Por Julián Gorodischer
No hay duda de que programar
una telenovela importada como Xica Da Silva todos los días
en un horario central es una apuesta osada. A primera vista, esta novela,
que se estrenó en su país en 1996 con altísimos índices
de audiencia, aquí parece no tener un público masivo posible.
A las 9 de la noche, cuando todo en la tele es euforia, o costumbrismo,
o vida en directo, Azul decide un traslado a la explotación esclavista
en el siglo XVIII, una crónica de marginados narrada con ritmo
moroso y una traducción pobre que empalaga con su abundancia de
meretrices y comendadores: un concentrado de lugares
comunes que comparte una mayoría de superproducciones de época.
Sólo después del esfuerzo inicial, ya rota la cáscara
espanta-televidentes, Xica... tiene algo interesante para
mostrar. Las estrategias de un grupo de débiles para salir adelante,
una vocación por la denuncia, la frescura de su protagonista, Tais
Araujo, que (a los 17) se reveló como una de las actrices de telenovela
más espontáneas en el país vecino. El rating estuvo
lejos de sonreírle todavía, si se tiene en cuenta que hizo
4.8, 5.7 y 4.4 de rating en sus tres primeras emisiones
Xica... es previsible, tal vez porque adhiere a la consigna
de que los mismos temas deben abordarse de la misma forma. Es promocionada
por sus costos de producción, que demandaron una inversión
de casi un millón y medio de dólares, pero también
por la carga de erotismo y el tono subido a cargo de la protagonista.
La promesa tiene fundamento: en el primer capítulo, la esclava
se baña desnuda en un arroyo, y es sorprendida por dos soldados.
No se asusta, los invita y coquetea con los dos hombres desnudos; los
induce a la pelea, luego prefiere a uno, lo dice, y disfruta viendo cómo
se la disputan. Mientras los varones se entretienen, se roba la ropa y
se va, contenta, anticipándose al papelón que llegará
cuando ellos quieran volver y no tengan con qué cubrirse. Pero,
claro, minutos después se desencadena la tragedia: el padre (que
ya reveló que no es su padre) es acusado, con pruebas, de traficar
piedras preciosas en un régimen que tiene a ese robo entre sus
peores crímenes. Llega, entonces, la tortura al esclavo, el parlamento
del hombre negro (Estoy volviendo al Africa...), la cacería
de otros pobres que, como ellos, trataban de idear pequeñas sublevaciones.
El comendador es malísimo; su entorno, aún peor. Xica es
virtuosa y, de tan liviana, se desplaza bailando; no camina. Así
no vale: el artificio de los gestos terribles del poderoso
y la ligereza pueril de los oprimidos es tal que la historia no puede
seguirse con fluidez. Todo ha sido visto en otras series o películas:
la tortura al acusado (le aprietan un dedo, le queman la cara contra el
carbón), el grito de los villanos y el rezo resignado de la familia.
Xica... cree en la necesidad de dejar sentada una denuncia,
pero no se preocupa por el cómo.
Aún así, en Brasil fue posible una lectura de placer de
este argumento. Aunque muy visto, ofrece un cruce entre el poder y sus
sometidos, cuando Xica se descubre hija de un comendador anterior, enamora
al actual, y se convierte en la bisagra que podría cuestionar un
régimen. No hay sorpresas (las huidas siempre se boicotean, los
castigos se cumplen, el lamento se hace grave y repetido) pero la trama
amorosa arrasó con el rating, superando a El rey del ganado,
líder hasta ese momento. Aquí, en cambio, el atractivo de
lo exótico revisitado, se vuelve algo difuso para el público
mayoritario.
UN
ACUERDO ENTRE AOL Y DREAMWORKS
400 millones de películas
La división de programas
por cable del gigante estadounidense AOL Time Warner adquirió los
derechos de 60 películas de los estudios DreamWorks, estrenadas
o por estrenar, hasta el 2007. Este es el primer acuerdo de licencia de
esta magnitud firmado por una red de TV de cable: aunque no se reveló
el monto de la operación, la filial de AOL Time Warner, Turner
Broadcasting System (cadenas TBS Superstation, TNT, Cartoon Network),
pagaría entre 350 a 450 millones de dólares. Por los filmes
todavía no realizados o estrenados, Turner Broadcasting pagará
derechos sobre la base del éxito en taquilla. El acuerdo incluye
una serie de éxitos de taquilla como Gladiator, Belleza americana,
Náufrago, La mexicana y Pollitos en fuga.
|