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EL CELS RESPONDIO A LOS HABEAS DATA DEL EJERCITO
Sólo el 1,5 por ciento

El CELS contestó ayer a los hábeas data presentados por 663 oficiales del Ejército. Sólo hay datos sobre la participación de 9 de ellos en delitos atroces y aberrantes. Pero uno de ellos es Brinzoni. El Ministerio de Defensa emitió un comunicado en el que reivindica al jefe del Ejército.

El Centro de Estudios Legales y Sociales informó ayer que sólo posee información por la posible participación en delitos atroces y aberrantes sobre 9 de los 663 oficiales del Ejército que presentaron solicitudes de hábeas data, es decir menos del 1,5 por ciento. Pero uno de ellos es el general Ricardo Brinzoni, jefe de Estado Mayor. Otros 10 peticionantes participaron en los alzamientos carapintada contra los gobiernos constitucionales, 2 están vinculados con otros hechos presuntamente ilícitos y 9 cursaron estudios en la Escuela para torturadores de las Américas, dice la presentación que el presidente y el director ejecutivo del CELS, Horacio Verbitsky y Víctor Abramovich entregaron ayer en el estudio del abogado, Juan Torres Bande, que patrocinó los pedidos. El abogado de Brinzoni es al mismo tiempo apoderado y dirigente de la organización neonazi de Alejandro Biondini (ver aparte).
Al terminar la reunión en el estudio del abogado, en Marcelo T. de Alvear 777, Verbitsky dijo que el ínfimo porcentaje de oficiales comprometidos y la presencia dentro de esa breve lista de la máxima conducción castrense explican las presiones que se ejercen sobre el conjunto de los oficiales en favor de un emblocamiento corporativo. “Con los datos en la mano, el CELS sostiene que colocar al conjunto bajo sospecha es contraproducente para el Ejército e injusto con el grueso de sus actuales integrantes, ajenos a los hechos de otra época. Las leyes de impunidad impidieron la comprobación judicial que hubiera esclarecido la verdad de los hechos en cada caso. Su nulidad, dispuesta ahora por el juez Gabriel Cavallo a solicitud del CELS, permitirá completar esa tarea interrumpida. Si los porcentajes de esta presentación pudieran proyectarse al conjunto institucional, más de 98 de cada cien oficiales en actividad, no tendrían nada que temer”, dijo. El CELS reiteró que está preparando una presentación judicial por la masacre de Margarita Belén, que se produjo en diciembre de 1976 en El Chaco, mientras Brinzoni era Secretario General de la intervención de la dictadura militar en esa provincia. Los directivos del CELS también difundieron un artículo publicado el 28 de diciembre de 1984 por el diario La Razón, en el que el presidente fundador del organismo, Emilio Mignone, denunció a Brinzoni como uno de los participantes en la masacre. “Esto desmiente tanto la afirmación del ministro Jaunarena sobre la supuesta extemporaneidad de nuestro cuestionamiento, cuanto la atribución castrense de intencionalidad política a la actual mención de Brinzoni”, dijo Verbitsky.
Los 663 recursos de hábeas data fueron presentados el 2 de marzo al CELS, a la Asamblea Permanente por los Derechos Humanos y a la Subsecretaría de Derechos Humanos del gobierno nacional. Pese a las presiones de la jefatura de Estado Mayor, cuyo secretario general Eduardo Alfonso recorrió las guarniciones invocando cuestiones de lealtad a Brinzoni, sólo accedió a firmar el pedido poco más del diez por ciento del cuadro en actividad. “Esto demuestra la reticencia de la oficialidad joven a dejarse arrastrar en defensa de un pasado horroroso en el que no tuvieron responsabilidad”, explicó Verbitsky. El CELS dijo que consideraba el pedido de los oficiales, invocando la Constitución y la ley de hábeas data, como “un paso adelante en el respeto de los procedimientos del Estado de Derecho y un involuntario reconocimiento a las organizaciones de la sociedad civil. Siendo uno de nuestros objetivos institucionales la pedagogía en el respeto a los valores democráticos y los derechos humanos no podemos menos que estimular este avance, no por tardío menos alentador”.
