Por Eduardo Videla
Los refugios para esperar colectivos
o taxis, en la Ciudad de Buenos Aires, tendrán un nuevo look: asientos,
cestos para papeles e iluminación. En las plazas y parques habrá
bancos y bebederos nuevos y se instalarán soportes para estacionar
bicicletas. También se renovarán los carteles luminosos
para publicidad y los que indican el nombre de calles y avenidas. Será
parte del nuevo mobiliario urbano, con el que los porteños convivirán
al menos durante los próximos diez años. Los vecinos podrán
dar su opinión sobre las ofertas que se presenten: En setiembre,
los modelos serán expuestos al público, posiblemente sobre
la avenida Corrientes, y habrá urnas donde la gente podrá
votar por el que más le guste, dijo a Página/12 el
secretario de Planeamiento Urbano, Enrique García Espil. La opinión
no será vinculante, pero la comisión evaluadora la tendrá
en cuenta. El centro de interés, por supuesto, estará en
el canon anual que las empresas le ofrezcan a la ciudad por la explotación
publicitaria.
La licitación del mobiliario urbano es una de las más codiciadas
en la ciudad de Buenos Aires: a cambio de las instalaciones, las empresas
adjudicatarias podrán explotar la publicidad en paradas y letreros
en toda su área de concesión.
El objetivo de la licitación es dotar a toda la ciudad de
servicios que hasta ahora solo se concentran en algunas zonas: los refugios
para esperar el colectivo están ubicados en las avenidas más
importantes y los letreros publicitarios se ubican en las zonas de mayor
poder adquisitivo, explicó García Espil.
Para que todos los barrios resulten interesantes para los inversores,
se dividió la ciudad en tres zonas, combinando en cada una de ellas
áreas con alto poder adquisitivo con otras más postergadas.
En busca de ese equilibrio, una zona comprende desde Retiro y el microcentro
hasta Barracas y Villa Lugano; otra, desde Palermo y Recoleta hasta Mataderos,
y la tercera más equilibrada desde Núñez
y Belgrano hasta Villa Devoto. Cada una de esas zonas tendrá un
adjudicatario.
Los pliegos para la licitación serán puestos a la venta
en mayo. Habrá un plazo de 90 días para la presentación
de ofertas y en setiembre los oferentes instalarán los pilotos
para la exhibición pública, que se hará aproximadamente
durante un mes. Antes de fin de año se harán las adjudicaciones
y en marzo ya se estarán instalando los elementos del nuevo mobiliario,
informó García Espil.
Hasta el momento, hay 17 empresas interesadas: la francesa Decó,
la británica Adshel, la mexicana Eumex, las españolas Cemusa
y Urbeser y una docena de empresas nacionales, entre ellas Meca, Spinazzola
(actual concesionaria de los refugios), Wall Street, Caled y Terranova.
Según exige la ley que autorizó la licitación del
nuevo mobiliario, sancionada en agosto pasado por la Legislatura, la condición
para las empresas extranjeras es presentarse asociadas con una o más
compañías locales.
En total, la licitación contempla la instalación en toda
la ciudad de 4300 refugios para pasajeros de colectivos, 200 refugios
para taxis, 2200 pantallas iluminadas, la mitad de las cuales estarán
dotadas con paneles electrónicos de lectura dinámica, 10.600
señales con nomenclatura de avenidas y 23.400 de calles y barandas
de protección en los accesos a jardines de infantes, y escuelas
primarias y especiales (ver aparte).
También habrá refugios en 9 centros de transbordo de colectivos,
donde además se instalarán 40 cabinas para venta de boletos.
Todos los refugios tendrán contenedores para residuos reciclables,
de plástico y aluminio, pero para su instalación habrá
que esperar que se lancen los respectivos programas de reciclado de residuos.
En las plazas y parques habrá además 600 nuevos bancos.
También se instalarán 340 soportes para bicicletas, 280
bebederos y 10 puestos de información turística.
El concesionario, además, tendrá a su cargo el equipamiento
y mantenimiento de dos espacios verdes, con una superficie superior a
las dos hectáreas, en cada zona. Esto incluye desde la parquización
y la paisajística hasta la renovación de areneros y patios
de juego. También se instalarán nuevos recipientes para
residuos en las plazas.
