Por Claudio Zlotnik
Mañana o pasado, no bien
regrese de Washington, Domingo Cavallo dará precisiones sobre el
megacanje de deuda. Una vez lograda la aprobación por parte
del FMI del programa (fiscal), les explicaremos a los acreedores cómo
vamos a cumplir con los compromisos de la deuda, dijo el ministro
en conferencia de prensa. La confirmación de la operación
por parte del Gobierno volvió a impactar positivamente en los mercados.
El riesgo país cayó otros 76 puntos y ya se ubica en 1000.
También subieron las acciones, un 2,7 por ciento en promedio. Pero
la racha alcista de los mercados no evitó que el diseño
del megacanje generara enfrentamientos entre Cavallo y su segundo, Daniel
Marx. Página/12 pudo saber que esas tensiones que se produjeron
en el Palacio de Hacienda incomodaron a algunos integrantes del equipo
económico.
En el microcine del ministerio, frente a los periodistas, Cavallo evitó
mencionar la palabra canje. En cambio, prefirió referirse
al tema afirmando que vamos a poner en marcha mecanismos capaces
de generar confianza entre los inversores. Con esa operación,
que adelantó este diario, Cavallo persigue el objetivo de estirar
los vencimientos de la deuda. De esa manera, ahuyentaría los fantasmas
de que la Argentina se encaminaba hacia una cesación de pagos de
su deuda. Para lograrlo, rescatará del mercado títulos de
corto y mediano plazo y entregará a cambio otros de largo alcance.
Tal como explicó Página/12 ayer, las nuevas series serían
a 6, 10, 15 y 25 años. La reestructuración de la deuda será
voluntaria (se inscribirán sólo los bancos, AFJP e inversores
particulares que así lo deseen) y, según estiman los funcionarios,
se pondrá en marcha a mediados de mayo. La intención de
Economía es trocar bonos por 20.000 millones de dólares.
Si bien la Secretaría de Finanzas de Daniel Marx había recibido
varias propuestas de canje, el funcionario las había desechado.
Pensaba que, en medio de las turbulencias en los mercados y la disparada
del riesgo país a niveles record, lo mejor era aguardar un momento
de calma.
Pero fue el propio Domingo Cavallo quien impulsó en persona la
operación. Tomó la decisión luego de entrevistarse
con David Mulford, quien la semana pasada estuvo de visita en Buenos Aires.
El banquero estadounidense es el responsable máximo del First BostonCrédit
Suisse y, en los hechos, es un interlocutor habitual del ministro. Mulford,
ex subsecretario del Tesoro estadounidense durante la presidente de George
Bush, participó activamente en el diseño del plan Brady
a inicios de la década pasada. Y la entidad que preside fue una
de las más activas durante el proceso de privatizaciones y en las
colocaciones de bonos argentinos durante la anterior gestión de
Cavallo, entre el 91 y el 96.
La decisión unilateral del ministro de lanzar el megacanje incomodó
a Marx. El funcionario sintió que lo enfrentaban a una operación
delicada, dada las fuertes turbulencias en los mercados, y que no lo habían
consultado al respecto. Y si bien Marx tiene relaciones aceitadas con
los bancos y las AFJP que, de hecho, serán los principales
participantes del megacanje, el problema principal lo tiene con
los inversores del extranjero, nucleados en distintos fondos de inversiones,
a quienes se hace más difícil convencerlos de sumarse al
plan.
La relación de Cavallo con su segundo no está atravesando
por un buen momento. El ministro, en privado, también objeta ciertos
desempeños de Marx. Y ese fue el principal motivo que lo llevó
a cortarse solo y empezar a negociar el canje por su cuenta.
En línea con lo que también opinan algunos banqueros y consultores
de la city, Cavallo cree que el funcionario debería mostrarse más
activo. En el círculo íntimo del ministro ponen un ejemplo
concreto. Después de conseguir fondos a través del Bono
Patriótico, Economía se aseguró el financiamiento
para los próximos meses. Sin embargo, Marx no salió a vender
esa novedad a los economistas del establishment, que forman opinión
en los ejecutivos de lasempresas líderes. La principal función
del secretario de Finanzas es salir a calmar a inversores y financistas
cuando hay turbulencias en los mercados. Y dar un panorama claro a los
consultores. Pero Marx aparece como muy tibio y no logra convencer. Prefiere
esconder los números de la economía y de esa manera empeora
la situación, reflexionó en diálogo con este
diario un alto ejecutivo de uno de los principales bancos de plaza.
El riesgo es de mil
El riesgo país descendió otro escalón. Ayer
bajó 76 puntos y se ubicó justo en los 1000. El lunes
pasado, ese índice había llegado al record de 1284
puntos, pero la noticia sobre el megacanje de bonos, anticipada
por Página/12, lo hizo retroceder un 22 por ciento en tres
días. Ante el mejor clima financiero, las acciones treparon
2,7 por ciento en promedio acumulando un alza del 6,9 por
ciento en la semana, mientras que los títulos públicos
mejoraron entre 1,0 y 2,5 por ciento en los casos del Brady FRB
y el Global 2015, respectivamente. El avance de las acciones y bonos
también se dio en un contexto internacional más distendido,
después de que se confirmara que la economía estadounidense
se expandió un 2 por ciento en el primer trimestre, el doble
de lo pronosticado por los expertos de Wall Street. En este marco,
el índice Dow Jones subió 1,1 por ciento y el Nasdaq
(panel tecnológico), el 2,0. En Brasil, en tanto, el Bovespa
creció 1,2 por ciento y el real se revaluó hasta 2,20
unidades por dólar, 9 centavos menos que al comienzo de la
semana.
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