Como el archivo del CELS no posee una lista de datos personales en orden alfabético, el 12 de marzo solicitó a cada uno de los peticionantes su situación de revista y grado entre los años 1974 a 1983 y la función que desempeñaba y dependencia, año por año. Estos datos elementales para facilitar la búsqueda de la información dispersa en miles de causas judiciales, testimonios de víctimas, familiares y testigos, fotografías, recortes periodísticos, libros, videos, casetes, microfilmaciones, diskettes, etc, no fueron suministrados por el Ejército. Ante esta falta de colaboración, el CELS entregó ayer la información parcial e incompleta que pudo reunir. “Nosotros no tenemos nada que ocultar. Mientras una pequeña organización de la sociedad civil proporciona la información de que dispone, aquellos que tienen tanto más que contribuir al esclarecimiento de la suerte y el paradero de miles de desaparecidos mantienen un empecinado silencio. Esto califica la clase de diálogo que Brinzoni propone a la sociedad”, dijo Verbitsky. El documento del organismo dice que “el CELS no entrega certificados de inocencia” y que dada la falta de colaboración del Ejército no es posible descartar que el gradual procesamiento de las bases de datos y/o la presentación de nuevas denuncias o testimonios arroje nuevos elementos de interés sobre los firmantes de los pedidos. También sostuvo que si los peticionantes descubrieran algún dato erróneo y suministraran elementos convincentes y veraces, el CELS procederá a rectificarlos.
La respuesta agrupa a los oficiales peticionantes en cuatro categorías:
1 Denunciados por actos ilegales durante la guerra sucia y/o su extensión a otros países. Entre ellos figuran el general Brinzoni y los oficiales Luis Urbano Acuña, Rafael Mariano Braga, Javier Jorge Costas, Juan Francisco Del Torchio, Aldo Héctor Martínez Segón, Gonzalo Angel Palacios, Alfonso Oscar Vaquero y Guillermo César Viola, quienes han sido señalados en distintos testimonios y causas judiciales. En los casos de Acuña, Costas y Del Torchio, el CELS informó que las denuncias mencionan a oficiales de esos apellidos, pero que la falta de colaboración del Ejército impide asegurar que ellos sean los peticionantes. En los casos de Palacios y Vaquero, las fuentes son militares que brindaron testimonio bajo condiciones de confidencialidad, por razones de seguridad. Sobre Brinzoni y Martínez Segón el CELS “se reserva por ahora una serie de datos, al amparo del secreto profesional, al encontrarse bajo estudio de nuestros abogados la presentación de acciones judiciales por la masacre de Margarita Belén, en las que esa información podría resultar relevante”.
2 Participantes en los alzamientos contra el orden constitucional: Jorge Omar Alfonso, José Martiniano Duarte, Luis Alfredo Escudero, Enrique Alfredo Ferraris, Carlos Andrés Freites, Eduardo Pablo Garbini, Miguel Angel Macchi, Marcelo Ricardo Navarro, Enrique Guillermo Rivas y Juan Carlos Yorio. Macchi es uno de los principales asesores del Jefe de Estado Mayor de las Fuerzas Armadas, general Juan Carlos Mugnolo. Macchi, Garbini, Navarro, Yorio, Escudero, Navarro y Freites fueron indultados por el ex presidente Carlos Menem. En el caso de Alfonso hay dos oficiales del mismo grado y el mismo nombre, por lo que el CELS no puede asegurar que el peticionante sea quien acompañó a Aldo Rico en la Escuela de Infantería.
3 Vinculados con otros hechos presuntamente ilícitos. En esta categoría el CELS incluyó al teniente coronel Andrés Ferrero y al subjefe del Estado Mayor del Ejército, general Eusebio Jurczyszyn, quien antes había sido segundo comandante del Cuerpo III, con sede en Córdoba. En un sumario castrense instruido al descubrirse escuchas telefónicas y colocación de micrófonos a la jueza federal Cristina Garzón de Lascano que investigaba el robo de bebés, Jurczyszyn declaró que había autorizado personalmente al teniente coronel Abel José Guillamondegui otras tareas de inteligencia sobre el juzgado. Durante su indagatoria, el coronel Guillamondegui dijo que “todo lo que hace a derechos humanos nos interesa porque ésa es una forma de atacar al Ejército”.
4 Instruidos en la Escuela de torturadores de las Américas. El CELS aclara que esto no implica una acusación específica contra cada uno de los cursantes. No obstante en algunos casos, la información demuestra que las mismas personas estarían vinculadas con violaciones a los derechos humanosdurante la dictadura militar. La nómina incluye a los oficiales Acuña, Braga, Carlos Oscar García, Horacio Guglielmone, Hugo Víctor Magnotta, Eduardo César Marion, Javier Ignacio Osacar, Héctor Roberto Ranfagni y Javier Scinardo.