Los refugios deberán tener laterales transparentes y estarán
iluminados. Tendrán un solo panel con publicidad, en lugar de los
dos que tienen actualmente. La superficie se reduce, pero al haber más
refugios en toda la ciudad, el total de publicidad será mayor.
Estará más distribuida, explican los funcionarios
que trabajaron en la redacción de los pliegos. Los oferentes deberán
respetar las dimensiones establecidas en el pliego, pero el diseño
correrá por su cuenta.
No podrá haber más de una pantalla publicitaria por cuadra,
aunque en aquellas donde se coloquen refugios no podrán instalarse
pantallas. y finalmente, en los grandes núcleos habitacionales
y en plazas y parques, se colocarán grandes contenedores, denominados
islas ecológicas, para clasificar residuos reciclables:
plástico, aluminio y vidrio.
La magnitud del negocio hace prever una lucha sin cuartel entre las oferentes.
Por lo pronto, algunas empresas ya cuestionaron el desdoblamiento de la
licitación, que deja para más adelante la concesión
de los clásicos letreros de hierro fundido y color verde.
Nacionales o importados
El pliego de licitación del mobiliario urbano exigirá
que, como mínimo, el 70 por ciento de los elementos que se
utilicen en el equipamiento deben ser fabricados en el país,
lo que implicaría mano de obra local en el áreas como
el diseño industrial, y las industrias metalúrgica,
del vidrio, del plástico y electrónicas. El resto
de las partes utilizadas pueden ser importadas, pero al menos un
20 por ciento del total debe provenir de países del Mercosur
y limítrofes. En la adjudicación, ante una paridad
de ofertas, habrá preferencia para las empresas nacionales.
Las propuestas se evaluarán por asignación de puntaje
en rubros como antecedentes técnicos y trayectoria de las
empresas, participación de pymes, propuesta técnica,
mejoras en espacios verdes, reducción de superficie publicitaria
comercial y aumento de espacio para información pública
y el canon anual ofertado. La comisión evaluadora estará
integrada por representantes de las secretarías de Planeamiento,
Desarrollo Económico y Medio Ambiente del gobierno porteño
y de instituciones académicas, de investigación y
de profesionales, como las facultades de Arquitectura e Ingeniería,
el INTI, y los colegios de arquitectos e ingenieros.
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EN
EL PALACIO DUHAU, DE RECOLETA
Luz verde para un shopping
La justicia porteña destrabó
ayer el trámite para la construcción de un shopping exclusivo
y un hotel cinco estrellas en el predio que ocupa el Palacio Duhau, en
el barrio de Recoleta. La resolución, adoptada por el juez Juan
Vicente Cataldo el mismo que hace un mes había suspendido
la autorización de la obra, le permite al Grupo Exxel avanzar
con la construcción una vez que finalicen los estudios de impacto
ambiental, cuya realización había ordenado el magistrado.
La polémica por el Palacio Duhau llegó ayer a la Legislatura
porteña: hasta allí fue el secretario de Planeamiento Urbano,
Enrique García Espil, para informar a los diputados de la comisión
del mismo nombre. Tanto el funcionario como los legisladores contemplaron
la posibilidad de resolver el conflicto generado por la oposición
de los vecinos al proyecto a través de una audiencia pública
o bien de una reunión informativa. Para el gobierno, sin embargo,
el emprendimiento es de mediano impacto, por lo que la audiencia pública
no corresponde.
La polémica se inició cuando el Exxel Group compró
la propiedad ubicada en la avenida Alvear, entre Montevideo y Rodríguez
Peña, y proyectó convertir al Palacio Duhau en un shopping
de la moda y, a la vez, construir en los jardines del edificio un hotel
19 pisos. El gobierno porteño rechazó el proyecto porque
no se ajustaba al Código de Planeamiento Urbano, tras lo cual,
el Exxel se ajustó a las normas y bajó la altura a 14 pisos.
El proyecto, entonces, fue aprobado, pero la Fundación Ciudad presentó
un recurso de amparo argumentando la necesidad de realizar estudios de
impacto ambiental. Fue entonces cuando el juez Cataldo dispuso la medida
cautelar de no innovar. Ahora, el magistrado resolvió que el trámite
de aprobación puede continuar, previa conclusión de los
estudios de impacto ambiental.
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