Principal RADAR NO Turismo Libros Futuro CASH Sátira
KIOSCO12


CONFIRMAN RECORTES ADICIONALES DEL GASTO PUBLICO POR 700 MILLONES PESOS
Cavallo desmiente que no vaya a ajustar más

En un insólito comunicado, el ministro desmintió �terminantemente� a uno de sus secretarios que criticó al FMI y dijo que �no habrá nuevos ajustes�. Busca recomponer relaciones con inversores y FMI, que presionan por más ajuste.

Domingo Cavallo: ya no habla más de los “jóvenes miopes” del mercado sino que quiere seducirlos.

Por primera vez desde que es ministro de Economía de la Alianza, Domingo Cavallo salió a desmentir “terminantemente” las declaraciones de uno de sus principales colaboradores, el secretario de Legal y Técnica, Alfredo Castañón, quien había asegurado que “no habrá nuevos ajustes”, después de criticar al FMI porque “desgraciadamente lo que pretende en general son medidas de ajuste”. Así, Cavallo busca cambiar el discurso frente a los mercados, recomponer las relaciones con el organismo internacional y convencer a la misión que se encuentra en estas horas en Buenos Aires que se harán los ajustes necesarios para cumplir con la meta anual de déficit de 6500 millones. Siguiendo esta misma línea, el jefe de Gabinete, Chrystian Colombo, confirmó que habrá una reducción de gasto público adicional de 700 millones, repartida entre todos los ministerios. Un día antes, el titular del Fondo había dicho desde Washington que Cavallo “debería aclarar cuáles son sus políticas”, una forma de presionar por más ajuste fiscal en medio de la crisis financiera que golpea a la Argentina.
Ayer, su segundo, el influyente Stanley Fischer, insistió con que la “drástica situación” de Argentina continúa dominando la atención en Latinoamérica. Pero dijo que “se están haciendo progresos” en la negociación para acordar las nuevas metas fiscales. En tanto, dejó abierta la posibilidad de cerrar personalmente la renegociación con el ministro el próximo fin de semana en Washington, hasta donde se trasladará Cavallo para participar de la Asamblea de Primavera del FMI y el Banco Mundial.
A primera hora de la mañana, el secretario Legal Y Técnico, Alfredo Catañón, en declaraciones a radio América, afirmó que “desgraciadamente el Fondo generalmente lo que pretende son medidas de ajuste y las medidas de ajuste ya están tomadas, no hay más ajuste”, prometió. Había sido consultado por las declaraciones del director gerente del organismo, el alemán Hoerst Köhler, quien había lanzado desde Washington que Cavallo tenía que presentar su plan de trabajo. Y, por si quedaran dudas de su respuesta, enfatizó: “Con el Fondo y con Cavallo hay una larga tradición de que el Fondo pide recetas ortodoxas y Cavallo contesta con recetas heterodoxas”, reafirmó.
Castañón fue hasta hace poco titular del bloque de diputados de Acción por la República, es uno de los hombres de más confianza del ministro y una de sus espadas en la negociación política con el Congreso. Sin embargo, su discurso, en los planes de Cavallo, atrasaba varios días, porque abrevaba en los tiempos en que el ministro se plantaba desafiante ante los “jóvenes miopes” del mercado y le restaba importancia al rol del FMI. Por entonces el ministro, a contrapelo de la opinión de los economistas más ortodoxos de la city, defendía la idea de que sin crecimiento no había ajuste que cerrara las cuentas fiscales. Y señalaba, convencido, que un nuevo ajuste, adicional al que aplicó con el impuestazo a las cuentas corrientes, profundizaría la recesión al dañar las expectativas de los argentinos.
Hoy, sin embargo, las cosas cambiaron. El golpe de mercado del viernes y lunes pasado lo hizo modificar su estrategia, por miedo a alimentar nuevas dudas tanto entre los inversores financieros y los funcionarios del FMI que, a coro, le reclaman más ajuste fiscal para mejorar la capacidad de repago de la deuda.
Por eso, cuando el ministro leyó la desgravación de la entrevista de Castañón ordenó una inmediata retractación. Y creyó conveniente hacerlo por escrito y en términos categóricos, aunque así dejara absolutamente desautorizado a su secretario. En especial, porque ya hacia el mediodía el riesgo país había vuelto a dispararse, licuando más de la mitad de la baja del día anterior.
“El ministro de Economía, Dr. Domingo Cavallo, desmiente terminante las declaraciones vertidas esta mañana por el Secretario Legal y Técnico de este Ministerio, Dr. Alfredo Castañón, quien se refirió a que las medidas de ajuste ya están tomadas y que no habrá nuevos recortes de gasto público”, aseguró el insólito comunicado. Y agregó: “Al respecto, elMinistro quiere resaltar que el funcionario a cargo de estas cuestiones es el secretario de Hacienda, Jorge Baldrich, quien con su equipo está trabajando, por estos días, junto a la misión del Fondo Monetario Internacional”.
Para completar las señales a los “mercados”, el jefe de Gabinete, Chrystian Colombo, dio las pistas del nuevo ajuste que se viene, dejando en claro que al Fondo que el gobierno hará el esfuerzo para cumplir con la meta de déficit de 6500 millones. “Estamos trabajando juntamente con el resto de los Ministerios para restablecer las metas del gasto tal cual nos comprometimos con nuestro pueblo, a través de la Ley de Presupuesto, y con los organismos internacionales, mediante el blindaje”, afirmó. Y ratificó que habrá recortes por 700 millones.
Sin embargo, difícilmente los técnicos del Fondo que se hallan por estos días en Buenos Aires, encabezados por el chileno Tomás Reichmann, se conformen con esa mera declaración. Es sabido que ya le plantearon que al secretario de Hacienda Baldrich que no creen que se pueda alcanzar la meta de déficit sólo con los ajustes previstos y reclaman un “esfuerzo adicional”. La principal discrepancia radica en que en el Fondo creen que la meta de crecimiento del 2,5 por ciento que figura en la Carta de Intención firmada a principios de años es inalcanzable y que por lo tanto la recaudación será mucho menor a la prevista. Para los técnicos fondomonetarista la economía permanecería estancada este año, pero Cavallo se resiste a modificar ese pronóstico.

