Por José Natanson
El anuncio oficial se concretará
recién hoy, pero ya es un hecho: Juan Pablo Cafiero asumirá
en los próximos días como ministro de Desarrollo Social,
con el objetivo de apurar la creación de la Agencia y en lo que
constituye la reintegración del Frepaso a la primera línea
del gabinete. Lo aguarda una tarea difícil: se convertirá
en el virtual nexo entre su partido y el Gobierno; deberá hacerse
cargo de la política social en medio de una profunda depresión
económica; y tendrá que lidiar con una cartera que hoy no
tiene fondos. Pero, por sobre todas las cosas, Juampi deberá remontar
el pobre antecedente dejado por Graciela Fernández Meijide y enfrentarse
a un viejo estigma de la política argentina: aquel que dice que
los dirigentes del Frepaso son incapaces de gestionar.
Luego de la tormenta política de los últimos dos meses,
Desarrollo Social quedó vacante, a cargo interinamente de Héctor
Lombardo y a la espera de una definición de De la Rúa. Hubo
muchos nombres en danza, que se fueron descartando por motivos diferentes:
Darío Alessandro por su rol clave en la jefatura del bloque de
Diputados; Nilda Garré por un veto del Presidente; Marcos Makón
porque seguramente volverá a la vicejafatura de Gabinete. Quedaba
entonces Cafiero, quien a pesar de que su trayectoria registra más
de un cortocircuito con la UCR construyó una buena relación
con algunos radicales muy cercanos a De la Rúa, como el jefe de
la Cámara baja, Rafael Pascual. A pesar de cierta desconfianza
inicial, convenció al Presidente de su voluntad de colaborar con
el gobierno hace un par de semanas, cuando lo acompañó en
su visita a Roma. Es más: allí asumió la ingrata
tarea de defender en los medios el relajado viaje presidencial.
A la vuelta, y sin que los frepasistas recibieran una comunicación
formal, en el Gobierno salieron a anunciar el desembarco de Cafiero en
el Gabinete. Ayer, Alessandro y Juampi se reunieron junto a Rodolfo Rodil
y José Vitar en el despacho del futuro ministro y observaron por
televisión cómo Lombardo mencionaba el ofrecimiento. En
ese encuentro en el que se contactaron más de una vez con
Chacho Alvarez acordaron que Rodil reemplazará a Cafiero
en la vicepresidencia de Diputados. Además, llegaron a un par de
conclusiones que plantearán hoy por la tarde, cuando se encuentren
con De la Rúa para terminar de cerrar el acuerdo.
La primera es la más concreta. Como el presupuesto 2001 ya está
sancionado y el año muy avanzado, la idea es que Cafiero asuma
en Desarrollo Social y que comience a manejar los programas de la cartera
más algunos planes claves, como el de Ingreso Social que controla
Patricia Bullrich. En los próximos meses, el resto de los Ministerios
irían transfiriendo las partidas de gasto social al área
de Cafiero. Queremos que a partir del 1 enero del año que
viene todos los fondos estén centralizados en el Ministerio, que
a partir de ese momento se convertirá en la Agencia, explicó
a Página/12 uno de los frepasistas que participó del encuentro.
La idea es que recién después las secretarías de
Deportes y Medio Ambiente que hoy dependen de Desarrollo Social
se fusionen con Turismo, como pretenden algunos sectores del Gobierno.
Conscientes de que el traspaso de partidas podría generar tironeos
con el resto de las carteras, los frepasistas quieren que De la Rúa
se comprometa personalmente a garantizar los recursos para la Agencia.
Sin fondos esto no tiene sentido, aseguraban ayer. Lo
ideal sería algún tipo de documento, como para que no queden
dudas, agregaban.
El otro asunto que los diputados del Frepaso quieren conversar con De
la Rúa es la reintegración más amplia de su partido
al Gabinete. Aunque insisten en que no se trata de hacer nombres sino
de consensuar estrategias, cerca de Chacho Alvarez mencionan dos espacios:
algún cargo en el Ministerio del Interior que le permita al Frepaso
retomar el trabajo en la Reforma Política. Y la vicejefatura de
Gabinete, donde podría reasumir Makón si Armando Caro Figueroa
pasa al nonato Ministerio de Seguridad Social. Sea cual fuere el resultado
de esta negociación, la designación de Cafiero es casi segura,
lo que lo convertirá en el frepasista con más poder dentro
del Gabinete y, por lo tanto, en el nexo entre su partido y el Gobierno.
Una tarea que hasta ahora viene realizando Alessandro, que implica un
delicado y cotidiano trabajo de articulación y que requiere de
una buena cintura política.
Finalmente, la movida es una apuesta: el Frepaso sufre de una escasez
endémica de dirigentes de alto perfil, por lo que la designación
de Cafiero apunta al crecimiento de un hombre que aunque no integra
el círculo íntimo de Chacho Alvarez es uno de los
dirigentes con más peso interno dentro del partido. Además,
Cafiero ha construido su carrera en la provincia de Buenos Aires, territorio
en el que, hoy por hoy, el Frepaso no tiene ninguna figura trascendente.
EN
EL FRENTE DESDE EL COMIENZO
De los 8 al ministerio
Juan Pablo Cafiero 47
años, casado, hincha de River tiene una larga trayectoria
política. Abogado, nacido en San Isidro e hijo del senador Antonio
Cafiero, no integra el círculo íntimo de Chacho Alvarez,
lo que no le impedirá convertirse en el nuevo y único
ministro del Frepaso.
Todo comenzó en marzo pasado. Como gesto de recomposición
luego de la renuncia de Chacho, el Frepaso designó a Marcos Makón
en Desarrollo Social, pero dos semanas después abandonó
el cargo en protesta por el recorte de Ricardo López Murphy. Cuando
llegó, Domingo Cavallo desde un principio luchó por la presencia
del Frepaso en el gabinete. Confiado, Chacho Alvarez se autopostuló
para la jefatura de gabinete, pero se negó a aceptar una contraoferta,
por lo que Desarrollo Social quedó interinamente a cargo del ministro
de Salud, Héctor Lombardo.
Siempre se supo que el cargo era del Frepaso y finalmente quedó
para Cafiero. Con una larga trayectoria en la política, Cafiero
fue candidato a intendente de San Isidro en 1987 por el PJ y perdió
con Melchor Posse. Dos años después fue electo diputado
nacional. A poco de asumir formó el Grupo de los Ocho junto a Alvarez
y un año después abandonó el bloque para formar el
Fredejuso, germen del Frepaso. Más tarde fue electo convencional
constituyente y otra vez diputado.
Poco a poco, fue construyendo una estructura dentro del Frepaso bonaerense,
lo que más tarde lo impulsó a lanzar su precandidatura a
gobernador (que al final fue para Fernández Meijide) y le permitió
asumir posturas a veces enfrentadas con la conducción nacional:
en 1998 presentó un proyecto para derogar las leyes de Obediencia
Debida y Punto final. Esta movida, sumada a un perfil bastante crítico,
motivaron que su figura generara ciertas resistencias en el radicalismo.
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