Por Raúl Kollmann
Eduardo Duhalde le ganaría
por amplio margen a Raúl Alfonsín en la carrera electoral
por la senaduría en la provincia de Buenos Aires. En la Capital
Federal se da un hecho curioso: encabezan la intención de voto
tres candidatos que, por ahora, desmienten rotundamente que se van a presentar.
La que saca una enorme ventaja es Elisa Carrió, muy lejos, pero
en el segundo lugar, se ubica Carlos Chacho Alvarez y en el
tercer puesto está Irma Roy, quien competirá por la conducción
del PJ porteño, no por la banca de senadora. Los números
demuestran que el papel protagónico lo tienen por ahora los no
sabe/no contesta, o sea los indecisos. La crisis económica especialmente
ha hecho que una gran parte de los ciudadanos ni se pregunte por quién
va a votar en octubre. Tal vez lo más notable es la sólida
trepada de la imagen de Domingo Cavallo, quien aparece junto a Carrió
y Carlos Ruckauf como los dirigentes políticos mejor vistos.
Las conclusiones surgen del estudio realizado especialmente para Página/12
por la consultora Graciela Römer y Asociados. En total se encuestaron
a 950 personas en Capital Federal y Gran Buenos Aires. Las entrevistas
se hicieron en los domicilios de los encuestados y en el total de la muestra
se respetaron las proporciones por edad, sexo y nivel socioeconómico.
El trabajó se terminó de procesar este viernes, aunque obviamente
no incluye el cimbronazo del paquete económico anunciado por Cavallo
ese día.
En la provincia de Buenos Aires, Duhalde sigue manteniendo su intención
de voto, pero es marcado el descenso de Raúl Alfonsín. Según
Römer, el ex presidente perdió casi la mitad de los votos
en los últimos ocho meses. Si se proyectan los indecisos, por cualquier
método, y la elección fuera hoy, tendríamos una paliza
inconmensurable de casi 30 puntos de ventaja.
La candidatura del cura Luis Farinello consigue un porcentaje importante
(11 por ciento), aunque en una elección tan polarizada como la
que se viene (entran sólo dos candidatos del partido que gana y
uno por el que sale segundo), la lógica es que Farinello pierda
una porción de sus apoyos en aras del llamado voto-útil.
Todo indica que Patti va a sufrir el mismo proceso, pero partiendo de
un piso mucho menor, ya que hoy sólo alcanza al 6 por ciento de
la intención de voto. Muy lejos, en el quinto lugar, queda el cavallista
Guillermo Francos, lo que habla claro de que los hombres del ministro
de Economía tienen que sumarse a alguna de las dos listas mayoritarias.
Cavallo quiere ir con la Alianza, pero Alfonsín, por ahora, no
lo acepta.
En la Capital Federal, la encuesta de Römer ratifica la impresionante
perfomance de Lilita Carrió, la candidata que no es candidata.
Sin embargo, lo más llamativo de la elección porteña
es que parece no haber candidatos fuertes: entre los que sí se
piensan presentar en octubre, el que se ubica mejor es Gustavo Beliz con
apenas el 7 por ciento. Es decir, casi nada. El panorama está abierto,
la lógica es que gane la Alianza, aunque si Carrió se presenta,
es obvio que será la favorita. Por otra parte, la división
del oficialismo le puede dejar espacio al PJ, que viene de una elección
catastrófica pero que sumando la intención de voto de Irma
Roy, Beliz, Mauricio Macri y Daniel Scioli podría alcanzar un 24
por ciento de los votos. Es cierto que científicamente no se puede
hacer esa suma, por cuanto el que votaría por Macri, por ejemplo,
si al final no es candidato tal vez no vote por el candidato del justicialismo.
Hay un detalle en el que hay fijarse dice Römer,
en octubre también se votan diputados. Lo que se ve hasta ahora
es que esa elección no está instalada y nosotros hicimos
un ensayo. Le preguntamos a la gentea quién le gustaría
ver como candidatos. En la Alianza hubo un resultado asombroso: a la gente
le gusta Federico Storani como candidato. Se fue del Gobierno, pero la
gente no vio mal su ida. En el PJ también la respuesta fue sorprendente:
Chiche Duhalde apareció como la mejor ubicada.
