Por Raúl Kollmann
El abogado del jefe del Ejército
y de los más de seiscientos oficiales de la fuerza es al mismo
tiempo el abogado, apoderado y dirigente político del Partido Nuevo
Triunfo (PNT), la organización que se considera sucesora del partido
nazi de Adolf Hitler. Es más, el abogado Juan Torres Bande de
él se trata se sentó en el estrado del acto realizado
el 21 de septiembre del año pasado en el que el Führer local,
Alejandro Biondini, anunció la llegada del Cuarto Estado, es decir
el Cuarto Reich, sucesor del Tercer Reich de Hitler. El mismo Juan Torres
Bande representó ayer oficialmente al Ejército, recibiendo
de manos de Horacio Verbitsky, titular del Centro de Estudios Legales
y Sociales, el informe sobre los militares sospechados de haber cometido
actos aberrantes durante el Proceso. Hace sólo cuatro días,
el PNT homenajeó a Adolf Hitler en el día en que hubiera
cumplido años y lo declaró El hombre más grande
de la Historia Contemporánea. Ingresando a la página
de Internet de la organización, junto al texto de homenaje se escucha
la voz del propio Hitler gritando ¡sieg heil!, el saludo
nazi, ovacionado por multitudes. Torres Bande está en el estrado
de ese partido.
No puede considerarse que el letrado sea simplemente un asesor legal,
profesional, de los nazis argentinos. No es que sólo acompaña
a Biondini a los Tribunales, sino que apareció, por ejemplo, ese
21 de septiembre al lado del jefe del PNT y rodeado de los uniformados
que saludaban con el brazo en alto. También estuvo presente en
entrevistas periodísticas realizadas al Führer Biondini que
se hace llamar Kalki, la última reencarnación de dios y
el ser que va a poner orden en el mundo.
La actividad legal del PNT, y por lo tanto la de Torres Bande como apoderado,
está más que estancada. A pesar de que hablan de Biondini
como candidato para el 2003, lo cierto es que no han hecho ningún
intento por conseguir las firmas necesarias para poner en marcha la legalización
del partido: desde 1991 que no presentan ni una ficha y hasta aquel momento
sólo habían entregado 300 de las 3500 necesarias para legalizarse
sólo en la Capital Federal. Además, se requiere de un programa
aprobado por la Justicia. Lo curioso es que las dos fuerzas nazis, la
de Biondini y el Partido Nuevo Orden Social Patriótico de Alejandro
Franze, furiosamente enfrentadas entre sí, entregaron sendos textos
legales con 29 puntos idénticos, en los que se copiaron hasta las
comas. Esto muestra su desprecio por el programa legal y demuestra también
el poco trabajo profesional que tiene Torres Bande: es el apoderado de
un partido que casi no ha hecho nada por legalizarse. En una palabra,
cobra en el Ejército y disfruta en el PNT.
En verdad, los grupos neonazis no son de gran envergadura pero siempre
aparecen vinculados con las fuerzas de seguridad. En el caso del Ejército,
por ejemplo, hay un antecedente relativamente cercano: un cuadro de inteligencia,
Alejandro Sucksdorf, fue detenido en 1994 en el Tigre con abundante bibliografía
nazi y un arsenal que incluía 34 granadas, 23 kilos de TNT, detonadores,
mechas, proyectiles, cartuchos y una escopeta calibre 12/70. El hombre
no sólo era personal del Ejército y revistaba en la Casa
Rosada, sino que está comprobado que hacían entrenamientos
de comandos en esa isla del Tigre y hay enorme cantidad de evidencia de
que habrían participado de la voladura de torres de electricidad
en tiempos en que querían hacer imprescindible la creación
de una supersecretaría de Seguridad al mando del menemista ex brigadier
Andrés Antonietti. En la casa en que detuvieron a Sucksdorf había
un almanaque con el 20 de abril la fecha del nacimiento de Hitler
marcado en rojo.
