Por David Cufré
Desde
Washington
Para el Fondo Monetario Internacional,
el nuevo aumento de impuestos, anunciado antenoche, fue un paso
importante y decisivo. Tan decisivo que destrabó las negociaciones
entre el organismo y el Gobierno y permitió que ayer se anunciara
la concreción de un acuerdo entre ambos. Logramos lo que
habíamos venido a buscar, anunció eufórico
Domingo Cavallo ya bien entrada la noche en esta ciudad. El edificio sede
del FMI estaba casi desierto. El ministro y su equipo necesitaron todo
un día de intensas gestiones para convencer a las autoridades del
Fondo de que el renovado apretón fiscal será suficiente
para cumplir con las metas previstas. Pero esa misión ya fue saldada.
En cambio, cuando le preguntaron a Cavallo qué hará con
el enojo de los afectados por el impuestazo, tuvo que reconocer que no
es una tarea fácil. Igualmente, consideró que las
protestas son las reacciones naturales que hay que soportar
en circunstancias como éstas.
Hasta que Cavallo se presentó en la sala de prensa del FMI para
comunicar el acuerdo, las discusiones parecían empantanadas. Por
la tarde, el ministro ofreció una conferencia de prensa en la que
estuvo lejos de poder anticipar que en horas finalizaría la negociación.
Entre un momento y otro, lo que ocurrió fue un encuentro clave
entre el ministro y el secretario del Tesoro de Estados Unidos, Paul ONeill.
Allí Cavallo planteó que necesitaba llegar a Buenos Aires
con el acuerdo cerrado, porque de lo contrario mañana los mercados
podrían darle un nuevo revolcón. Las máximas autoridades
del FMI reconocieron desde un primer momento la voluntad del ministro
por cerrar las cuentas, pero planteaban objeciones de distinta índole
que amenazaban con demorar la firma del convenio.
Así quedaron planteadas las cosas luego de que Cavallo se entrevistó
con Horst Köhler y Stanley Fischer, números uno y dos del
Fondo. Tras esa reunión, el ministro convocó su primera
conferencia de prensa y dijo, sin poder ocultar su mal humor, que se seguía
trabajando intensamente para que el director gerente del FMI recomiende
la aprobación del programa argentino. Hasta ese momento,
Cavallo había supuesto que bastaba con comunicar a las autoridades
del Fondo las nuevas medidas fiscales para que el acuerdo se sellara de
inmediato. Pero tuvo que transpirar más de lo previsto. Köhler
y Fischer le pidieron precisiones sobre el alcance del impuestazo, quisieron
saber cómo hará políticamente para sostener la medida
y le reclamaron explicaciones sobre su proyecto de extender la convertibilidad
al euro y hacer una reprogramación voluntaria de los vencimientos
de la deuda.
El ministro señaló que nunca es fácil generalizar
el IVA, pero es una medida necesaria y por supuesto la vamos a mantener.
De ese modo, repitió públicamente lo que les había
dicho a sus interlocutores del FMI. Lo único que cambió
fue que no se extenderá el IVA a las actividades teatrales (ver
aparte). Cavallo se justificó diciendo que existe una ley del teatro
que no hubo tiempo de revisar cuando se anunciaron los cambios impositivos.
Pero aclaró: El tema del teatro lo vamos a resolver.
El equipo económico casi a pleno tuvo que presentar ante funcionarios
del FMI las proyecciones fiscales a partir del aumento de impuestos y
el recorte del gasto público. El trabajo fue intenso. Por el Fondo
estuvieron el director para el Hemisferio Occidental, Claudio Loser, y
el responsable directo del caso argentino, Tomás Reichmann. Daniel
Marx, Jorge Baldrich, Federico Sturzenegger y Guillermo Mondino respondieron
a los pedidos de información, amontonando gráficos sobre
la mesa.
