El malhumor partió de una premisa errada. El príncipe de
Holanda supuso en algún momento de su sigilosísimo viaje
a la Argentina que pasaría inadvertido por Ezeiza. Fue un error.
Aunque intentó esconderse bajo un aparatoso sombrero de cowboy,
Guillermo Alejandro fue descubierto por una cámara de tevé
apenas atravesó ayer el salón vip de visitas exclusivas.
Aunque advirtió a diestra y siniestra frente a las cámaras
a esa altura imposibles de sortear que no haría declaraciones
sobre su repentina visita al país, se supo que entre su agitadísima
agenda estarán incluidas celebraciones por su compromiso con la
argentina Máxima Zorreguieta y un placentero juego de golf, deducción
inducida por un bolsito de palos, uno de los pocos componentes de su escaso
equipo de viaje. La llegada del príncipe sorprendió tanto
a la representación diplomática holandesa en Buenos Aires
como a buena parte de los medios locales y extranjeros asignados hace
días a la agotadora persecución de la argentina candidata
al millonario trono de Dam.
La explicación para justificar el cúmulo de silencios que
disparan versiones en las que se hacen y deshacen agendas, citas y reuniones,
ha quedado reducida a una: las reglas del protocolo real. Por mandato
del protocolo, los miembros de la futura familia política del príncipe
han decidido sumirse en el más estricto de los silencios. No sólo
no hablan con la prensa. Se disfrazan con pelucas, alternan trajes y hasta
traman como si se tratara de una película de espías los
modos más disparatados de huir de la prensa.
Eso ocurrió el domingo a la noche cuando buena parte de la familia
de Máxima sabía ya del inminente arribo del príncipe.
A la tardecita, desde el edificio de Uriburu al 1200 salió una
chica cargada con un baúl muy viejo y gigante. Nadie le prestó
atención. Ni siquiera los fotógrafos y paparazzi que, calle
mediante, persistían en una guardia eterna frente a la casa de
los Zorreguieta. La chica era la mejor amiga de Máxima, a esa altura
con perfil aún desconocido para buena parte de prensa. El baúl
en tanto, era un señuelo: la familia escondió allí
las dos valijas coloradas con las que Máxima había llegado
al país. La psicosis mediática que hasta allí había
envuelto a la familia durante todos esos días, hizo que los Zorreguieta
planificaran con anticipación y de modo extra meticuloso
la estadía de dos días del príncipe en Buenos Aires.
Anoche el destino era aún motivo de especulación, aunque
el lugar elegido sería el country Martindale de Pilar, donde los
Zorreguieta poseen una importante propiedad.
Allí se haría el agasajo a la pareja, motivo central del
viaje del candidato a ocupar el trono holandés. Ese agasajo es
en realidad la celebración para los porteños y amigos íntimos
de la familia del compromiso sellado por la pareja el 30 de marzo en Amsterdam.
De algún modo, esta duplicación de la fiesta donde Guillermo
y Máxima se comprometen a la boda programada para el año
entrante es además la fórmula hallada para incluir al padre
de la novia en los convites. Asediado por la prensa holandesa, durísima
y crítica por las funciones cumplidas por Jorge Zorreguieta durante
la última dictadura militar, el padre no sólo estuvo excluido
de la celebración en Amsterdam sino que se quedará aquí
también durante la boda.
Todos estos motivos empezaban a comentarse anoche entre rumores y por
lo bajo en el barrio de los Zorreguieta, alteradísimo por la llegada
de la joven vecina devenida casi en princesa. Desde el martes a las nueve
de la noche, los forzudos encargados de dirigir el caótico tránsito
de la cochera habían visto a los changarines de Disco descargar
cajas y cajones de champán y buen vino a bordo del 306 gris de
la familia. Cargaron todo en el baúl, se iban de festejo,
comentaban mientras describían entre la carga algunos bolsos extras
bien acomodados por Juan, el hermano de Máxima. Si bien la opción
de una fuga repentina hacia Bariloche no terminaba de descartarse hasta
bien entrada la noche, la casa del country se convirtió, al final,
en la sede más segura para una fiesta que amenaza con extenderse
incluso hasta el día jueves, cuando dicen el príncipe
yla casi princesa suban nuevamente a un helicóptero y se trasladen
por fin nuevamente hasta Ezeiza.
DENNIS
TITO PUEDE VIAJAR A LA ESTACION ESPACIAL
Un turista rumbo al espacio
Por Rodrigo Fernández
*
Desde Moscú
Dennis Tito, el primer turista
espacial del mundo, voló al cosmódromo de Baikonur, en las
estepas de Kazajistán, después de que la NASA le obligara
a firmar un documento por el que se compromete a pagar cualquier daño
que pueda ocasionar a la Estación Espacial Internacional (ISS)
durante su estancia de seis días en órbita. La NASA, que
se oponía categóricamente al vuelo de Tito, ha dado marcha
atrás. Ayer, el Consejo multilateral de cooperación, que
reúne a las agencias espaciales estadounidense, rusa, canadiense,
europea y japonesa, acordó el permiso para Tito.
El multimillonario de California ha firmado también otro documento
por el cual renuncia a querellarse contra los responsables de la ISS en
caso de accidente. Pese a la resistencia norteamericana, la semana pasada
los rusos ya habían advertido de que Tito volaría a la ISS
de todas maneras. Moscú quien inicialmente había ofrecido
a Tito viajar a la Mir, pero con su destrucción se debieron modificara
los planes rechazó los argumentos de la NASA, asegurando
que el multimillonario había pasado con éxito todos los
entrenamientos necesarios y que no representaba ningún peligro
para los demás astronautas. Además, subrayaban que Tito
iba a volar en una nave rusa y a un módulo ruso de la ISS: el Zvezdá
(Estrella).
Tito, que ahora se siente el hombre más feliz del mundo,
arribó ayer a Baikonur junto con sus compañeros de vuelo
rusos, Talgat Musabáyev, que será el comandante de la nave
Soyuz TM32, y Yuri Baturin, el ingeniero de a bordo, más
los suplentes de éstos, Víktor Afanásiev y Konstantín
Kozéyev. El mismo Tito, que es considerado un miembro de
la tripulación de pleno derecho, tiene el estatus oficial
de operador de sistemas: durante el vuelo hacia la ISS, que
durará dos días, estará encargado de los sistemas
de radio y telecomunicación. Al lanzamiento de Tito, previsto para
el sábado próximo en la mañana, asistirán
su esposa, sus dos hijos y su hija. Tito, que ha pagado unos 20 millones
de dólares por su gira, se dedicará principalmente a filmar
a los astronautas, la Tierra y el espacio. El aterrizaje está previsto
para el 6 de mayo.
*De El País, especial para Página/12.
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