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ECONOMIA CONFIRMO EL ADELANTO
DE PAGINA/12: MEGACANJE DE BONOS POR 20 MIL MILLONES
Papeles por papeles para sacar la soga del cuello

Se emitirán cuatro series de bonos, a 6, 10, 15 y 25 años de plazo, con una tasa de interés creciente, con el primer año de gracia. El objetivo es descomprimir los vencimientos de deuda pateando el problema para adelante.

Daniel Marx, secretario de Finanzas. Contento por la suba del mercado.

Por Claudio Zlotnik

Tal como adelantó Página/12, el Gobierno está negociando un megacanje de la deuda, por un máximo de 20.000 millones de dólares, con el objetivo de aliviar los vencimientos de los próximos cuatro años. Daniel Marx, viceministro de Economía, junto a Julio Dreizzen, subsecretario de Finanzas, fueron los encargados de confirmar lo adelantado por este diario. Aunque se excusaron de ofrecer detalles sobre las negociaciones con los bancos que coordinarán la operación. Pese a ese hermetismo, Página/12 revela cómo será la estructura de ese canje: Economía emitirá cuatro nuevas series de bonos a 6, 10, 15 y 25 años de plazo, que devengarán una tasa de interés creciente a lo largo del período de duración de esos títulos. A cambio, los bancos, AFJP e inversores particulares que acepten la propuesta entregarán bonos de corto plazo. Enterados de esa operación, los operadores salieron a comprar bonos. Así, el riesgo país volvió a bajar –esta vez 71 puntos– y se situó en 1076. Las acciones, en tanto, subieron 4 por ciento en promedio.
La reacción positiva de los mercados, que se inició anteayer cuando este diario informó sobre el megacanje, se debe a que la operación desahogará la situación fiscal. Al estirar vencimientos de la deuda de corto plazo, Cavallo podrá dar mayores certezas de que cumplirá con los pagos. Y, por lo tanto, impulsar una baja sensible del riesgo país y, en consecuencia, de las tasas de interés, que sea capaz de reactivar la economía.
Según estiman en el Palacio de Hacienda, el megacanje podrá concretarse recién a mediados de mayo. Para ese momento, estiman, los mercados volverán a estabilizarse y el riesgo país habrá descendido en forma brusca. “Este tipo de operaciones puede realizarse en un clima de mayor certidumbre. Y eso ocurrirá dentro de tres a cuatro semanas”, dijo ayer Marx. En Economía confían en que la resolución del caso Pou y el inminente acuerdo que se sellará con el Fondo Monetario, que incluirá un ajuste de 1000 millones de dólares, propiciará la calma financiera.
El objetivo central de Cavallo es que el megacanje elimine el actual “stress financiero”. Que los financistas dejen de sospechar que la Argentina se encamina a la cesación de pagos. Y que, bajo ese escenario, caigan las tasas de interés. Para el ministro, la manera de llegar a esa meta consiste en postergar –con el aval de los inversores– vencimientos de la deuda que tendrán lugar hasta el 2005.
En los próximos cuatro años, la Argentina debe afrontar cancelaciones de deuda por unos 40.000 millones. El mandato que Cavallo les dio a los bancos es canjear títulos por un tope de 20.000 millones. Como la operación es optativa, habrá que aguardar hasta el cierre de las suscripciones para conocer el monto final.
Los bancos que están negociando con el Gobierno son el Credit Suisse- First Boston, los estadounidenses JP Morgan y Goldman Sachs, los locales Galicia, Río-Santander y BBVA Francés y el Deutsche Bank. Para anotarse habrá un tramo nacional (correspondiente a los bonos en pesos) y otro internacional (para los nominados en dólares y en euros).
Por los títulos de corto plazo que se rescate, el Gobierno emitirá cuatro series, de mediano y largo plazo. Para evitar un nuevo ahogo financiero en el futuro cercano, los flamantes títulos no devengarán intereses en el primer año y éstos directamente integrarán el capital de los bonos. La tasa de interés que rindan será creciente durante la vida útil de esos títulos de deuda. En la jerga financiera, a este tipo de emisiones se lo conoce como “step up” (escalonamiento), y ya fue instrumentado en otros países que reestructuraron sus pasivos, como Rusia y Ecuador.
Si bien en Economía se negaron a hacer especificaciones, en la city creen que la tasa promedio que el Gobierno afrontará en el trueque se acercará al 13 por ciento anual. “Los canjes nunca son baratos”, comentó un economista a este diario. Hay una manera de abaratar la operación.Sería en el caso de que los nuevos títulos sean garantizados por alguna institución de crédito internacional (como el Banco Mundial o el BID). Pero Marx desechó esa posibilidad. “La experiencia internacional de esta clase de garantías son muy limitadas. Hay que descartarla”, señaló en la conferencia de prensa.
Otra forma de disminuir los costos sería garantizar las nuevas emisiones con la recaudación impositiva. Esta opción está bajo análisis de Cavallo. Sin embargo, los funcionarios creen que esta opción precisa de una ley del Congreso, lo que, en el mejor de los casos, retrasaría la operación. La idea de los funcionarios es lanzarla a mediados del mes que viene, no bien se restablezcan las colocaciones de Letras del Tesoro en el mercado.
Está claro que el éxito del canje llevará alivio a la gestión de Cavallo. Durante su primer mes en el gobierno de la Alianza, el riesgo país llegó al record. Y actualmente se ubica en niveles que tornan imposible la recuperación económica.
¿Cuál es la conveniencia para los bancos? En primer lugar, las comisiones que le corresponderán por llevar adelante el negocio. En caso de que el canje trepe a 10.000 millones, las entidades financieras se alzarán con unos 50 millones. Pero, por otra parte, y como ocurrió en anteriores canjes, quienes suscribieron terminaron haciendo un negocio redondo. Para atraer interesados que intercambien sus bonos de corto plazo por otros de largo, Economía ofrece un “premio” jugoso. Por último, un dato para nada desechable, a los bancos y a las AFJP les conviene aceptar la propuesta ya que, de lo contrario, el Estado podría no pagar los bonos actualmente en circulación. Y, entonces, no cobrarían nada. En ese caso, los patrimonios de los bancos y las AFJP quedarían muy debilitados ya que gran parte de sus activos corresponde a títulos de deuda del Estado.

