Principal RADAR NO Turismo Libros Futuro CASH Sátira
KIOSCO12


CAVALLO OBTUVO EL VISTO BUENO DEL FMI PARA SU NUEVO PLAN DE AJUSTE FISCAL
Lo hicieron sufrir, pero el blindaje sigue

Largas, tensas horas vivieron ayer Domingo Cavallo y parte de su equipo en la sede del Fondo Monetario hasta conseguir la aprobación para el paquete de ajuste con el que prometen encarrilar las cuentas del Estado y así tranquilizar a los acreedores. La corrección del desvío era exigida por el FMI para mantener a flote el blindaje.
Horst Köhler, director ejecutivo del Fondo, frente a Domingo Cavallo, ministro de Economía de la Argentina.

Por David Cufré
Desde Washington

Para el Fondo Monetario Internacional, el nuevo aumento de impuestos, anunciado antenoche, fue “un paso importante y decisivo”. Tan decisivo que destrabó las negociaciones entre el organismo y el Gobierno y permitió que ayer se anunciara la concreción de un acuerdo entre ambos. “Logramos lo que habíamos venido a buscar”, anunció eufórico Domingo Cavallo ya bien entrada la noche en esta ciudad. El edificio sede del FMI estaba casi desierto. El ministro y su equipo necesitaron todo un día de intensas gestiones para convencer a las autoridades del Fondo de que el renovado apretón fiscal será suficiente para cumplir con las metas previstas. Pero esa misión ya fue saldada. En cambio, cuando le preguntaron a Cavallo qué hará con el enojo de los afectados por el impuestazo, tuvo que reconocer que “no es una tarea fácil”. Igualmente, consideró que las protestas son “las reacciones naturales” que hay que soportar en circunstancias como éstas.
Hasta que Cavallo se presentó en la sala de prensa del FMI para comunicar el acuerdo, las discusiones parecían empantanadas. Por la tarde, el ministro ofreció una conferencia de prensa en la que estuvo lejos de poder anticipar que en horas finalizaría la negociación. Entre un momento y otro, lo que ocurrió fue un encuentro clave entre el ministro y el secretario del Tesoro de Estados Unidos, Paul O’Neill. Allí Cavallo planteó que necesitaba llegar a Buenos Aires con el acuerdo cerrado, porque de lo contrario mañana los mercados podrían darle un nuevo revolcón. Las máximas autoridades del FMI reconocieron desde un primer momento la voluntad del ministro por cerrar las cuentas, pero planteaban objeciones de distinta índole que amenazaban con demorar la firma del convenio.
Así quedaron planteadas las cosas luego de que Cavallo se entrevistó con Horst Köhler y Stanley Fischer, números uno y dos del Fondo. Tras esa reunión, el ministro convocó su primera conferencia de prensa y dijo, sin poder ocultar su mal humor, que se seguía “trabajando intensamente para que el director gerente del FMI recomiende la aprobación del programa argentino”. Hasta ese momento, Cavallo había supuesto que bastaba con comunicar a las autoridades del Fondo las nuevas medidas fiscales para que el acuerdo se sellara de inmediato. Pero tuvo que transpirar más de lo previsto. Köhler y Fischer le pidieron precisiones sobre el alcance del impuestazo, quisieron saber cómo hará políticamente para sostener la medida y le reclamaron explicaciones sobre su proyecto de extender la convertibilidad al euro y hacer una reprogramación voluntaria de los vencimientos de la deuda.
