MADRUGADA
Martín
Balza recibió la llamada ayer por la tarde. Váyase
antes de la madrugada,
escuchó del otro lado de la línea. La voz era familiar.
La había oído durante el gobierno de Carlos Menem. Y aún
hubo tiempo para un consejo más: Váyase, hágame
caso, que el Negro González va a hacer lo mismo. El ex jefe
del Ejército respondió a los gritos. Cortó irritado
y le dijo a su mujer: Que Erman González haga lo que quiera,
pero yo no soy culpable y, además, no soy tan indigno como para
escaparle a la Justicia.
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