Finalmente, el Fondo se dio por satisfecho y emitió un comunicado
en el que destacó: Se da la bienvenida a las medidas anunciadas
por el Gobierno, como un paso importante y decisivo para reconstruir laconfianza
en la economía argentina. Esto es consistente con los objetivos
del programa (de Cavallo), el cual es apoyado por el FMI. También
mencionó que las discusiones con las autoridades (argentinas)
sobre los detalles pendientes de la carta de intención serán
concluidas en los próximos días. Cavallo y Loser confiaron
en que hoy podrán terminar con esos detalles, consistentes
en fijar las metas trimestrales de déficit fiscal.
Pero Cavallo antes debió dar precisiones sobre sus dos proyectos
más ambiciosos: la ampliación de la Convertibilidad y el
canje de deuda. Respecto de la primera de esas iniciativas, en el Fondo
consideran que el ministro se equivocó en lanzarla ahora. No
formará parte de la carta de intención, sentenció
Loser. De todos modos, el ministro insistió en que el proyecto
aleja el fantasma de la devaluación y de la dolarización,
y en que se seguirá adelante.
En cuanto a producir un canje de bonos de corto plazo por otros a más
largo alcance, el ministro siguió en la línea de los últimos
días. Sostuvo que no vamos a imponerle nada a los mercados.
En la medida que sea voluntario, amistoso hacia los mercados y permita
dar una solución que favorezca la creación de un clima de
confianza, lo vamos a hacer. Cavallo tuvo que remarcar en todas
las reuniones en que jamás se pensó en una reprogramación
forzosa. Pero ese será un tema en el que seguirá a
partir de hoy, en medio del mejor clima que vino a buscar, con la firma
del acuerdo con el FMI, que ya consiguió.
Claves
Fue precisa la intercesión
de Paul ONeill, secretario estadounidense del Tesoro, para
que los responsables del Fondo Monetario, Horst Köhler y Stanley
Fischer, cesaran en sus reparos y aprobaran el plan de ajuste que
les llevó Domingo Cavallo.
Para encontrar una salida
en el regateo, el mediterráneo debió explicar a sus
interlocutores que si volvía a Buenos Aires sin un acuerdo
bajo el brazo, mañana lunes los mercados le pegarían
un nuevo revolcón.
Cavallo y sus acompañantes
Guillermo Mondino, Jorge Baldrich, Federico Sturzenegger y
Daniel Marx debieron rendir un minucioso examen ante los funcionarios
del Fondo. Las preguntas incluyeron dos cuestiones espinosas: la
proyectada cesta de monedas, como nueva referencia de la convertibilidad,
y el canje de deuda para aliviarle al país el cronograma
de vencimientos.
El ministro reiteró
con sumo cuidado que el canje será una operación consensuada
con los tenedores de bonos, alejando el fantasma de una reprogramación
compulsiva de la deuda y, por supuesto, de una cesación de
pagos.
En la misma jornada,
en el rostro de Cavallo se sucedieron la preocupación y la
euforia.
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Adiós al stress
financiero
Lo que ahora puede vaticinarse es una rápida normalización
de la situación financiera, pero en realidad el desafío
principal será, nuevamente, cómo sacar a la economía
de la deflación, a la que todavía no se le ve final.
Esto piensa Miguel Bein, quien ocupó la Secretaría
de Programación durante la gestión de José
Luis Machinea como ministro de Economía. Está convencido
de que nos alejaremos a gran velocidad del estado de stress
financiero, para volver a lo que discutíamos en febrero.
Es decir, si la economía podrá o no arrancar, y en
todo caso cuándo. Para Bein, la recesión con deflación
que comenzó en julio de 1998 continúa sin importar
quién ocupa en cada momento el Ministerio de Economía.
La ve como una de las razones de la pobre recaudación tributaria
que mostrarán los números de abril, aunque también
la atribuye a la escalada en las tasas de interés, que volvió
relativamente barata la opción de financiarse contra la AFIP
(organismo que, por otra parte, continúa muy limitado en
sus medios, al punto de no contar con un presupuesto publicitario).
