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JAUNARENA LE ORDENO DISCULPARSE CON LA DAIA
Brinzoni y el abismo

Jaunarena ordenó a Brinzoni disculparse con la DAIA y prohibió cualquier relación
con el neonazi Torres Bande. El jefe del Ejército dijo que lo separaba un abismo
del abogado de confianza que había elegido para representarlo.

El líder nazi en la Argentina, Alejandro Biondini, junto a su
abogado Torres Bande. Brinzoni dijo desconocer la relación.


Por Horacio Verbitsky

Por orden del ministro de Defensa, Horacio Jaunarena, el Jefe de Estado Mayor del Ejército, Ricardo Brinzoni, revocó el poder que había otorgado al líder neonazi Juan Enrique Torres Bande como su abogado de confianza. En otro gesto de autoridad, Jaunarena también prohibió el ingreso del lugarteniente de Alejandro Biondini al edificio Libertador, donde era una visita frecuente, y cualquier relación institucional con él. Página/12 publicó en su edición de ayer la foto de Torres Bande junto a Biondini en el estrado del hotel Castelar, durante el acto en que ambos presentaron su Partido del Nuevo Triunfo. Con el diario sobre el escritorio Jaunarena se comunicó con el presidente de la Asociación de Delegaciones Israelitas Argentinas, José Hercman para anunciarle que el propio Brinzoni le enviaría una carta de disculpas. El jefe del Ejército dijo en la carta que se sentía apesadumbrado por su “desafortunada elección” y moralmente obligado a confesarlo. Brinzoni agregó que “un abismo imposible de conciliar” lo separaba de Torres Bande. También dijo que ignoraba los antecedentes de su letrado.
Torres Bande representó a Brinzoni y a otros 662 oficiales del Ejército que presentaron sendas solicitudes de hábeas data a la secretaría de derechos humanos del gobierno nacional, a la Asamblea Permanente por los Derechos Humanos y al Centro de Estudios Legales y Sociales. Sólo el CELS respondió: dijo que tenía antecedentes sobre posibles actos atroces y aberrantes cometidos durante la guerra sucia por nueve de los firmantes, entre ellos Brinzoni. Su vocero de prensa, coronel Gustavo Gorriz, declaró que el Ejército lamentaba la vinculación de su abogado “con grupos o partidos vinculados a cuestiones antidemocráticas”. Pero añadió que lo habían elegido por su capacidad profesional (sic), sin obtener sus “antecedentes personales, religiosos y/o políticos”, ya que “no realizamos inteligencia interna”. Gran novedad: en la respuesta del CELS se mencionó al subjefe del Estado Mayor, Eusebio Jurczyszyn, por haber autorizado tareas de inteligencia sobre un juzgado federal. Hasta ahora, el Ejército había simulado que los recursos de hábeas data eran iniciativa individual de sus firmantes. Pero ayer Gorriz informó que “en forma masiva los oficiales procedieron a prescindir” de los servicios del neonazi. La referencia a la idoneidad de Torres Bande es inverosímil. Se trata de un perfecto desconocido en el foro porteño. Su estudio, en Marcelo T. de Alvear 777, es un minúsculo departamento de dos ambientes, sin secretaria ni teléfono. Si todas las decisiones del Ejército se adoptan con el mismo criterio, la Nación Argentina está indefensa.
Brinzoni afirma en su carta al presidente de la DAIA que “es conocida mi posición frente a los totalitarismos y extremismos ideológicos”. Pero no explica cuál es esa posición. El coronel Gorriz dijo que “por una vez tengo que agradecer a Verbitsky habernos anoticiado de esta confusa situación”. El era uno de los representados por Torres Bande. La misma carta de Brinzoni fue enviada por Jaunarena a las autoridades del Centro Simón Wiesenthal, que por la mañana habían transmitido su preocupación al ministro. La nota firmada por Shimon Samuels y Sergio Widder sostenía que “el vínculo” entre Brinzoni y Torres Bande “es incompatible con cualquier política tendiente a integrar a las Fuerzas Armadas en la vida democrática argentina”. Le recordaron que en diciembre de 1999 ya habían denunciado ante su predecesor Ricardo López Murphy que en su sitio de Internet el partido neonazi había anunciado la participación de oficiales del Ejército y la Armada en una cena de camaradería. El 15 de febrero de 2000 el viceministro Angel Tello respondió que según la investigación ordenada no habían participado “oficiales en actividad” en aquella cena. “El hecho de que el general Brinzoni cuente con un abogado que pertenece a una agrupación que promueve el racismo, el antisemitismo y reivindica las violaciones a los derechos humanos va en contra del espíritu democráticoque los gobiernos democráticos, desde 1983 en adelante, han intentado promover en las Fuerzas Armadas, y que demandan de vuestra parte un análisis profundo acerca de las medidas que corresponda tomar”. En su respuesta al Centro Wiesenthal Jaunarena afirma que Torres Bande “representa al señor Alejandro Biondini en temas relativos al partido político Nuevo Triunfo, el cual pretende su legalización”. También informa que “he dispuesto que el Ejército argentino no tenga ninguna relación de naturaleza institucional con el profesional nombrado”.
Un vocero del ministerio de Defensa caracterizó a Torres Bande sólo como un abogado que prestaba servicios profesionales. La misma versión había dado Torres Bande a los directivos del CELS, pero este diario publicó ayer su fotografía en un acto político realizado el 21 de setiembre, al que no asistió como profesional sino como segundo de Biondini. El vocero agregó que Torres Bande era afiliado a la UCR desde 1984. Según el funcionario, la relación del apoderado neonazi con el Ejército se inició cuando fue designado como su defensor por el coronel Edberto González de la Vega, ex director de Fabricaciones Militares que fue procesado en la causa del contrabando de armas. El vocero dijo que luego representó a otros oficiales en causas que no identificó. Ni Brinzoni ni Jaunarena usaron los vocablos nazi o neonazi. Tampoco dijeron haber ordenado investigación alguna para determinar de qué modo el líder neonazi llegó a convertirse en la “desafortunada elección” de Brinzoni. Gorriz también anunció que el Ejército estaba estudiando cómo responder al Centro de Estudios Legales y Sociales porque “muchos consideran” que violó el deber de confidencialidad contemplado en la ley de hábeas data. En su primera respuesta entregada al Ejército el CELS dijo que “ninguna ley podría impedir que se divulgue información sobre los más repugnantes crímenes de toda la historia argentina, cometidos por funcionarios en el ejercicio de la suma del poder público, y que la Justicia ha calificado como genocidio y delitos de lesa humanidad”.

