verna opinó que a la comisión le faltó “profundizar” su tarea y que “debería haber ampliado el espectro de lo investigado y no sólo detenerse en la conducta de Pou sino de la totalidad de los integrantes del directorio”. Por tal motivo, el senador de la oposición insiste en su dictamen que “faltan testimonios por escuchar y probanzas por estudiar”.
Si la bicameral hubiera seguido este criterio, Pou seguiría eternamente como presidente de la entidad y Cavallo quedaría simétricamente en una posición de debilidad.
Los legisladores oficialistas de la comisión encontraron ayer entusiasmado a De la Rúa y de buen humor a Cavallo. “Fue una verdadera sorpresa ver tanto dinamismo”, susurró a este diario un miembro de la bicameral. “Y al Mingo se lo veía contento”, dijo. “Hasta se dio el gusto de hacer bromas sobre Pou.”
Casi hacia el final del encuentro, el Presidente se comunicó telefónicamente con Verna. Le agradeció al justicialista la participación y el trabajo realizado. Era una forma de premiar que no hubiera puesto en duda a la comisión que le dejó 50 páginas de análisis y 350 de anexos y le permitirá hoy quitarse de encima al fundamentalista del mercado que no garantizó la limpieza del mercado financiero.

 

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