Acerca del megacanje de deuda, Bein sostiene que prolongará
la escalada alcista en la cotización de los bonos, iniciada
el miércoles último, pero encuentra difícil
esperar que el riesgo país retorne rápidamente a niveles
soportables. De todas formas, augura la reapertura del mercado de
crédito para el país.
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CONTRA
EL IMPUESTO A LOS MEDIOS
Una grave amenaza
Entidades, editores y asociaciones
de distribuidores de diarios y revistas, de la Argentina y el exterior,
criticaron ayer la decisión del Gobierno de generalizar el IVA
a los medios gráficos. La Asociación de Entidades Periodísticas
Argentinas (ADEPA) sostuvo en un comunicado que, si se concreta el anuncio,
el Gobierno podrá pasar a la historia con la responsabilidad
de haber iniciado un proceso de extinción del pluralismo informativo
en la Argentina.
La Asociación de Editores de Diarios de la Ciudad de Buenos Aires
(AEDBA) aseguró que la medida viene a consumar una grave
amenaza que desde hace tiempo se cierne sobre la vigencia de la libertad
de prensa en el país ya que la libertad de expresión,
a la que la Constitución Argentina otorga un papel fundamental
como instrumento de información y control ciudadano, exige que
los medios de comunicación no sean considerados sólo desde
un punto de vista económico (ver solicitada en página
5). En otra solicitada (ver página 6), los vendedores y distribuidores
de diarios y revistas de todo el país aseguraron que la decisión
del Gobierno atenta contra la libertad de prensa y contra el derecho
a trabajar y agregaron que es un claro retroceso en la lucha
por la libertad de expresión ya que en la mayoría de las
democracias del mundo los medios de comunicación están exentos
del IVA.
Las protestas también llegaron desde el exterior. En una carta
dirigida a De la Rúa, Donald Kummffeld, presidente de la Federación
Internacional de la Prensa Periódica, que nuclea a editores de
38 países, solicita la anulación de la medida. Los
impuestos a la prensa producen una seria amenaza a la libertad de expresión:
es un modo de controlar a la prensa y prevenir las críticas legítimas,
sostiene. En otra carta, firmada por editores de publicaciones de diferentes
países, como Tiempo Libre de México o Red Globo de Brasil,
le piden a De la Rúa que revea la medida. Y le solicitan que se
exprese en forma explícita y urgente a favor de la conveniencia
de promover el acceso a los medios de comunicación escritos a todas
las clases sociales.
LA
LABOR TEATRAL SEGUIRA EXENTA
El IVA, mutis por el foro
El Impuesto al Valor Agregado
no será extendido al teatro. Luego de enterarse de las diversas
protestas de actores y productores del medio, el ministro de Economía,
Domingo Cavallo, dio marcha atrás con una medida a la que se opuso
hasta Darío Lopérfido, secretario de Cultura de la Nación.
La novedad fue anunciada anoche a través de un comunicado que emitió
el Ministerio de Economía, previa orden de Cavallo, que estaba
de viaje en Washington. El texto señala que ratificando la
legislación vigente en materia de protección al teatro argentino,
se ha decidido incluir como actividad exenta de impuesto al valor agregado
lo relacionado con la labor teatral.
Cavallo rebobinó con la generalización del IVA al teatro
luego de la fuerte resistencia que generó la medida entre productores
y actores del medio. Por caso, el empresario artístico Alejandro
Romay había anunciado ayer su decisión de levantar las obras
que produce en distintos teatros de esta capital y de no estrenar las
que está preparando. No voy a producir más y voy a
esperar, voy a devolver la llave del teatro Broadway porque alquilo esa
sala, no soy el dueño, aunque la remocé, la puse bien para
poder producir, traje todos los elementos técnicos, sobre todo
los lumínicos que son muy caros, dijo resignado el ex Zar
de la TV.
