Por Marcelo Justo
Desde
Londres
Es una tradición preelectoral.
Cuando los políticos se ponen duros con la delincuencia o la inmigración,
uno puede apostar sin temores que hay elección a la vista. A días
del anuncio de la fecha electoral, que se calcula para el 7 de junio,
el gobierno laborista de Tony Blair no es una excepción a la regla.
Según vocifera a los cuatro vientos el Ministerio del Interior
de Gran Bretaña, el gobierno devolverá este año a
sus países de origen a 30.000 solicitantes de asilo político
que, a su juicio, son inmigrantes económicos. Se trata, en su mayoría,
de afganos, somalíes, iraquíes, iraníes, turcos y
kosovares, y Gran Bretaña presionará a otros países
europeos para que adopten una política más estricta de ingreso
a la Unión Europea.
El gobierno de Tony Blair viene quejándose de hace tiempo que Gran
Bretaña es el país que recibe más solicitudes de
asilo político en la Unión Europea. El discurso oficial
es que Gran Bretaña se enorgullece de su tradicional hospitalidad
hacia los perseguidos políticos, pero que será intransigente
con los que se aprovechan del sistema inventando inexistentes historias
de acoso estatal. Según el gobierno laborista, estos falsos
inmigrantes explotan la lentitud burocrática y los resquicios
legales de la solicitud de asilo, y se convierten en inmigrantes ilegales
o en solicitantes crónicos que mediante sucesivas apelaciones,
extienden indefinidamente su estadía en el país.
El ministerio del Interior británico anunció esta semana
que incorporará a unos 1.500 nuevos funcionarios de inmigración
para acelerar los trámites de solicitud que pueden prolongarse
hasta cinco años y arrestar a los que se conviertan en ilegales.
El gobierno espera también que haya una homologación de
la legislación europea sobre asilo político. Gran Bretaña
tiene uno de los sistemas más amplios de la Unión Europea
ya que otorga asilo en casos de violación, violencia doméstica
y otras situaciones que no se encuadran en el concepto de persecución
por parte del Estado por motivos políticos. En septiembre la Unión
Europea emitirá una nueva directiva sobre asilo político
que permitiría nivelar la legislación que rige en los 15
países de la Unión.
El gobierno está también presionando para cambiar otro aspecto
de la política europea. Según la Convención de Dublín,
que entró en efecto en 1997, los miembros de la Unión deben
resolver la solicitud de refugio político en el país al
que llega la persona. Los laboristas se quejan de que no se está
implementando con rigor esta convención y que la mayoría
de los solicitantes de asilo provienen de otros países de la Unión
Europea que discretamente los derivan a Gran Bretaña.
En febrero el gobierno de Tony Blair firmó sendos acuerdos de cooperación
con Francia e Italia para contrarestar este fenómeno.
A pesar de este endurecimiento de la política inmigratoria, los
mismos funcionarios del ministerio del Interior dudan que se puedan conseguir
grandes cambios. Según confiesan en privado, es imposible regresar
a un alto porcentaje de los solicitantes por las condiciones políticas
que hay en sus países de orígen y, en algunos casos, como
Irán o Irak, porque Gran Bretaña no tiene acceso a sus aeropuertos.
Aunque el ministro del Interior Jack Straw reveló esta semana que
en las últimas semanas se habían realizado varios vuelos
charter a Albania, Kosovo y Polonia, y que el número de solicitudes
había descendido, pocos creen que se pueda contener la avalancha
de inmigrantes. En países como Albania, que tiene un desempleo
del 80 por ciento, es inevitable que la gente intente ingresaren la Unión
Europea, indicó Goran Gocic, un periodista yugoeslavo que
trabaja en Gran Bretaña.
Los escépticos señalan que el tema de fondo es político.
Desde que los conservadores consiguieron el año pasado un pasajero
repunte en las encuestas, explotando el tema de la inmigración
ilegal, el gobierno laborista decidió no dejar ningún flanco
expuesto. A pesar de que el partido de Tony Blair le lleva al del conservador
William Hague 20 puntos de ventaja en las preferencias de voto y que sólo
un milagro podría cambiar las cosas, los laboristas están
obsesionados con lograr lo que se les escapó sistemáticamente
en sus más de 90 años de historia: la reelección.
En 1997 Blair consiguió que el laborismo volviera al poder tras
18 años de ostracismo. En el 2001 no parece dispuesto a dejar nada
librado al azar para ser el primer laborista elegido por segunda vez consecutiva
como primer ministro.
DURO
ATAQUE DE CARLOS FUENTES A GEORGE BUSH JR.