El ministro señaló que “nunca es fácil generalizar el IVA, pero es una medida necesaria y por supuesto la vamos a mantener”. De ese modo, repitió públicamente lo que les había dicho a sus interlocutores del FMI. Lo único que cambió fue que no se extenderá el IVA a las actividades teatrales (ver aparte). Cavallo se justificó diciendo que existe una ley del teatro que no hubo tiempo de revisar cuando se anunciaron los cambios impositivos. Pero aclaró: “El tema del teatro lo vamos a resolver”.
El equipo económico casi a pleno tuvo que presentar ante funcionarios del FMI las proyecciones fiscales a partir del aumento de impuestos y el recorte del gasto público. El trabajo fue intenso. Por el Fondo estuvieron el director para el Hemisferio Occidental, Claudio Loser, y el responsable directo del caso argentino, Tomás Reichmann. Daniel Marx, Jorge Baldrich, Federico Sturzenegger y Guillermo Mondino respondieron a los pedidos de información, amontonando gráficos sobre la mesa.
Finalmente, el Fondo se dio por satisfecho y emitió un comunicado en el que destacó: “Se da la bienvenida a las medidas anunciadas por el Gobierno, como un paso importante y decisivo para reconstruir laconfianza” en la economía argentina. “Esto es consistente con los objetivos del programa (de Cavallo), el cual es apoyado por el FMI.” También mencionó que “las discusiones con las autoridades (argentinas) sobre los detalles pendientes de la carta de intención serán concluidas en los próximos días”. Cavallo y Loser confiaron en que hoy podrán terminar con esos “detalles”, consistentes en fijar las metas trimestrales de déficit fiscal.
Pero Cavallo antes debió dar precisiones sobre sus dos proyectos más ambiciosos: la ampliación de la Convertibilidad y el canje de deuda. Respecto de la primera de esas iniciativas, en el Fondo consideran que el ministro se equivocó en lanzarla ahora. “No formará parte de la carta de intención”, sentenció Loser. De todos modos, el ministro insistió en que el proyecto aleja el fantasma de la devaluación y de la dolarización, y en que se seguirá adelante.
En cuanto a producir un canje de bonos de corto plazo por otros a más largo alcance, el ministro siguió en la línea de los últimos días. Sostuvo que “no vamos a imponerle nada a los mercados”. “En la medida que sea voluntario, amistoso hacia los mercados y permita dar una solución que favorezca la creación de un clima de confianza, lo vamos a hacer”. Cavallo tuvo que remarcar en todas las reuniones en que “jamás se pensó en una reprogramación forzosa”. Pero ese será un tema en el que seguirá a partir de hoy, en medio del mejor clima que vino a buscar, con la firma del acuerdo con el FMI, que ya consiguió.