Romay había anunciado además su decisión de bajar
todas las obras que estaba preparando. Si Cavallo no hubiera repensado
la medida, los espectáculos actualmente en cartelera Fiebre
de Sábado por la Noche, que está en el teatro Broadway;
La tiendita del horror, que puede verse en el teatro El Nacional,
hubieran desaparecido, igual que La opinión de Emy
(Broadway), que estaba en producción y con fecha de estreno estipulado
para el 29 de mayo. Para justificar la decisión, que al final no
llegó a tomar, Romay dijo: Esto es un negocio, es una actividad
que uno puede hacer por vocación, pero hasta un límite.
Este 21 por ciento (del IVA) viene a colmar la paciencia, pero aquí
lo que estamos sufriendo es el problema de la población, que no
tiene dinero para ir al teatro, los cines mismos han bajado casi un 50
por ciento la recaudación, argumentó en un reportaje
por Radio Mitre.
Por su parte, el mismo viernes a la medianoche el productor teatral Carlos
Rottemberg llenó la sala de uno de sus teatros con actores que
repudiaron la medida. Entre ellos se destacaban Soledad Silveyra y Carlos
Calvo.
Darío Lopérfido, que integra el gobierno de Fernando de
la Rúa como secretario de Cultura, también se opuso a la
medida. El teatro es una actividad que contribuye al afianzamiento
cultural de nuestro país, dijo, y añadió que
en la actualidad los niveles de rentabilidad son bajos. El
secretario también recordó que desde 1998, la actividad
teatral está eximida por ley de todo impuesto, sea nacional o municipal.
Fue justamente este argumento el que citó el comunicado de Economía
al decir que se ratifica la legislación vigente.
Si
el plan le gustó al Fondo, algo malo tendrá
Después de que Domingo Cavallo anunció una política mínimamente
bienvenida por la gente, los acreedores le desataron un golpe
de mercado. Pero ahora que el mediterráneo entró en razones
y aplicó un implacable impuestazo, en Washington le impartieron
la bendición.
Domingo
Felipe Cavallo, ministro de Economía.
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Por Julio Nudler
El mismo ajuste de 4000 millones
que Domingo Cavallo anunció anteanoche y le cayó a la gente
como un codazo en el oído, al Fondo Monetario le supo a amorosa
caricia. Tanto que diluyó sus aprensiones y lo indujo a ratificar
el blindaje que protege a la maltrecha economía argentina. Imposible
no evocar ahora aquel mensaje de economista milagrero con que el mediterráneo
estrenó el 20 de marzo su incursión en el gobierno aliancista,
asegurando que daría vuelta la crisis sin costo alguno para la
gente. Todo lo contrario, se le oyó repetir eufórico.
No habría sorpresas. Ni despidos, ni rebajas salariales ni nuevos
impuestos... aunque de hecho estaba anunciando el distorsivo tributo sobre
las cuentas corrientes. Siguiendo esa senda presuntamente heterodoxa y
transgresora, enfilada al crecimiento, Cavallo quedó de pronto
colgado de un bambú sobre el abismo. El riesgo país voló
hasta los 1284 puntos básicos el lunes pasado, mientras la recaudación
tributaria del mes se desmoronaba un 6 por ciento. El cordobés,
viendo que se mataba, resolvió entonces doblegarse ante los tenedores
de bonos y todo el establishment financiero internacional.
Este nuevo episodio ratifica la vigencia de una vieja ley, según
la cual todo paquete de política económica que pueda ser
mínimamente bienvenido por la gente, será bochado por quienes
realmente deciden la suerte de los planes. Contrariamente, si el programa
anunciado desasosiega al público, es seguro que obtendrá
el apoyo de los grandes intereses, incluido el FMI. Lo cual, sin embargo,
no garantizará su éxito, ya que la conveniencia de la banca
transnacional no necesariamente coincide con las necesidades de los países
deudores.
