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DOS MUERTOS EN LA REPRESION A LOS TRANSPORTISTAS EN BOLIVIA
La (poca) Paz de las granadas de gas

Mientras la oposición parlamentaria empezaba a pedir la renuncia del presidente Hugo Bánzer, dos personas murieron por las granadas de gas lanzadas por la policía cerca de la capital boliviana.

Pobreza: El 70% de la población boliviana de 8.4 millones de habitantes vive en la pobreza,
y el gobierno no cuenta con los recursos para atender las demandas.

Por Oscar Guisoni
Desde La Paz

El gobierno del general Hugo Bánzer no gana para sustos. La cara de satisfacción que tenían muchos ministros el lunes, cuando comprobaron que la represión policial había sido efectiva a la hora de desarticular las manifestaciones de cocaleros y campesinos que hicieron su entrada a la ciudad en la madrugada se esfumó ayer por la tarde, cuando la policía, en su intento de reprimir una marcha de transportistas en la ciudad de El Alto, vecina a La Paz, mató a Juan Daniel Vela, un afiliado a la Subfederación de Transportistas de esa ciudad. Una anciana de 85 años, residente también de la ciudad de El Alto, murió asfixiada por la explosión de una granada de gas que la policía arrojó dentro de su precaria vivienda.
Los conductores de medios de transporte público habían comenzado en la mañana una huelga general en todo el país que gozó de un masivo acatamiento. Mientras las principales ciudades del país se vieron paralizadas por la medida, los gremialistas aprovecharon las calles vacías para organizar masivas manifestaciones de protesta, en protesta por el mal estado de las carreteras y calles de todo el país. Sólo en el centro de la ciudad de La Paz se congregaron en horas de la mañana más de 15.000 personas, que marcharon por las calles principales, en compañía del grupo de cocaleros que responden al dirigente Evo Morales y que en la noche de ayer se disponían a regresar al trópico cochabambino, con la intención de iniciar desde las 0 horas de hoy un bloqueo nacional de caminos.
A mediodía, en la ciudad vecina de El Alto, se organizó otra manifestación de transportistas, que fue reprimida por la policía con virulencia. A las 13.15 una granada de gas arrojada por los uniformados explotó en la cabeza de Juan Daniel Vela, que perdió la vida en el acto. Esa granada también causó un gran impacto en el gobierno, que en ese momento estaba negociando con los transportistas el fin de la huelga. Al conocer el hecho, los dirigentes gremiales amenazaron con prolongar el paro de forma indefinida. Al cierre de esta edición todavía no se había confirmado la radicalización de la medida.
Mientras tanto, en el interior del país, crecen los preparativos para comenzar a bloquear, en principio, la carretera que une la ciudad de Cochabamba con Santa Cruz de la Sierra. La estratégica vía atraviesa la región del Chapare, la zona donde el año pasado se dieron los mayores enfrentamientos entre los bloqueadores y las fuerzas de seguridad, ya que allí se concentró durante el 2000 la política de erradicación de cultivos de coca del gobierno.
Al tiempo que la Iglesia se pronunciaba a media tarde sobre la preocupante situación social, agravada con la muerte del chofer alteño, en el parlamento el principal partido de la oposición, el Movimiento Nacionalista Revolucionario, se disponía a tratar sobre tablas el pedido de renuncia del Presidente de la Nación. El oficialismo respondió a esta iniciativa opositora presentando en el Senado un pedido de sanción al MNR, por considerar que con su reclamo contribuía a desestabilizar el gobierno. Los senadores más radicales pedían incluso que se le quitara al MNR la personería jurídica, para que no pueda participar en las próximas elecciones presidenciales. Aunque era dudoso que se tomara semejante represalia contra la oposición, el hecho sirve para demostrar en encrespado clima político que acompaña a la crisis social que vive el país desde el 9 de abril pasado, en una dramática situación social en que el 70 por ciento de la población boliviana de 8.4 millones de habitantes vive en la pobreza, y donde el gobierno no cuenta con los recursos para atender las diversas demandas. A todo esto, la Confederación Sindical Unica de Trabajadores Campesinos de Bolivia (CSUTCB) se debate entre negociar con el gobierno o comenzar el 1 de mayo el bloqueo nacional de caminos anunciado por su máximo dirigente Felipe Quispe, que fue reelegido al frente de la poderosa central, en un congreso que culminó el pasado sábado. Si el “Mallku”, como se lo conoce popularmente a Quispe, se decide a llevar adelante el bloqueo, los principales analistas políticos del país coinciden en pensar que los días del gobierno pueden estar contados. Nadie se explica, a estas alturas, cómo el Ejecutivo ha retardado tanto la declaración del estado de sitio, una medida que le serviría para contener la convulsionada situación que se vive en el país.

