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A Maccarone no le parece oportuna la cesta con euros

Puede que haya sido sólo una teatralización de independencia para evitar sospechas de subordinación al ministro, pero lo cierto es que el nuevo presidente del Banco Central manifestó su oposición de sumar el euro a la Convertibilidad.

Roque Maccarone, titular del BC, dijo que en la Argentina �no hay lavado de dinero� y que bajará encajes.

Mientras ayer Domingo Cavallo realizó una encendida defensa de la canasta de monedas ante un grupo de economistas, el nuevo presidente del Banco Central, Roque Maccarone, manifestó abiertamente su oposición a la incorporación del euro para ampliar la convertibilidad. Consideró que la medida era “inoportuna”, pero también que “el ministro tendrá sus razones”. En otro orden expresó que bajará los encajes bancarios. El nivel actual “será revisado en los próximos meses”, adelantó. Aunque se mostró más receptivo a las “propuestas” que provengan de Economía, consideró necesario reafirmar que Cavallo “respetará la autonomía del BC”, el que “no será una oficina más del ministerio”. A pesar del contenido del dictamen de la Comisión Bicameral que destituyó a su antecesor, Maccarone dijo que en la Argentina “no hay lavado de dinero”. También exculpó la propuesta de dolarización en la que abundó Pedro Pou, la que habría sido hecha “a título personal”, como “académico y no como presidente del Banco Central”.
Para alegría del núcleo duro del establishment financiero, y contrariando desde el primer día a Domingo Cavallo, Maccarone afirmó estar en desacuerdo con el proyecto de convertibilidad ampliada, aunque matizó afirmando que el ministro “tendrá sus razones” para llevarlo adelante. Cavallo “ha salido con esta canasta de monedas en función de lo que ha escuchado repetidas veces en cuanto a que la Argentina va a devaluar”, pero “esto es algo que no debería discutirse en este momento”, sugirió.
El todavía interino de la autoridad monetaria consideró necesario enunciar que, tal cual lo establece la Carta Orgánica de la entidad, sus objetivos serán “preservar el valor de la moneda” y mantener “la liquidez y solvencia del sistema financiero”. También que el Central “no perderá su autarquía de funcionamiento”. La única diferencia significativa que mostró con el discurso de su antecesor fue una mayor flexibilidad con respecto a la liberación de encajes. “No vamos a considerar al Banco Central como una isla dentro de la Argentina”. Si el ministro de Economía pide una baja de encajes, “lo que vamos a hacer es estudiarlo para ver si corresponde. No podemos vivir ajenos a lo que pasa en el país”, describió. No obstante Maccarone dejó la puerta abierta para esta medida al afirmar que “no cabe duda que los encajes han sido altos, porque se buscó un sistema de seguro que preservara la solvencia. No obstante estamos en un momento de crisis y esto merece también una atención especial”. El funcionario se refirió así al potencial riesgo de pérdida de reservas y fuga de capitales que podría generar una liberación de recursos en circunstancias de incertidumbre. “Vamos a proceder con mucho cuidado, pero si se piensa en tiempos un poco más largos, seguramente van a bajar los encajes”, aclaró. La clave está en “darle fluidez al crédito pero no a costa de las reservas”.
Aunque se mostró más flexible y menos fundamentalista que su antecesor, Maccarone demostró en sus declaraciones que proviene del riñón del sistema financiero. No sólo esquivó las preguntas que podrían enfrentarlo con Pedro Pou sino que lo elogió tangencialmente. Cuando se le preguntó qué lo diferenciaba de su antecesor, dijo que “Pou es un hombre mucho más técnico que yo; un académico”. Sobre la controvertida cuestión del lavado de dinero consideró que “la Argentina no es un país de lavado de dinero, aunque no significa que no haya algunas operaciones”, pero “los casos que se detectaron no son tan numerosos”. Cabría agregar que, solamente durante el pasado año, el sistema financiero denunció formalmente 83 operaciones sospechosas de lavado.
Más distendido, Maccarone dijo en declaraciones radiales que su nombramiento le llegó al lugar en el que creía “que posiblemente terminaría mi vida laboral” –se desempeñaba como asesor del Banco Galicia–, pero cuando “el Presidente de la República y el ministro de Economía me llamaron y me pidieron que, en caso de que el señor Pou saliera del Banco Central, los acompañara. Y no pude negarme a eso”. resumió. También dijo sentirse “orgulloso de que de pronto dos gobiernos de tonos diferentes hayan pensado en mí”.

 

“Me siento mal, enojado”

Llegó cabizbajo, aunque se esforzó por mostrar una sonrisa no bien ingresó a la sala. Pedro Pou fue el encargado de hacer la presentación de su sucesor, Roque Maccarone, a los miembros del directorio del Banco Central. En su breve discurso, el destituido presidente del BC tuvo palabras de elogio para su reemplazante. “Es la persona ideal para este cargo”, afirmó. No obstante, no pudo evitar referirse a su desplazamiento. “Me siento muy mal. Estoy muy enojado. No con Maccarone. Pero sí con el ministro de Economía (Domingo Cavallo) y con el presidente Fernando de la Rúa. Me sacaron de mala manera. Afectaron mi dignidad”, concluyó. Más tarde se despidió del personal de la entidad. Fue su final.

 

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