 


 

LA CAMARA DE LA PLATA CITO A DOS COMISARIOS ACUSADOS DE TORTURA
Jaime y Del Arco, perseguidos por su pasado

La Cámara Federal de La Plata citó a dos comisarios inspectores en actividad de la Policía de Buenos Aires a declarar por la desaparición de una persona durante la dictadura militar. Se trata del titular de la comisaría 5ª de Florencio Varela, Mario Alberto Jaime, y del jefe de Traslado Interprovincial de Detenidos, Daniel Omar Del Arco, quienes fueron convocados para que aporten datos que permitan establecer el destino del desaparecido Juan Miguel Iglesias. Como reveló hace unos días Página/12, ambos policías fueron ascendidos a principios de este año por el ministro de Seguridad bonaerense, Ramón Verón, a pesar de su participación en algunos de los casos más aberrantes de la represión.
Jaime y Del Arco fueron citados a declarar en el marco del “Juicio por la Verdad” que instruye la Cámara Federal platense. Iglesias permanece desaparecido después de haber estado alojado durante la dictadura en la comisaría 5ª de la capital bonaerense, ubicada en las calles 74 y 24. Jaime trabajaba en esa misma seccional en la época en que desapareció Iglesias. Del Arco también tiene antecedentes de haber intervenido en hechos de represión ilegal, que no fueron un obstáculo para que Verón dispusiera su ascenso el pasado 1º de enero.
Por tratarse de una declaración de carácter informativo, Jaime y Del Arco pueden negarse a responder las preguntas de los jueces. La experiencia no les resultará desconocida porque ambos comisarios ya fueron una vez convocados a declarar ante la Cámara Federal de La Plata. El juicio que tramita ese tribunal no tiene efectos penales, sino que apunta a conocer la suerte de unos 2000 desaparecidos en jurisdicción de esa ciudad y otras localidades aledañas. De todos modos, frente a la posibilidad de que la anulación de las leyes de Obediencia Debida y Punto Final quede en firme, los antecedentes recopilados en todas las causas del estilo que están en curso en diferentes lugares del país podrían convertirse en el eje de futuros procesos penales contra los represores.
Jaime declaró ante la Cámara Federal platense el 15 de marzo del año pasado y su nombre fue mencionado por 22 testigos al cabo del juicio, varios de los cuales lo señalaron como personal de guardia de la comisaría 5ª de La Plata. En su primera declaración, el comisario reconoció que por los portones del fondo de esa seccional ingresaban “camiones del Ejército”, aunque aclaró que nunca vio a ninguna persona detenida ilegalmente en el lugar. Además, negó haber escuchado gritos de tortura o haber visto sacerdotes o médicos de la Policía, tal como denunciaron varios de los que estuvieron detenidos en esa comisaría durante la dictadura y como admitieron otros policías.
Del Arco se presentó como testigo el 2 de junio de 1999 en la causa por la desaparición de la niña Clara Anahí Mariani, el asesinato de su madre, Diana Teruggi, y el de otras tres personas, pero se negó a declarar. Clara Anahí fue secuestrada el 24 de noviembre de 1976 en un operativo conjunto de la policía y el Ejército. La abuela de la menor, María Isabel Chorobik de Mariani, ex presidenta de Abuelas de Plaza de Mayo, afirmó en ante los jueces de la Cámara Federal de La Plata que Del Arco “sabía que la beba estaba viva” y que “pidió todo lo que yo tenía para entregarme a mi nieta”. El policía nunca la entregó.
La Cámara Federal platense también citó para hoy a la madre de Plaza de Mayo Edna Coparoni de Ricetti, cuyo hijo Ariel Ricetti permanece desaparecido tras haber sido secuestrado el 1º de febrero de 1978. Además, fue convocada a declarar Clara Petraka, por la detención ilegal de Adriana Calvo, con quien habría compartido una celda en un centro de detención clandestino.

 


 

LA NULIDAD DE LAS LEYES DE OLVIDO
Moldes no quiso opinar

El fiscal de Cámara Germán Moldes se excusó de intervenir en la causa Poblete, en la que el juez federal Gabriel Cavallo determinó la nulidad de las leyes de obediencia debida y punto final. El funcionario aseguró que fue “víctima de la represión ilegal” y ese hecho lo ubica en una situación de “violencia moral” que le “resta entereza” para expedirse sobre la constitucionalidad de “leyes que favorecieron con la impunidad crímenes cuya crueldad y magnitud no registra precedentes en nuestra historia”.
En el escrito al que accedió Página/12, Moldes relató que sufrió en persona la cárcel y la tortura durante el año 1976, cuando se desempeñaba como secretario de juzgado de instrucción 20 de la Capital. El fiscal desistió de actuar en la resolución de las apelaciones de los procesamientos de los represores Julio Simón, alias “el turco Julián”, y Juan Antonio del Cerro, alias “Colores”. “Los imputados que acuden a esta instancia son ex oficiales de la Policía Federal y fue precisamente en los calabozos de Moreno 1447 (entonces Superintendencia de Seguridad) donde pasé los primeros y peores días de mi detención”, recordó Moldes. Y agregó que si se tratase de juzgar la responsabilidad penal de los imputados “no tendría dificultad en mantener el ánimo sereno, aún cuando no pudiere descartar que los recurrentes integraran el grupo de mis torturadores”. Pero no sintió lo mismo para expedirse sobre la nulidad de las leyes de impunidad que dictaminó el juez Cavallo. La ratificación de ese fallo abriría el camino para juzgar a los represores exculpados.

 

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