 


 

POR LA CANDIDATURA PRESIDENCIAL DE ALEJANDRO TOLEDO
La guerra de los Vargas Llosa

Por Laura Puertas
Desde Lima

El novelista Mario Vargas Llosa reiteró su respaldo a Alejandro Toledo y declaró encontrarse perplejo y apenado por las explosivas declaraciones de su hijo Alvaro, en contra del candidato a la presidencia de Perú. “Me encuentro perplejo y apenado por lo ocurrido. Alvaro no me consultó y tampoco me informó de antemano de lo que iba a hacer. Si lo hubiera hecho, yo hubiera tratado de disuadirlo”, dijo el escritor desde Madrid, en declaraciones a Radio Programas del Perú.
“Yo lamento que por primera vez no pueda apoyar una opinión política de Alvaro. Creo que ha actuado en forma precipitada. (...)Nada de lo ocurrido me lleva a revisar mi apoyo a Toledo, a quien sigo considerando como la mejor opción para el Perú”, manifestó. Luego, acusó al periodista Jaime Bayly de ser el responsable de iniciar una campaña contra Toledo. “Son parte de una serie de chismografías imaginarias de Bayly”, sostuvo. Del otro lado, el candidato presidencial por el partido aprista Alan García lanzó sus redes para pescar los votos que, supone, Alejandro Toledo perderá, tras las explosivas declaraciones de uno de sus más estrechos colaboradores.Después de decir que no hablaría del tema, hizo exactamente eso. Primero lamentó el alejamiento del hijo del escritor Vargas Llosa de las filas del toledismo, pues considera que jugó un papel importante en la lucha contra la dictadura. Luego ironizó que “una noticia así demuestra que no hay capacidad de unión en este grupo, justo cuando el país está pidiendo un gobierno de concertación nacional. Es como si hubiera una crisis ministerial antes de llegar al gobierno”. Y sobre el tema del millón de dólares que George Soros, inversionista búlgaro afincado en Estados Unidos, entregó para la llamada Marcha de los Cuatro Suyos, disparó que “toda mi campaña costó 400 mil dólares; yo no entiendo cómo para una sola marcha o desfile se pueda usar un millón”, se preguntó García.

 


 

Dispare primero, avise luego

El incidente de la avioneta en que perdieron la vida dos ciudadanas norteamericanas la semana pasada dio lugar a que ni Washington ni Lima se responsabilizaran del mismo, pero sí acordaran investigar qué sucedió. Ayer la Fuerza Aérea del Perú acordó con la embajada de Estados Unidos en Lima realizar conjuntamente una investigación sobre las causas del incidente del viernes pasado en que murieron Verónica Bowers de 36 años y su hija de 7 meses, que viajaban en una aeronave que fue derribada por los disparos de un avión de combate peruano en misión antidroga. Desde Washington se insistió con que el personal estadounidense que controlaba los vuelos en territorio peruano siguió los procedimientos acordados con las autoridades peruanas, y se criticó la política peruana de disparar contra aeronaves sospechadas de narcotráfico; en Lima, por su parte, se reiteró que se mantuvieron las normas que se emplean habitualmente para el control aéreo, como ser que se hicieron las llamadas de atención reglamentarias para que el piloto de la aeronave aterrizara –aunque éste y otros testigos niegan haberlas visto–. Washington dispuso suspender las operaciones de cooperación con las autoridades militares y antinarcóticos de Perú hasta que se termine la investigación.

 

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