Extrañamos tanto a Bill Clinton
¿Dónde estás,
Bill Clinton, cuando más te necesitamos? La pregunta fue
lanzada ayer por el escritor mexicano Carlos Fuentes en una columna publicada
por el diario El País de España. No es que Fuentes sea un
nostálgico de las proezas sexuales que la Casa Blanca hoy se priva
de ver con su reciente inquilino puritano, George Walker Bush. Se trata
de que, para él, Bush es el primer caso, en todo el siglo XX, de
un presidente norteamericano tonto y perverso, y enumera todos
los puntos polémicos (la relación con China y Rusia, los
bombardeos a Irak, el rechazo al Tratado de Kioto sobre la proliferación
de gases, etc.) de un gobierno cuyo mérito principal parece ser
una estupenda cosecha de insultos de toda calaña, de todas partes
del mundo, en tan sólo tres meses.
La lista de las perversidades de Bush aumenta día a día.
Internacionalmente ha resucitado la Guerra Fría con China y Rusia
(...) Torpedea la reconciliación de las dos Coreas, cancelando
pláticas con el norte mientras lo visita el presidente del sur
y principal arquitecto de la paz coreana, Kim Dae-Jung. Y reanuda, escalándola,
la venta de armas a Taiwan. Nada que nos sorprenda. ¿No desató
Bush un bombardeo contra Bagdad, sin prevención a sus anfitriones,
el mismo día que visitaba al presidente Vicente Fox en México?
(...) La más grave decisión internacional del joven Bush
ha consistido en denunciar el Tratado de Kioto contra la emisión
de gases mortales para la vida del planeta, dice Fuentes.
Según el escritor mexicano, el rechazo al Tratado de Kioto guarda
una estricta coherencia con la política interna de Bush. En
tres meses apenas, Bush junior ha autorizado la construcción de
carreteras que atravesarán bosques nacionales protegidos. Ha prohibido
dotar de fondos a las agencias obligadas a preparar listas de especies
animales y vegetales protegidas, a pesar de que obedecen a órdenes
judiciales (...) Bush ha cerrado la oficina de la Casa Blanca encargada
de atender la epidemia del sida, y ha ordenado que no se sujeten a prueba
de salmonela los almuerzos escolares, describe.
La causa más evidente de todo esto es, según Fuentes, la
estricta obediencia de Bush a quienes financiaron su campaña
y lo llevaron al poder. El presidente norteamericano ha instalado
en el poder a los ideólogos de derecha que le son indispensables
como fuente de inspiración, pero que al mismo tiempo son
un tanto contradictorios con los intereses para los cuales se supone que
esa ideología trabaja. Andrew Cord, el secretario en jefe
de la Casa Blanca, obtuvo dos mil millones de dólares en contratos
para la General Motors en Shangai. Es dudoso que ahora vea con simpatía
una política contra China desde Washington.
Otro límite para las intenciones de la Administración Bush
parece ser la relación de fuerzas dentro de Estados Unidos. El
Senado de los EE.UU. está dividido cincuenta y cincuenta. Las políticas
extremistas de Bush están alejando a muchos republicanos moderados.
Muchas iniciativas reaccionarias de Bush encontrarán severa oposición
en el Congreso y en la opinión. No creo que, dentro de cuatro años,
los votantes norteamericanos, que en noviembre eligieron popularmente
a Al Gore, permitan la reelección de George W. Bush, seleccionado
por cinco jueces de la Suprema Corte.
Japón estrena
gabinete
Como era de esperar, tras ganar el martes la elección de
la presidencia del hegemónico Partido Liberal Demócrata
(PLD), el reformista Junichiro Koizumi (centro primera fila) fue
elegido ayer como nuevo premier por la amplia mayoría de
287 votos sobre las 478 bancas de la Cámara de Representantes.
Menos esperable resultó, al menos desde la tradición
política japonesa, que su gabinete incluyera cinco mujeres
y, en un paso más hacia lo novedoso, que una de ellas, Makiko
Tanaka (segunda fila), sea la próxima ministra de Relaciones
Exteriores. Nunca hubo tantas mujeres en el gobierno, y ninguna
ocupó cargos tan altos como Tanaka. Esta última designación
fue considerada por algunos analistas como un gesto hacia China,
porque el padre de ella, el ex premier Kakuei Tanaka, contribuyó
en 1972 a regularizar las relaciones binacionales. Koizumi ganó
las internas con promesas de (necesarias) reformas económicas
y de apartamiento de la servidumbre al clientelismo partidario.
Sin embargo, ya violó su promesa de no incluir en el gabinete
figuras sugeridas por la cúpula del PLD.
|
|