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No fue ningún chico a la escuela de Ciudad Evita

Pese a que les prometieron un subsidio para levantar un cerco, los padres de la Escuela 168 decidieron no mandar ayer a ningún chico y tampoco irán hoy. Reclaman custodia policial y la efectiva construcción del muro para mejorar la seguridad.

Una pintada en el baño de la escuela: ayer no hubo chicos.

Por Alejandra Dandan

Colocaron el aviso en la puerta de la escuela. “Por decisión de los padres las clases se suspenden hasta que resuelvan el problema de seguridad”, anunció a Página/12 Sofía Ruiz, presidenta de la cooperadora de la Escuela 168 de Ciudad Evita. La decisión tomada ayer a la mañana en asamblea autoconvocada por un grupo de doscientos padres se extenderá presuntamente hasta el lunes cuando vuelvan a reunirse con las autoridades de Educación bonaerense. Pese a la custodia policial y al subsidio prometido por la Dirección de Escuelas para construir el cerco, ningún chico se presentó a clase en el turno mañana, en protesta por los numerosos hechos de violencia ocurridos en la escuela cuyo patio es usado como paso por los habitantes de tres asentamientos de la zona. El disparador del reclamo ocurrió el viernes pasado por el ingreso al establecimiento de dos chicos del barrio cargados con un arma. Esa situación reactivó la sensación de inseguridad y los reclamos pendientes de custodia policial y presupuesto para la clausura del viejo cerco perimetral.
“Estoy cansada de repetirlo –dice Sofía– ,acá la profesora de gimnasia tiene que entrenar a los chicos para echarse cuerpo a tierra por la cantidad de tiroteos que se producen en el patio.”
El patio de la escuela es, de hecho, una trinchera. Al otro lado y apenas dividido por una calle, están el asentamiento Puerta de Hierro y el 22 de Enero, desde donde llegan la mayoría de los estudiantes. Alrededor de estos dos polos poblados desde hace varias décadas, se sumaron en el último tiempo y de acuerdo a la información del Consejo Escolar de La Matanza más familias en situación crítica. Mario Oporto, subsecretario de Educación de la Provincia, admitió ayer después de la protesta de los padres que el colegio se encuentra en medio de la denominada “zona roja”. Sofía Ruiz traduce esa definición con los números de la escuela: “En menos de un mes acá hicimos 17 denuncias en la comisaría”.
Los padres no sólo exigieron el envío del subsidio de 7500 prometido hace dos años por la Provincia para resolver problemas edilicios de la escuela, saqueada e incendiada hace dos años. Pidieron además la presencia permanente de custodios para evitar el uso del patio por parte de la gente del barrio. Y este no es un problema menor sino uno de los puntos sobre los que padres y autoridades de la escuela Jorge Luis Borges hicieron mayor hincapié. Durante el gobierno militar se construyó alrededor de la escuela el paredón que hace unos años fue literalmente derrumbado, en dos extremos, por los vecinos. Desde entonces el patio de juegos y una cancha de pelota abandonada se usan como atajo y camino de circulación del barrio. “Acá los domingos la gente viene a tomar mate al patio, lavan los caballos y los autos adentro”, dice ahora Dante Alfaro, vicedirector de la escuela.
Fue por este motivo que el colegio reclamó a la Municipalidad de La Matanza la instalación además de una canilla pública y potable afuera del predio. “La única boca de agua potable del barrio está dentro de la escuela, por eso no sólo se usa para lavar autos: con este agua se bañan”, sigue contando el vicedirector, para quien el problema de las peleas entre bandas y las corridas de los chicos es emergente de un contexto en el que los chicos “sienten verdadero desprecio por la vida.”
Aunque el dato no fue confirmado por los directores de la escuela, el presidente del bloque del PJ de La Matanza y vicepresidente del Consejo Escolar, Daniel Castro, le aseguró a este diario que durante el día llegaría a la escuela el material para volver a tapiar las paredes. “A nosotros –dice aún enfurecida Sofía Ruiz– nos parece que nos están cargando: vinieron de Infraestructura de la Provincia ayer a la tarde y en lugar de ladrillos pusieron dos metros de alambre.” La mujer, madre de tres alumnos de la escuela, sabe que en pocos días el alambrado será abierto nuevamente.

 


 

Un día más sin vuelos

Por tercer día consecutivo, el paro del personal técnico aeronáutico mantuvo ayer suspendidos todos los vuelos de cabotaje e internacionales de Aerolíneas Argentinas y Austral. Frustrados pasajeros volvieron a pasearse por Aeroparque y Ezeiza intentando obtener lugar en otras líneas áreas, o resignados a eternas esperas. Si bien tanto Lapa como Dinar y Southern Winds reforzaron sus vuelos, mucha gente se quedó sin viajar. La Asociación de Personal Técnico Aeronáutico (APTA), que inició el paro después de que la empresa despidiera a unos 200 empleados, rechazó en la tarde por escrito la intimación del Ministerio de Trabajo para que se cumpla un régimen de guardias mínimas que garantice el 50 por ciento del servicio y aseguró que mantiene el paro por tiempo indeterminado. Ricardo Cirielli, titular del gremio, advirtió que esas guardias no son pertinentes ya que al haber otras empresas aéreas a las que se derivan los pasajeros la exigencia atenta contra la “libertad” de huelga. En declaraciones radiales, la ministra de Trabajo, Patricia Bullrich, evaluó la posibilidad de dictar una conciliación obligatoria, pero advirtió que “se sale de una conciliación obligatoria hace dos días y si dictamos una nueva conciliación no sabemos si va a haber acatamiento, así que estamos negociando”.

 

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