En el listado de los dirigentes con mejor imagen, es notoria la trepada
de Cavallo, quien se ubica en primer lugar. Es cierto que la encuesta
se hizo antes de los anuncios del viernes, que seguramente bajaron en
algo su nivel de opiniones positivas, pero también debe considerarse
que el actual es casi el mejor escenario para un hombre como Cavallo,
que es percibido como una especie de salvador. Más sólidas
son las opiniones positivas de Carrió y Ruckauf, que se vienen
ubicando en esos porcentajes desde hace tiempo. Su imagen, por ahora,
no depende tanto de las idas y venidas político-económicas.
Como se ve, De la Rúa sigue estando muy mal en la consideración
de la gente y lo propio ocurre con el ex presidente Carlos Menem y el
líder del Frepaso, Carlos Alvarez.
ENCUESTAS
¿Qué puede lograr Cavallo?
Principales problemas del país
Voto a senador, Capital Federal
Imagen positiva de los principales políticos
Voto a senador, provincia de Buenos Aires
¿De la Rúa va en el camino correcto o incorrecto?
¿Cómo estará la situación económica dentro de
un año?
Sector político en el que debería apoyarse más
Fernando de la Rúa
Expectativas,
pero sin exagerar
Por R. K.
A pesar de que el ingreso
de Domingo Cavallo al Gobierno logró mejorar las expectativas de
la gente, ello no se tradujo en una mejora importante de la evaluación
de la gestión del gobierno de Fernando de la Rúa. Es más,
la gente cree que tal vez Domingo Cavallo pueda atraer inversiones extranjeras,
que seguramente va a asegurar que se mantenga la convertibilidad, pero
al mismo tiempo hay una memoria histórica, y los encuestados dicen
que aún en los años en los que creció el país,
cuando estuvo Cavallo, hubo más desempleo y más pobreza
y eso puede repetirse. Este es el diagnóstico de la consultora
Graciela Römer, analizando la curiosa paradoja que surge de la encuesta:
hay más expectativa, la imagen de De la Rúa no mejora, se
piensa que es difícil que se reduzca el desempleo y la pobreza.
Es muy probable que los anuncios de impuestos del viernes hayan
modificado en algo estos porcentajes, en perjuicio de Cavallo y del Gobierno
completa Römer, pero lo que se ve en la encuesta ya muestra
que la gente no esperaba gran cosa en las áreas de más importancia
para la familia: el desempleo, la pobreza, mejores salarios. Como
se ve en el dramático gráfico sobre el apoyo a la gestión
del gobierno nacional, la línea es descendente casi sin continuidad.
Es llamativa la contradicción con la apreciación del rumbo
de De la Rúa: bajó del 72 al 65 por ciento la gente que
cree que va en el camino incorrecto, pero igualmente el apoyo a la gestión
del Presidente no sube, sigue mal en el 19 por ciento. Estos índices
se parecen bastante a los que tenía Carlos Menem al final de su
desgastado último mandato. Desde el punto de vista de la identificación
partidaria, entre los radicales, la mitad evalúa bien a De la Rúa
y la otra mitad lo califica mal, mientras que una amplia mayoría
del Frepaso está en desacuerdo con lo que hace el Presidente.
Lo más notorio es el cambio en las expectativas. En enero, un 35
por ciento de los encuestados decían que el país iba a estar
peor en el 2002, ahora la cantidad de pesimistas bajó categóricamente
al 15 por ciento. Y el fenómeno contrario ocurrió con los
optimistas: eran apenas el 20 por ciento los que decían que el
país va a estar mejor en el 2002 y ahora son un 41 por ciento.
Esto muestra que la llegada de Cavallo provocó esperanzas. Entre
los problemas considerados como principales, hay una constante: el desempleo
es evaluado desde hace varios años como el peor de los males que
aquejan al país. Es notorio el salto en la preocupación
por la seguridad: en 1998 apenas el 17 por ciento decía que era
el principal problema argentino, ahora ese porcentaje trepó al
46, aunque muy lejos de la cuestión del desempleo.
El efecto.Cavallo quedó evidenciado también a la hora de
una opinión sobre lo que debe hacer el Gobierno en el terreno de
las alianzas. A principio de año, una parte importante de la ciudadanía
decía que De la Rúa debía apoyarse en la Alianza
para gobernar y sólo un 7 por ciento quería a Cavallo. Hoy,
siete de cada diez encuestados cree que la Alianza no tiene futuro y creen
que De la Rúa debe apoyarse en la gente de su ministro de Economía.
De todas maneras, como viene ocurriendo desde hace tiempo, los ciudadanos
están convencidos que se necesita un gobierno de amplio consenso,
con un papel importante de Cavallo.
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