 

El BCE hace desear la cesta con el euro

Tal como se esperaba (y temía), el Banco Central Europeo dejó ayer invariada en 4,75 por ciento la tasa directriz, haciendo oídos sordos a los reclamos de que la redujera para contrarrestar la desaceleración económica de la eurozona, formada por doce de los quince países de la Unión Europea. El BCE confirmó así que su prioridad excluyente es la estabilidad de precios, y que una inflación de 2,6 por ciento en los últimos doce meses le parece intolerablemente alta, porque el objetivo es que no supere los dos puntos. La entidad que desde hace dieciséis meses rige la política monetaria de la eurozona debió tomar nota en las últimas horas de las duras críticas que le lanzaron, entre otros, el Fondo Monetario por boca de su economista jefe, Michael Mussa. Este sostuvo que el banco presidido por Win Duisenberg debió haber empezado a bajar la tasa en marzo. La idea generalizada es que Europa debe asumir hoy su papel de locomotora de la economía mundial, dados el enfriamiento estadounidense y el persistente estancamiento japonés.
Para la Argentina, esa discusión tiene implicancias diversas. Una se refiere a la cotización del euro. Aunque normalmente una reducción en la tasa de interés de una moneda debería inducir una caída en su valor al ahuyentar capitales hacia otras, en el caso actual del euro se supone lo contrario, razonándose que menores tasas combatirían la desaceleración económica y fortalecerían al signo monetario de la UE. Si esto fuera así, el conservadurismo del BCE alejaría indefinidamente el momento en que el euro alcanzara al dólar, condición –según el esquema planteado por Domingo Cavallo– para introducir la cesta de monedas como referencia del peso. Lo seguro es que si Europa no ayuda a combatir los asomos recesivos en la economía mundial, la Argentina sufriría las consecuencias a través de menores precios para sus exportaciones. Sin embargo, probablemente padezca un impacto menos severo que otras economías latinoamericanas, en particular México, más intensamente interrelacionadas con los mercados centrales.

 

Cambio de tendencia

La confirmación del megacanje tuvo un efecto notable en los mercados. El índice de acciones líderes MerVal registró un alza del 4 por ciento. En tanto, el riesgo país declinó 71 puntos (hasta 1076), mientras que los bonos se apreciaron entre 3 y 4 por ciento, como en el caso del Brady FRB.
Desde que Página/12 reveló que el Gobierno analizaba el canje de bonos, su recuperación fue extraordinaria. El FRB, por ejemplo, saltó de 74 a 81 dólares. Y el riesgo país tocó un mínimo de 1049 puntos, aunque empeoró cuando los financistas supieron que Daniel Marx no daba precisiones sobre la operación.
El brusco cambio de tendencia en el mercado obligó a varios bancos de inversión a dar marcha atrás con las recomendaciones que habían emitido a principios de la semana. Este fue el caso del Deutsche Bank. En un mail enviado a sus clientes sus analistas recomendaron comprar bonos. “Nos equivocamos y queremos recortar nuestras pérdidas”, suscribieron.

 

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