La presencia de Torres Bande recibiendo el informe del CELS de manos de
Verbitsky es agraviante, pero hasta tiene cierta lógica. Todas
las investigaciones demuestran el comportamiento nazi que hubo en los
campos clandestinos de detención. En el llamado Club Atlético,
por ejemplo, se obligaba a los prisioneros a gritar Heil Hitler
y se pasaban durante la noche discursos de los líderes nazis alemanes.
Los represores se reían y les sacaban la ropa a los prisioneros
judíos y les pintaban en la espalda cruces esvásticas con
pintura en aerosol. Después los demás detenidos los veíamos
en las duchas, oportunidad en que los guardias, identificándolos,
volvían a golpearlos y maltratarlos, relató un ex
detenido, Pedro Miguel Vanrell. A 25 años del golpe militar, ayer
quedó en claro que los vasos comunicantes siguen existiendo. Los
neonazis continúan encontrando su amparo y hasta son manos de obra
de fuerzas de seguridad, cobrando del dinero público.
OPINION
Por Horacio Verbitsky
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Heil Brinzoni
En su reciente libro Sombras de Hitler, el periodista Raúl
Kollmann sostiene que aunque son pocos y delirantes, los nazis argentinos
son peligrosos dada la falta de voluntad por investigarlos de los
órganos de seguridad e inteligencia. También señala
sus conexiones dentro de las Fuerzas Armadas y de seguridad.
En la década pasada el fundador del neonazismo argentino
moderno, Alejandro Biondini, fue condenado a prisión por
la justicia, que también prohibió su agrupación
Alerta Nacional. El 21 de septiembre de 2000 presentó en
su lugar al partido Nuevo Triunfo que, según Kollmann se
autodefine nítidamente como nazi y reivindica a todos los
líderes del Tercer Reich, incluyendo a Adolf Hitler.
La justicia le impidió utilizar la cruz esvástica
y el nombre nacionalsocialista y por eso eligió un nombre
y un símbolo sucedáneos.
Durante el lanzamiento del PNT, en el Hotel Castelar de Buenos Aires,
acompañaron al führer de Balvanera en el estrado su
segundo y apoderado del nuevo partido Juan Enrique Torres Bande,
además del neonazi chileno Alexis Lopez Tapia. Todos saludaron
con el brazo extendido. El Instituto Nacional contra la Discriminación
(INADI) pidió entonces a la Justicia electoral que no otorgara
personería jurídica al nuevo engendro y el Comité
Federal de Radiodifusión inició un sumario al canal
Crónica que transmitió el acto. Sólo
desistió de denunciar a sus autoridades por apología
del crimen para no afectar la libertad de expresión.
El dirigente neonazi Torres Bande es el abogado elegido por el Jefe
de Estado Mayor del Ejército, general Ricardo Brinzoni, para
representarlo en la solicitud de habeas data presentada a la subsecretaría
de derechos humanos del gobierno nacional, a la Asamblea Permanente
por los Derechos Humanos y al Centro de Estudios Legales y Sociales.
La confianza de Brinzoni en este hombre demuestra la extensión
de la red de complicidades señalada por Kollmann dentro de
las Fuerzas Armadas y de seguridad, que confieren peligrosidad a
los neonazis. Sin embargo, hay algo aún más grave,
y es que Brinzoni haya arrastrado a seguir su ejemplo a más
de 600 jóvenes oficiales del Ejército, que también
se hicieron representar por Torres Bande. Ayer mismo, el Centro
de Estudios Legales y Sociales denunció esta inquietante
relación ante el Relator Especial de las Naciones Unidas
para la Libertad Religiosa, que está en Buenos Aires para
interesarse sobre la falta de prevención e investigación
seria en el atentado contra la AMIA, la anulación del primer
juicio contra skinheads por antisemitismo y la profanación
de tumbas judías. Ahora podrá agregar a su agenda
una pregunta al gobierno nacional sobre esta inconcebible promiscuidad
entre la conducción del Ejército y los neonazis.
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