 

Jubilaciones en cuotas

El Gobierno dispuso que los haberes retroactivos sean pagados en 12 cuotas y no de una sola vez como ocurría hasta ahora. La medida, adelantada por este diario, fue justificada debido a que “las erogaciones presupuestarias autorizadas resultarán a la brevedad insuficientes para el cumplimiento integral de la totalidad de las obligaciones de pago”. Hasta ahora, cuando un trabajador concluía sus trámites de jubilación –lo que normalmente demanda varios meses– cobraba de una sola vez, junto a su primera liquidación mensual, lo que le correspondía en concepto de haberes retroactivos. En otras palabras, a diferencia de lo que ocurre con otros pasivos públicos, las deudas con los jubilados se reprograman de manera compulsiva. Los frepasistas María América González y Marcela Bordenave, iniciarán una demanda penal por “incumplimiento de los deberes de funcionario público” contra todos los firmantes del decreto.

 

No es la deuda, estúpido

No habrá cesación de pagos ni reprogramación compulsiva de la deuda, asegura una y otra vez Domingo Cavallo en un artículo que hoy publica en el Financial Times para aventar los temores en contrario. Sin embargo, leyendo cuidadosamente el texto se advierte que el ministro de Economía descarta una restructuración forzada, pero nada dice de un eventual rescalonamiento concertado con los acreedores. Simplemente omite hablar del asunto, que es precisamente de lo que se habla en amplios círculos.
El otro leit motiv del artículo es que “la Argentina no tiene realmente un problema de deuda” sino de falta de crecimiento. Por tanto, en referencia al cociente deuda/PBI dice que la cuestión que importa es el denominador, no el numerador. Y explica abundantemente las nefastas consecuencias que un default o una reprogramación compulsiva tendrían sobre el crecimiento futuro. Sin embargo, no responde a quienes arguyen que es precisamente la deuda (el numerador) uno de los principales factores que le impiden a la Argentina crecer.
Lo máximo que admite Cavallo es que en los próximos dos años habrá algunos picos en las necesidades de refinanciación, pero remarcando que, en promedio, la deuda está tomada a ocho años. Y entre las razones que expone para desechar de plano cualquier incumplimiento incluye una que, leída al revés, eriza la piel: la fuerte porción de títulos de deuda en moneda extranjera que está en manos de bancos locales y de las AFJP.
En base a esto, afirma que “cualquiera sea el tamaño de la poda (o quita), ella afectaría seriamente a los argentinos”. Además, se deterioraría la solvencia de la banca, lo que induciría una salida de depósitos y una mayor contracción del crédito. Por esto y mucho más, Cavallo afirma que la Argentina no se dejará seducir por los cantos de sirena.

 

PRINCIPAL