 

Claves

Fue precisa la intercesión de Paul O’Neill, secretario estadounidense del Tesoro, para que los responsables del Fondo Monetario, Horst Köhler y Stanley Fischer, cesaran en sus reparos y aprobaran el plan de ajuste que les llevó Domingo Cavallo.
Para encontrar una salida en el regateo, el mediterráneo debió explicar a sus interlocutores que si volvía a Buenos Aires sin un acuerdo bajo el brazo, mañana lunes los mercados le pegarían un nuevo revolcón.
Cavallo y sus acompañantes –Guillermo Mondino, Jorge Baldrich, Federico Sturzenegger y Daniel Marx– debieron rendir un minucioso examen ante los funcionarios del Fondo. Las preguntas incluyeron dos cuestiones espinosas: la proyectada cesta de monedas, como nueva referencia de la convertibilidad, y el canje de deuda para aliviarle al país el cronograma de vencimientos.
El ministro reiteró con sumo cuidado que el canje será una operación consensuada con los tenedores de bonos, alejando el fantasma de una reprogramación compulsiva de la deuda y, por supuesto, de una cesación de pagos.
En la misma jornada, en el rostro de Cavallo se sucedieron la preocupación y la euforia.

 

Adiós al stress financiero

“Lo que ahora puede vaticinarse es una rápida normalización de la situación financiera, pero en realidad el desafío principal será, nuevamente, cómo sacar a la economía de la deflación, a la que todavía no se le ve final.” Esto piensa Miguel Bein, quien ocupó la Secretaría de Programación durante la gestión de José Luis Machinea como ministro de Economía. Está convencido de que “nos alejaremos a gran velocidad del estado de stress financiero, para volver a lo que discutíamos en febrero”. Es decir, si la economía podrá o no arrancar, y en todo caso cuándo. Para Bein, la recesión con deflación que comenzó en julio de 1998 continúa sin importar quién ocupa en cada momento el Ministerio de Economía. La ve como una de las razones de la pobre recaudación tributaria que mostrarán los números de abril, aunque también la atribuye a la escalada en las tasas de interés, que volvió relativamente barata la opción de financiarse contra la AFIP (organismo que, por otra parte, continúa muy limitado en sus medios, al punto de no contar con un presupuesto publicitario).
Acerca del megacanje de deuda, Bein sostiene que prolongará la escalada alcista en la cotización de los bonos, iniciada el miércoles último, pero encuentra difícil esperar que el riesgo país retorne rápidamente a niveles soportables. De todas formas, augura la reapertura del mercado de crédito para el país.

 

CONTRA EL IMPUESTO A LOS MEDIOS
“Una grave amenaza”

Entidades, editores y asociaciones de distribuidores de diarios y revistas, de la Argentina y el exterior, criticaron ayer la decisión del Gobierno de generalizar el IVA a los medios gráficos. La Asociación de Entidades Periodísticas Argentinas (ADEPA) sostuvo en un comunicado que, si se concreta el anuncio, el Gobierno “podrá pasar a la historia con la responsabilidad de haber iniciado un proceso de extinción del pluralismo informativo en la Argentina”.
La Asociación de Editores de Diarios de la Ciudad de Buenos Aires (AEDBA) aseguró que la medida “viene a consumar una grave amenaza que desde hace tiempo se cierne sobre la vigencia de la libertad de prensa en el país” ya que “la libertad de expresión, a la que la Constitución Argentina otorga un papel fundamental como instrumento de información y control ciudadano, exige que los medios de comunicación no sean considerados sólo desde un punto de vista económico” (ver solicitada en página 5). En otra solicitada (ver página 6), los vendedores y distribuidores de diarios y revistas de todo el país aseguraron que la decisión del Gobierno atenta “contra la libertad de prensa y contra el derecho a trabajar” y agregaron que “es un claro retroceso en la lucha por la libertad de expresión ya que en la mayoría de las democracias del mundo los medios de comunicación están exentos del IVA”.
Las protestas también llegaron desde el exterior. En una carta dirigida a De la Rúa, Donald Kummffeld, presidente de la Federación Internacional de la Prensa Periódica, que nuclea a editores de 38 países, solicita la anulación de la medida. “Los impuestos a la prensa producen una seria amenaza a la libertad de expresión: es un modo de controlar a la prensa y prevenir las críticas legítimas”, sostiene. En otra carta, firmada por editores de publicaciones de diferentes países, como Tiempo Libre de México o Red Globo de Brasil, le piden a De la Rúa que revea la medida. Y le solicitan que se exprese “en forma explícita y urgente a favor de la conveniencia de promover el acceso a los medios de comunicación escritos a todas las clases sociales”.

 


 

