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el Kiosco de Página/12

DIARIOS

Dentro de su paquete para reducir el déficit fiscal, Domingo Cavallo anunció que quiere extender a los diarios el Impuesto al Valor Agregado, del que actualmente están exentos. Es una medida equivocada. Sin embargo, si la economía está tan mal para casi todos, ¿no es justo que no quede ningún sector exceptuado de la generalización del IVA? La respuesta es no. Los bienes de primera necesidad no deben ser alejados de las mayorías. Y la información y la crítica son, sin duda, artículos de primera necesidad. Cavallo ni siquiera habló de los productos de la canasta familiar. Quedarán fuera del IVA y es razonable que así sea. El ministro dijo explícitamente que los libros no serán afectados, lo mismo que los servicios educativos. Tiene razón. Algunas editoriales ganan mucho dinero, y algunos colegios y universidades privadas tienen una situación desahogada. Pero, en promedio, los márgenes de rentabilidad son tan bajos que, si tuvieran que pagar IVA, editoriales de libros y colegios se verían sometidos a una disyuntiva insoportable: o suben los precios, con lo cual alejan estos bienes de las posibilidades de muchos argentinos, o los absorben, y entonces ponen en riesgo su propia supervivencia.
Con los diarios sucede lo mismo. La pluralidad de voces es uno de los requisitos de la democracia. Nunca habrá suficientes medios para contener todas las opiniones sociales, pero atentar contra la viabilidad económica de los existentes garantiza que serán cada vez menos los que conseguirán hacer oír su voz. La intención de Cavallo es un claro retroceso en la lucha por la libertad de expresión: asegura que habrá menos diarios, menos revistas, en suma, menos opiniones. No es una casualidad que en las mayores democracias del mundo los medios de comunicación estén exentos del IVA. Este país ya ha sufrido un largo proceso de desarticulación social que el periodismo contribuyó a recomponer. En los últimos años, conectó a unos ciudadanos con otros, vinculó demandas con gobiernos, informó sobre la agenda de la transparencia y el crecimiento, investigó por detrás de la intención de opacar maniobras y chanchullos. Nada de eso es un lujo. Es una necesidad. Para decirlo de otro modo: Página/12, que en casi 14 años de existencia soportó, además de una hiperinflación y una hiperrecesión, juicios amañados, presiones y atentados, pretende no ser un artículo de lujo. Quiere seguir siendo solo lo que es: nada más que un diario. Pero nada menos.

 

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