 

“Operación del Ejército”

“Lo que hay que señalar es que más allá de lo que le dice Brinzoni a la DAIA y de que cometió un error al designar a este abogado, la presentación de los hábeas data fue una operación realizada desde la jefatura del Ejército, con conocimiento del entonces ministro de Defensa. Se pensó como una operación institucional fuerte del Ejército. El hecho que hayan confiado en este abogado muestra que hay cierto vínculo, cierta confianza. No fueron a cualquier abogado: hay una relación entre la operación y la persona que eligieron para llevarla adelante. Eso no se borra con la carta de Brinzoni. Más allá de lo que haya dicho el jefe del Ejército lo que queda por investigar es la relación que pueda existir entre altos oficiales de la fuerza y grupos como el de Biondini al que pertenece el abogado Torres Bande. Desde la AMIA hasta las profanaciones de tumbas se evidencia relación entre esos grupos y fuerzas de seguridad y eso trasciende incluso a Brinzoni y a la operación de los hábeas data”.

* Víctor Abramovich, director ejecutivo del CELS.

 

“Riesgo de infiltración”

“Me parece perfecto que el periodismo descubra estas irregularidades y las dé a conocer.
“Me parece muy bien que el ministro de Defensa, José Horacio Jaunarena, haya levantado el teléfono para llamarnos y decirnos que este hombre cercano a un grupo nazi no es abogado del ministerio ni de las Fuerzas Armadas y que dio instrucciones de que no puede tener ninguna representación oficial.
“Me parece bien, que el jefe del Ejército nos haya escrito una carta diciéndonos que no sabía el papel que este hombre jugaba y por supuesto tenemos la obligación de creerle. Al mismo tiempo, que hayan puesto un abogado de estas características y que el representado lo ignore es una muestra del gran riesgo de infiltración que se corre.
“La DAIA ha recibido con satisfacción la carta del general Brinzoni y la va a analizar en los próximos días.”

* José Hercman, presidente de la DAIA.

 

“Teníamos razón”

“El general Brinzoni no puede alegar ignorancia de las actividades nazis de Torres Bande, si fue su abogado y hombre de confianza y al mismo tiempo fue pública la participación de Torres Bande en el acto de Biondini de setiembre pasado.
“Hace un año y medio le pedimos al entonces ministro de Defensa Ricardo López Murphy que investigue la relación entre oficiales del Ejército y grupos neonazis. Nuestra preocupación venía de lo publicado en la propia página de Internet de Biondini en la que mencionaba que se habían hecho presentes oficiales del Ejército en una cena del partido nazi. El viceministro de Defensa, Angel Tello, nos mandó una respuesta tajante: no hay ninguna vinculación, no hay ninguna relación.
“Nos cuesta creer que Brinzoni no conociera aquel pedido de explicaciones que hicimos. Era el jefe del Ejército y el caso motivó cartas oficiales del Centro Wiesenthal y una respuesta oficial del ministerio. Seguro que la cuestión llegó a sus oídos. Ahora se comprobó que teníamos razón en nuestras preocupaciones”.

* Sergio Widder, Centro Simón Wiesenthal.

 

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