LA “LABOR TEATRAL” SEGUIRA EXENTA
El IVA, mutis por el foro

El Impuesto al Valor Agregado no será extendido al teatro. Luego de enterarse de las diversas protestas de actores y productores del medio, el ministro de Economía, Domingo Cavallo, dio marcha atrás con una medida a la que se opuso hasta Darío Lopérfido, secretario de Cultura de la Nación.
La novedad fue anunciada anoche a través de un comunicado que emitió el Ministerio de Economía, previa orden de Cavallo, que estaba de viaje en Washington. El texto señala que “ratificando la legislación vigente en materia de protección al teatro argentino, se ha decidido incluir como actividad exenta de impuesto al valor agregado lo relacionado con la labor teatral”.
Cavallo rebobinó con la generalización del IVA al teatro luego de la fuerte resistencia que generó la medida entre productores y actores del medio. Por caso, el empresario artístico Alejandro Romay había anunciado ayer su decisión de levantar las obras que produce en distintos teatros de esta capital y de no estrenar las que está preparando. “No voy a producir más y voy a esperar, voy a devolver la llave del teatro Broadway porque alquilo esa sala, no soy el dueño, aunque la remocé, la puse bien para poder producir, traje todos los elementos técnicos, sobre todo los lumínicos que son muy caros”, dijo resignado el ex Zar de la TV.
Romay había anunciado además su decisión de “bajar” todas las obras que estaba preparando. Si Cavallo no hubiera repensado la medida, los espectáculos actualmente en cartelera “Fiebre de Sábado por la Noche”, que está en el teatro Broadway; “La tiendita del horror”, que puede verse en el teatro El Nacional, hubieran desaparecido, igual que “La opinión de Emy” (Broadway), que estaba en producción y con fecha de estreno estipulado para el 29 de mayo. Para justificar la decisión, que al final no llegó a tomar, Romay dijo: “Esto es un negocio, es una actividad que uno puede hacer por vocación, pero hasta un límite. Este 21 por ciento (del IVA) viene a colmar la paciencia, pero aquí lo que estamos sufriendo es el problema de la población, que no tiene dinero para ir al teatro, los cines mismos han bajado casi un 50 por ciento la recaudación”, argumentó en un reportaje por Radio Mitre.
Por su parte, el mismo viernes a la medianoche el productor teatral Carlos Rottemberg llenó la sala de uno de sus teatros con actores que repudiaron la medida. Entre ellos se destacaban Soledad Silveyra y Carlos Calvo.
Darío Lopérfido, que integra el gobierno de Fernando de la Rúa como secretario de Cultura, también se opuso a la medida. “El teatro es una actividad que contribuye al afianzamiento cultural de nuestro país”, dijo, y añadió que “en la actualidad los niveles de rentabilidad son bajos”. El secretario también recordó que desde 1998, la actividad teatral está eximida por ley de todo impuesto, sea nacional o municipal. Fue justamente este argumento el que citó el comunicado de Economía al decir que se ratifica la legislación vigente.

 


 

Si el plan le gustó al Fondo, algo malo tendrá

Después de que Domingo Cavallo anunció una política mínimamente bienvenida por la gente, los acreedores le desataron un golpe de mercado. Pero ahora que el mediterráneo entró en razones y aplicó un implacable impuestazo, en Washington le impartieron la bendición.

Domingo Felipe Cavallo, ministro de Economía.