Como quiera que sea, ahora, con la dispensa del Fondo, la gestión
Cavallo ingresa a una nueva fase, cuya próxima meta es una reprogramación
de vencimientos de una fracción de la deuda. La operación
de repactar de mutuo acuerdo plazos y tasas hará pie sobre el renovado
ajuste fiscal, ya que éste le promete a los acreedores que el Estado
argentino tendrá los pesos para comprar los dólares y pagarles.
Pero está aún demasiado fresco como para olvidarlo aquel
análisis de los cavallistas, según el cual no era posible
marchar hacia el equilibrio fiscal en medio de la recesión. La
realidad, para el caso, es que la deflación prosigue, y hasta se
profundiza, y que esto cierne un interrogante sobre las perspectivas de
esta nueva vuelta de tuerca fiscalista.
Ahora, más que nunca, la estrategia de Economía combinará
una política fiscal muy dura, impuesta por los mercados, con una
política monetaria blanda (hasta donde lo permita Roque Maccarone
desde el Banco Central), cuyo instrumento seguirá siendo una progresiva
reducción de encajes bancarios para que haya más financiación
y tasas de interés más razonables. En el mejor de los casos,
esta receta funcionará si las empresas y la gente se exponen a
endeudarse, para lo cual habría que lograr que mejorasen sus expectativas.
Pero es la manera en que Cavallo ve el mundo: siempre desde el lado de
la oferta. A él no se le ocurre que el problema pueda estar en
la demanda, en que al consumidor, además de optimismo, le falta
plata, y que de alguna forma habría que metérsela en el
bolsillo.
En semejante situación, introducir más IVA no parece una
brillante idea, porque implica quitarle dinero al consumidor, a través
de mayores precios, para que el Estado compre con él la predisposición
de los especuladores en bonos. Encarecer bienes y servicios, valiéndose
de facultades delegadas por una ley a la que se bautizó de
competitividad, parece además un sarcasmo. Habrá que
ver, en todo caso, qué harán los productores de bienes antes
exentos de IVA o alcanzados por una alícuota menor, porque una
deflación no es el contexto más propicio para aumentar precios.
Lo que en realidad provoca deflación es la lucha por conservar
la porción de mercado que se detenta, y es muy peligroso para cualquiera
vender más caro.
Así y todo, el nuevo paquete contiene un par de medidas diferentes,
aunque insuficientes para cambiar su carácter regresivo. Una es
la imposición, a una tasa del 15 por ciento, de las ganancias de
capital, que son las otrora llamadas eventuales. La medida es buena pero
algo tardía. De haber sido establecida por Cavallo en su etapa
menemista, la masiva venta de empresas argentinas a capitales extranjeros
hubiese dejado al menos algún rédito fiscal. Ahora, cuando
ya está casi todo vendido, esta disposición tiene el sabor
de los homenajes póstumos.
En cuanto a la reducción del IVA para los bienes de capital, incluyendo
la informática y las telecomunicaciones, Cavallo calculó
alegremente que provocará, junto a la anulación del arancel
de importación, un abaratamiento del 25 por ciento en los costos
de inversión. Lápiz en mano puede estimarse la mitad de
ese número, y eso con suerte. Pero sería interesante saber
si este regalo fiscal para empresas como las privatizadas será
correspondido con una rebaja de tarifas.
Más allá de las críticas que merezca, a Cavallo habrá
que agradecerle que, por segunda vez, aleje a la Argentina del precipicio.
Asumió Economía cuando el país estaba al borde, y
de inmediato la remolcó hacia terreno más seguro. Pero pareció
olvidar que estaba en una ladera, y él mismo deslizó a la
república hasta la orilla del desastre. ¿Cuántas
veces podrá repetir este juego de verdugo salvador?
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