Por Julio Nudler

El mismo ajuste de 4000 millones que Domingo Cavallo anunció anteanoche y le cayó a la gente como un codazo en el oído, al Fondo Monetario le supo a amorosa caricia. Tanto que diluyó sus aprensiones y lo indujo a ratificar el blindaje que protege a la maltrecha economía argentina. Imposible no evocar ahora aquel mensaje de economista milagrero con que el mediterráneo estrenó el 20 de marzo su incursión en el gobierno aliancista, asegurando que daría vuelta la crisis sin costo alguno para la gente. “Todo lo contrario”, se le oyó repetir eufórico. No habría sorpresas. Ni despidos, ni rebajas salariales ni nuevos impuestos... aunque de hecho estaba anunciando el distorsivo tributo sobre las cuentas corrientes. Siguiendo esa senda presuntamente heterodoxa y transgresora, enfilada al crecimiento, Cavallo quedó de pronto colgado de un bambú sobre el abismo. El riesgo país voló hasta los 1284 puntos básicos el lunes pasado, mientras la recaudación tributaria del mes se desmoronaba un 6 por ciento. El cordobés, viendo que se mataba, resolvió entonces doblegarse ante los tenedores de bonos y todo el establishment financiero internacional.
Este nuevo episodio ratifica la vigencia de una vieja ley, según la cual todo paquete de política económica que pueda ser mínimamente bienvenido por la gente, será bochado por quienes realmente deciden la suerte de los planes. Contrariamente, si el programa anunciado desasosiega al público, es seguro que obtendrá el apoyo de los grandes intereses, incluido el FMI. Lo cual, sin embargo, no garantizará su éxito, ya que la conveniencia de la banca transnacional no necesariamente coincide con las necesidades de los países deudores.
Como quiera que sea, ahora, con la dispensa del Fondo, la gestión Cavallo ingresa a una nueva fase, cuya próxima meta es una reprogramación de vencimientos de una fracción de la deuda. La operación de repactar de mutuo acuerdo plazos y tasas hará pie sobre el renovado ajuste fiscal, ya que éste le promete a los acreedores que el Estado argentino tendrá los pesos para comprar los dólares y pagarles. Pero está aún demasiado fresco como para olvidarlo aquel análisis de los cavallistas, según el cual no era posible marchar hacia el equilibrio fiscal en medio de la recesión. La realidad, para el caso, es que la deflación prosigue, y hasta se profundiza, y que esto cierne un interrogante sobre las perspectivas de esta nueva vuelta de tuerca fiscalista.
Ahora, más que nunca, la estrategia de Economía combinará una política fiscal muy dura, impuesta por los mercados, con una política monetaria blanda (hasta donde lo permita Roque Maccarone desde el Banco Central), cuyo instrumento seguirá siendo una progresiva reducción de encajes bancarios para que haya más financiación y tasas de interés más razonables. En el mejor de los casos, esta receta funcionará si las empresas y la gente se exponen a endeudarse, para lo cual habría que lograr que mejorasen sus expectativas. Pero es la manera en que Cavallo ve el mundo: siempre desde el lado de la oferta. A él no se le ocurre que el problema pueda estar en la demanda, en que al consumidor, además de optimismo, le falta plata, y que de alguna forma habría que metérsela en el bolsillo.
En semejante situación, introducir más IVA no parece una brillante idea, porque implica quitarle dinero al consumidor, a través de mayores precios, para que el Estado compre con él la predisposición de los especuladores en bonos. Encarecer bienes y servicios, valiéndose de facultades delegadas por una ley a la que se bautizó “de competitividad”, parece además un sarcasmo. Habrá que ver, en todo caso, qué harán los productores de bienes antes exentos de IVA o alcanzados por una alícuota menor, porque una deflación no es el contexto más propicio para aumentar precios. Lo que en realidad provoca deflación es la lucha por conservar la porción de mercado que se detenta, y es muy peligroso para cualquiera vender más caro.
Así y todo, el nuevo paquete contiene un par de medidas diferentes, aunque insuficientes para cambiar su carácter regresivo. Una es la imposición, a una tasa del 15 por ciento, de las ganancias de capital, que son las otrora llamadas eventuales. La medida es buena pero algo tardía. De haber sido establecida por Cavallo en su etapa menemista, la masiva venta de empresas argentinas a capitales extranjeros hubiese dejado al menos algún rédito fiscal. Ahora, cuando ya está casi todo vendido, esta disposición tiene el sabor de los homenajes póstumos.
En cuanto a la reducción del IVA para los bienes de capital, incluyendo la informática y las telecomunicaciones, Cavallo calculó alegremente que provocará, junto a la anulación del arancel de importación, un abaratamiento del 25 por ciento en los costos de inversión. Lápiz en mano puede estimarse la mitad de ese número, y eso con suerte. Pero sería interesante saber si este regalo fiscal para empresas como las privatizadas será correspondido con una rebaja de tarifas.
Más allá de las críticas que merezca, a Cavallo habrá que agradecerle que, por segunda vez, aleje a la Argentina del precipicio. Asumió Economía cuando el país estaba al borde, y de inmediato la remolcó hacia terreno más seguro. Pero pareció olvidar que estaba en una ladera, y él mismo deslizó a la república hasta la orilla del desastre. ¿Cuántas veces podrá repetir este juego de verdugo salvador?

 

PRINCIPAL